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David Ramos: “Pensamos que la tecnología nos salvaría del clima”

El profesor universitario advierte de que no existe “una mayoría de los ciudadanos concienciada”, ni siquiera en asuntos tan básicos como el reciclaje
David Ramos (segundo por la derecha) participó el pasado viernes en una mesa redonda de la COP25. DA

Entre el elenco de participantes en la Cumbre del Clima COP25, que se celebró estos días en Madrid, la Isla Bonita ha contado con varios embajadores. Uno de ellos es David Ramos Pérez (Los Llanos de Aridane, 1976), profesor de Geografía en la Universidad de Salamanca, que formó parte de una mesa redonda titulada Volar en tiempos de cambio climático: cómo reducir el impacto del sector de la aviación, temática que no solo está estrechamente vinculada al modo de vida predominante en el Archipiélago canario, su tierra natal, sino a la tesis con la que se doctoró en 2006, sobre la liberalización del mercado comunitario de transporte aéreo.

En una entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS, el académico aridanense explica que la principal causa de que se estén manejando cifras tan elevadas de emisión de gases en los desplazamientos es “nuestro sistema de producción y consumo”. Un problema estructural que se vería reflejado en la duración de las jornadas de trabajo o las vacaciones, que, en definitiva, nos empujan a llevar un ritmo vital sumamente frenético, incompatible con “los medios de transporte más sostenibles, que son más lentos e implican viajes que demoran mucho más en sus recorridos”.

David Ramos entiende que el método menos contaminante para desplazarse es el ferrocarril, considerando “las distancias que nos permite recorrer y su velocidad”; un medio de especial utilidad en territorios continentales, así como “una alternativa válida frente al transporte aéreo”. En cambio, en Islas asegura que “sería el barco, pero con una revolución tecnológica respecto a los que estamos acostumbrados a ver en Canarias”, puesto que los ferries de alta velocidad “tienen consumos de combustible y emisiones de gases de efecto invernadero muy elevados”. A su juicio, en la Comunidad Autónoma podrían implementarse naves “que utilicen gas licuado o asociados a la movilidad eléctrica, como ya hay algunos ejemplos en Noruega”.

“El problema es que, durante décadas, hemos alimentado la idea de que la tecnología nos salvaría; que habría un cambio tecnológico de tal calado que seríamos capaces de neutralizar nuestra huella ecológica”, indica. De ahí que, a estas alturas en las que ya son palpables las consecuencias del cambio climático, no exista una “mayoría de los ciudadanos concienciada”, ni siquiera en “cuestiones tan sencillas como el reciclaje, lo más básico desde un comportamiento individual”.

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