la palma

“El estudio del pasado nos sirve para que se reflexione sobre el presente”

La doctora en Filología Clásica y catedrática Mercedes Madrid ofreció una charla ayer al alumnado de varios centros de la Isla
El Museo Arqueológico Benahorita acogió la charla; en el recuadro, la catedrática Mercedes Madrid. D.T.
El Museo Arqueológico Benahorita acogió la charla; en el recuadro, la catedrática Mercedes Madrid. D.T.
El Museo Arqueológico Benahorita acogió la charla; en el recuadro, la catedrática Mercedes Madrid. D.T.

El Ciclo de Clásicas Tertulias, organizado por la Sociedad Española de Estudios Clásicos y el Cabildo de La Palma, arrancó ayer con una charla dirigida al alumnado de varios centros educativos de la Isla sobre los jóvenes en la Antigua Grecia, impartida por la doctora en Filolofía Clásica y catedrática de Griego Mercedes Madrid Navarro. Ya en horario vespertino, el Palacio Salazar de la capital palmera acogió una segunda ponencia titulada Identidad ciudadana, memoria y olvido en la génesis de la democracia.

“Realmente el título hay que trasladarlo a las concepciones actuales, porque la idea de un joven en la antigua Grecia carecía de identidad”, explica la académica. En aquellos tiempos, la infancia era considerada una etapa “salvaje”, según Platón, y la vida se dividía en dos momentos clave: la niñez y la edad madura. A los 16 años, los varones se incorporaban a la agrupación censal de sus padres, y a los 18 se introducían en una institución militar llamada Efebeia, en la que se instruían hasta poseer los recursos adecuados para formar parte de la falange hoplita; para asumir las responsabilidades de un ciudadano de pleno derecho. Las féminas, por el contrario, tenían su paso a la madurez delimitado por la menstruación, hecho a partir del cual se iniciaba su etapa de soltera-casadera, en la que, añade la ponente: “se las exhibía para el matrimonio, hasta que tuvieran una propuesta de contrato de un padre”, como en los ritos aristócratas.

Madrid Navarro advirtió que “cada sociedad tiende a normalizar sus anomalías”, y que, en ocasiones, es difícil evidenciar las diferencias entre unas y otras más allá del contexto histórico. Sin embargo, poniendo como ejemplo los umbrales de edad aceptados social y normativamente para determinar qué se considera joven -en Canarias se abandona este ciclo vital por Ley a los 30 años-, asegura que “nosotros en occidente tenemos un abanico de las etapas de la vida que se ha ido diseccionando”. Además, cada uno de estos periodos “tiene una identidad, y la prueba es que yendo a una gran superficie vemos que hay una planta entera para bebés”.

Hasta finales del siglo XIX, en occidente solo había tres etapas, apunta la docente. “Ese contraste nos hace reflexionar sobre cuál es la situación que vivimos y ver que somos unas personas afortunadas”, porque a pesar de problemas como el desempleo, “tenemos derecho a una enseñanza obligatoria para todos”. En este sentido, afirmó que su principal motivación para dar a conocer a los adolescentes esta comparativa es que “el estudio del pasado nos sirve para que se reflexione sobre el presente”.

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