Fue el dulce más reclamado durante los recreos en los alrededores de los institutos situados en las Islas, quitando el apetito a más de uno de forma considerable, pero hoy en día cuesta encontrarlo más allá de algún mostrador de las gasolineras de Canarias.
Es el antaño famoso Matahambre, y debe su nombre a la importante densidad calórica. Hoy en día, entre el incremento de la oferta y la concienciación sobre lo que supone un exceso de azúcar, felizmente pasa por ser un desconocido en las aulas.