Las mentes más brillantes de todos los tiempos se han visto cautivadas por los indescifrables secretos que encierra la felicidad. Y también hoy en día es una de las materias que genera mayor interés en el ámbito de la psicología positiva y la neurociencia, acumulando un gran número de estudios e investigaciones. Lo que no podemos negar es que la amplitud del tema nos daría para escribir páginas y páginas, tal como podemos observar en las librerías copadas de cientos de libros dedicados a las bondades de la preciada joya de las emociones positivas.
En estas líneas no pretendo descubrirte la fórmula mágica para alcanzar la felicidad instantánea, pero sí aportarte algunas claves que te lleven a poner en práctica nuevas perspectivas, actitudes y conductas que te guíen en el arduo camino de encontrar más momentos de plenitud y bienestar en tu día a día.
Los recuerdos
Si te paras a pensarlo por un momento, hay días enteros que pasan sin dejar huella y hay instantes de dicha que perduran en nuestra memoria para siempre. Quizás no recuerdes lo que comiste hace unos días, o lo que estabas haciendo tal día como hoy hace un año, pero seguro que recuerdas con total claridad tu primer beso, un viaje inolvidable, el sabor de un plato exquisito, el aroma de alguien especial o el nacimiento de un hijo… ¿qué tienen todos esos momentos felices que los hace eternos?, ¿cómo podemos crear más momentos memorables en nuestra vida diaria?
Nuestros recuerdos influyen de forma asombrosa en nuestra percepción del mundo, autoestima y expectativas. Contribuyen a construir nuestra personalidad y pueden ser verdaderos generadores de emociones. Algo que nos lleva a preguntarnos ¿qué factores condicionan esos momentos para atesorarlos e influirnos de forma tan poderosa?
El prestigioso Instituto de Investigación sobre la Felicidad de Copenhage, liderado por el escritor e investigador Meik Wiking, llevó a cabo en 2018 un amplio estudio sobre la felicidad bajo el nombre: “el Estudio del Recuerdo Feliz”. Para realizarlo contaron con participantes de 75 países, de todas las edades y condiciones sociales, a los que se le pidió que describieran el primer recuerdo feliz que les viniera a la mente. Interesante, ¿verdad? Pues antes de proseguir te invito a responder a esa misma pregunta…
La receta mágica
Para sorpresa de los investigadores, llegaron a la conclusión de que el variopinto catálogo de experiencias que describían las personas tienen en común características y patrones recurrentes, que responden a una serie de factores que confluyen para que la memoria selectiva los incorpore a nuestra base de datos personal.
La fórmula de las experiencias felices reúne cuatro ingredientes esenciales, que combinados dejarán una huella imborrable (algo que te invito a comprobar por ti mismo).
NOVEDOSA
Para que una experiencia sea inolvidable debe tener una pizca de originalidad. Sucede cuando hacemos algo por primera vez, cuando realizamos un descubrimiento o cuando algo nuevo nos sorprende. Que sea único lo hace atractivo e irresistible para nuestra memoria y atención, así que provecha el poder de las primeras veces. Una vez al año visita un lugar al que no hayas ido nunca, experimenta en la cocina o atrévete a realizar alguna actividad que nunca antes hayas practicado.
SIGNIFICATIVA
Este es el ingrediente principal de las vivencias que aportan sentido a nuestra vida, que nos revelan el valor de las cosas importantes. Cuando esto ocurre estamos presentes, en el aquí y ahora, comprometidos e implicados en aquello que nos parece trascendente como la llegada de un bebé a la familia, compartir una fecha señalada con tus seres queridos, la superación de un reto o sentirte plenamente realizado en tu trabajo.
EMOCIONAL
La intensidad de las emociones que experimentamos es un ingrediente indispensable. El impacto de un suceso será mayor cuanto más nos involucre emocionalmente, ya sea una intrépida aventura con amigos, un momento apasionado con la persona amada o la vivencia de una situación conmovedora. Sin duda, estos instantes entraran a formar parte del ADN de tu memoria vital.
MULTISENSORIAL
Ya lo decía el filósofo chino Confucio: “cuéntamelo y lo olvidaré, enséñamelo y lo recordaré, hazme partícipe y lo aprenderé”. Y así es. Porque no es lo mismo que te lo cuenten que vivirlo, aquellas experiencias que involucran varios de nuestros sentidos perduran e influyen en nuestra forma de percibir el mundo, estimulan el aprendizaje y refuerzan nuestras habilidades. Si algo o alguien es capaz de estimular todos tus sentidos marcará un antes y un después en algún aspecto de tu vida.
Por mucho que nos traten de convencer, la felicidad no es una moda ni requiere de una búsqueda extenuante. Todos podemos ser arquitectos de vidas repletas de momentos extraordinarios. Simplemente atreviéndonos a llenarlas de experiencias sencillas que aporten sentido y plenitud cada día vivido.
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