sociedad

Mariano González, el policía que lucha día a día contra la violencia de género

Con cuatro décadas en el Cuerpo Nacional de Policía, este agente lleva ocho años asesorando y acompañando a las víctimas palmeras de esta lacra social en la subunidad de protección a las mujeres


Mariano González Calvo, con cuarenta años en el Cuerpo Nacional de Policía y ocho en la subunidad de protección a mujeres víctimas de violencia de género en La Palma, reconoce que el trabajo silencioso y de paisano que hace a diario, protegiendo y asistiendo a madres, hijas y abuelas amenazadas por la violencia machista en la Isla, le ha cambiado.

De su hoja de méritos y reconocimientos, el reciente Premio Meninas con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género que le entregó la Delegación del Gobierno en Canarias, es de los más significativos porque “proviene de fuera del cuerpo policial al que pertenezco, es social y he de reconocer que me sentí abrumado al recibir la noticia”. Asegura que este premio “es resultado de la sensibilidad, del conocimiento cercano y de la implicación de la directora insular de la Administración General del Estado en La Palma, Ana María de León, que es un mujer extraordinaria y una gran defensora de la igualdad, además de mi jefe de comisaría, José Luis Gutiérrez, que me facilita y me ayuda a diario en la tarea que tenemos que hacer en una materia tan importante en la Isla”.

Dar un paso al frente

Mariano se empeña, en el transcurso de esta charla con DIARIO DE AVISOS, en huir de la autocomplacencia, e insiste en que su relato, más que de las virtudes que le han hecho merecedor de este premio, pueda servir “para que las mujeres que sean víctimas de violencia de género den un paso adelante y sepan que el sistema, aunque es mejorable como todo, funciona, y que en torno a esta lacra social contra la que luchamos hay todo un protocolo en el que se va a sentir acompañada”.

Añade convencido que “hay que desechar el miedo y pedir ayuda”. Muchas de las horas de su jornada de trabajo las pasa amparando a víctimas de la violencia de género. Siempre de paisano y a veces desde la propia comisaría, aún cuando la mujer no tenga claro si va a denunciar, dando información sobre los recursos que hay a su disposición desde varias instituciones.

Escuchando a Mariano cualquiera diría que es un hombre que lucha contra el miedo, contra el silencio. Su humildad y su profunda comprensión de la variada mecánica de comportamiento y reacción de las víctimas de la violencia machista, de todos los estratos sociales y de edades muy diversas, pero también de los perfiles de los agresores y de los riesgos que corren esas mujeres, le convierten en uno de esos seres humanos que permiten creer en que la esencia humana de las instituciones policiales, de la empatía y la generosidad más allá de la burocracia y los formularios que tratan de medir el dolor y el riesgo de las que temen. Solo en la capital palmera hay más de una treintena de mujeres en el sistema de protección.

No todas ellas tienen el mismo nivel de riesgo. Una veintena de estas féminas están dentro de los niveles de mínimo riesgo. Pese a todo necesitan ser atendidas, escuchadas y comprendidas por los miembros de esta unidad de la que forma parte Mariano González junto a otros siete compañeros.

Una ley imprescindible

Los mensajes de la ultraderecha en España que señalan su voluntad de derogar la Ley Orgánica Integral contra la Violencia de Género, causa “mucho temor” en Mariano González. Reconoce que “cuando vives desde dentro esta realidad, cuando estás cercano a las víctimas y cuando ves el miedo, como lo han interiorizado y como mujeres mayores incluso llegan a perder el contacto con sus hijos por el aislamiento que al que la ha sometido su maltratador, y como gracias a esta ley se articulan herramientas para poner fin a las vejaciones, al acoso y a la violencia física contra las mujeres, no se puede entender ese discurso sin sentido.

La violencia de género es una lacra social que se lleva por delante la vida de las mujeres, de hijas, abuelas y nietas y ante eso hay una respuesta social y jurídica que es imprescindible”. En La Palma hay casi un centenar de mujeres que viven con medidas de protección contra la violencia de género, mecanismos jurídicos y policiales que establecen diversos grados de custodia y seguridad que van desde una escala extrema, con vigilancia permanente, hasta los grados medios y altos.

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