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Constituciones del siglo XX

En el siglo XX, España ha tenido dos Constituciones, la del 31 de la República y la actual del 78, como monarquía parlamentaria. La primera nos llevó a la guerra civil y la segunda resolvió la dictadura a que nos condujo la primera. Ambas debemos situarlas en la Europa de su tiempo. En las entreguerras mundiales, la primera con los nacionalsocialismos y el comunismo, y la del 78 en plena construcción de la supranación europea, ya respondiendo a la globalización. El primer problema a atender ha sido “ruptura o reforma”, y en ellas la existencia o no de “pacto”. En el 31, precipitó la república las elecciones municipales, luego de la Dictadura de Primo de Rivera, con la monarquía no parlamentaria de Alfonso XIII.

La Constitución del 31 fue de ruptura y se pactó sin integrar a las derechas. La ruptura revolucionaria implicaba la exclusión de amplios sectores sociales de la vida pública, planteando una revolución de contenido social, económico y cultural, paso intermedio a la revolución socialista. Nacía negando uno de los principios de las democracias liberales, la “alternancia”, donde es posible cambiar el poder sin recurrir a la violencia. La victoria en las elecciones republicanas del 33 de la coalición de derechas, dio lugar a la revolución de octubre del 34, inducida por Largo Caballero, el Lenin español y líder en el PSOE. La República decían, sólo puede ser gobernada por la izquierda. Ya desde su origen el gobierno se vio superado por la calle, desde la quema de iglesias en el 31. El asalto al liberalismo, expresado en la economía y la política fue el tono general. Iniciado desde la aprobación de la Constitución, que no votó su Presidente Niceto Alcalá Zamora, ni 98 diputados de las derechas, de los 474 de la Cámara Única de la república, al verse excluidos de ella.

Jiménez de Azúa, redactor de la Constitución del 31, la calificaba de “Constitución de Izquierdas”. Sectarismo que se vio incrementado en palabras de Manuel Álvarez Tardío, “1936 Fraude y Violencia” (2017), y según las Memorias de Niceto Alcalá Zamora, “Asalto a la República. Enero – Abril 1936” (2011), Donde confirman el fraude y las derivas totalitarias de la república en las elecciones del 36, que desembocaron en julio en la guerra civil; cuando la escolta de Indalecio Prieto, ministro socialista, mató a Calvo Sotelo líder de la oposición.

La Constitución del 78 se hizo de “la ley a la ley”, en palabras de Torcuato Fernández Miranda, cuando el parlamento franquista se autodisolvió. En este caso fue una “reforma pactada”, integrando a la totalidad de las opciones políticas. Consenso posible con la “Ley de Reforma Política” y el “Referéndum” de diciembre del 76, apoyado por el 94,2% de los españoles. La mayoría social de todos los extractos políticos. suscribían una acción de “moderación y cautela”, reclamada por una amplia clase media, en que España había transformado su estructura social; como sociedad de servicios, con seguridad social, sanidad y escuela. La “Ley de Amnistía” del 77, abrió el camino a todos los partidos, incluido el comunista, que acudieron a las Elecciones de junio del 77, ganadas por la UCD de Suárez. Este primer Parlamento aprobó la Constitución de diciembre del 78. Antonio García Trevijano, líder en la Platajunta del 74, en su “Discurso de la República” (1994), apuntaba algunos de los conflictos anclados en la Constitución del 78. Entre ellos la oligarquía del estado de partidos, la autodeterminación de los nacionalismos lingüísticos, el sistema electoral deficiente, la deslealtad de los actores políticos, la necesaria regeneración institucional. La desafortunada “Ley de Memoria Histórica” del 2007 de Zapatero, ha roto los consensos de la Constitución del 78, regresando a los conflictos de los años 30, cuando los reales están en Europa y en la globalización. La democracia liberal sólo es posible con reformas pactadas.

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