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Neomaltusianos

Al inicio de la Era Contemporánea, con la Constitución Americana de 1787, publicó Thomas Malthus (Reino Unido 1766–1834), pastor anglicano y economista, miembro de la Royal Society su obra capital Ensayo sobre el Principio de la Población (1798), con su tesis “la población crece exponencialmente y los alimentos proporcionalmente”. Anunciaba el colapso de la civilización en pocos años. Estamos en plena revolución industrial inglesa, con Carlos IV en España, Jorge III en Reino Unido y Napoleón en Francia. En su obra rechaza la idea de progreso de la Ilustración. Ya entonces hasta Engels (Marx), señalaba “que el crecimiento de la ciencia y la tecnología permitirán el crecimiento exponencial de los recursos”. Tenía de novedosa la tesis maltusiana, aunar en su propuesta, demografía, economía y sociopolítica. Lo que permite que sus principios renazcan en los momentos de crisis, coincidiendo con el deslizamiento hacia ideologías anticapitalistas. Donde los “neomarxismos” invaden el clima, género, animalismo, desigualdad, territorios, abandonando las bases de las revoluciones burguesas de igualdad, libertad y fraternidad.
En las fronteras de la nueva era digital, enfrentados a la digitalización y a lo global, aparecen los movimientos neomaltusianos, convergiendo con los neomarxismos. Que ya venían anunciados en la Primavera Silenciosa (1962, Raquel Carson) y en la Explosión Demográfica (1968, Paul Ehrlich). Será el Club de Roma en 1972 Los límites del Crecimiento que reinaugura los “neomaltusianismos”, con sus tesis del “crecimiento cero”, anunciaba el colapso del planeta en 100 años. Tesis que renueva con La Tierra en Juego (1992) Al Gore, candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos y las tesis sobre la capacidad de carga de 1995, de Johel Cohen.
Es neomaltusiana la Asociación inglesa Optimum Population Trust (1991), que señalaba como población mundial óptima la situada entre 2.700 a 5.100 millones, cuando ya hemos superado los 7500; equilibrio del medioambiente, recursos naturales y energéticos, cambio climático y biodiversidad. Integra esta asociación a los conocidos, David Attenborough (1926), naturalista, Jane Goodall (1934), primatóloga, James Lovelock (1919), el meteorólogo autor del libro Gaia (1979). El fenómeno del clima predicado por Greta es maltusiano, cuando soporta su discurso en el clima, producto señala del factor “antropogénico” y deslizado hacia ideologías anticapitalistas. El clima como instrumento político contra el orden liberal, fundamento para intervenir en la esfera privada y subir los impuestos. Posición que comparte Thomas Piketty en Capital e Ideología (2019), organizado bajo dos ideas, la desigualdad (de derechos) como posición política e ideológica y erradicar la propiedad privada, origen según él, de todos los males. Ignora el fracaso de los regímenes comunistas y promueve una utopía colectivista y liberticida, a la que se llega subiendo los impuestos de la riqueza al 90% y de la renta al 60%.
La globalización es asimétrica, base del pulso de bloques. Entre ellos el clima, cuya cumbre Chile-Madrid 2019, se desplaza un año, sin acuerdos con los 4 grandes, China, India, Estados Unidos y Rusia. El clima depende de sucesos catastróficos, evolución geodinámica, sistema biosfera- atmósfera, fluctuaciones de la órbita terrestre y efecto antropogénico. Siendo así es preciso convertir la sostenibilidad en un problema científico, fomentando innovación social y tecnológica. Evitar con las deslocalizaciones el dumping social y ecológico, trasladado al tercer mundo y que acaba en forma de plástico en el mar y de ahí a las cadenas tróficas del fito y zooplancton. En paralelo asumir la revolución reproductiva que es económica, política y de salud. Contra el maltusianismo marxista, la nueva ilustración debe sostenerse en ciencia y humanidad.

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