No hay nada más humilde que reconocer que existen momentos en la vida que ponen a prueba nuestra fortaleza y amor propio. En un mundo efímero y volátil como el que vivimos, donde nada es lo que parece, la confianza es un pilar esencial que fortalece las relaciones humanas y nos empodera para lograr todo aquello que nos propongamos.
El líder que inspira confianza, el candidato que irradia seguridad en sí mismo o el médico que comenta un diagnóstico sin titubeos… son ejemplos de como esta habilidad no sólo es valiosa a nivel personal sino imprescindible en el entorno laboral.
Y en este contexto, las personas que se muestran seguras de sí mismas inspiran la confianza necesaria para ser valoradas positivamente como compañeros, amigos, jefes, clientes, oradores, o docentes extraordinarios. Lo que deja claro que ganar la confianza de los demás es muy importante, pero ¿qué pasa cuando la nuestra no está en su mejor momento?
Nos daremos cuenta que nuestra autoconfianza está en sus momentos bajos cuando nos sentimos abrumados si otros destacan nuestras virtudes y tratamos de minimizarlas, cuando el temor al fracaso y la expectativa de los peores escenarios posibles nos acompaña, cuando nos recluimos en una reducida zona de confort, evitando riesgos, pero también privándonos de todo éxito o ambición que suponga salirnos del juicio establecido por los demás, por la sociedad o por nosotros mismos. ¡Un verdadero autosabotaje!
La mala noticia es que no hay una solución mágica, pero la buena es que tener más confianza en ti mismo es fácil de lograr, siempre y cuando tengas la determinación de tomar las riendas y ponerte manos a la obra. Y lo que es aún mejor es que las cosas que harás para desarrollarla también generarán pequeños éxitos en tu día a día que la retroalimentarán todavía más. ¿Aceptas el reto? Pues vamos allá con los hábitos y consejos que harán que te vengas arriba:
1. Ámate y hónrate a ti mismo: sé consciente del diálogo interno negativo y transfórmalo en una conversación agradable contigo mismo. Date permiso para expresar tus necesidades y deseos. Ten en cuenta tus defectos pero, sobre todo, tus cualidades positivas, y aprende a decir que no sin miedo a perder el cariño de los demás. Ser amable es una bendición, pero dar a los demás sin tenerte en cuenta a ti mismo es un suplicio que mina la autoestima.
2. Reconoce tus éxitos: celebra las cosas que te salen bien, incluso las más simples como cumplir una tarea o conseguir algo en lo que has invertido tiempo y esfuerzo. El éxito no es algo reservado para unos pocos afortunados o celebridades, y reconocer tu valor debería ir más allá de las opiniones externas.
3. Deja atrás la culpa: es muy difícil quererte y valorarte si constantemente te recriminas y culpabilizas por todo aquello que ocurre alrededor. Muchas personas vinculan este sentimiento al sentido de la responsabilidad, pero esto no es cierto, podemos ser responsables de nuestros actos sin sentirnos culpables. Normaliza tus errores, huye del perfeccionismo extremo y concédete la licencia de ser tu mismo.
4. No todo es personal: las críticas y juicios de los demás nos aportan información que debemos aprender a filtrar como hacemos con un colador. Quédate con lo que te hace crecer, con aquello que te aporte aprendizaje, y desecha lo que consideres que no tiene importancia o que debes dejar pasar. Incluso cuando creen que nos hacen bien, muchas personas lo que hacen es proyectar sus propios miedos e inseguridades sobre nosotros, así que aprende a separar lo que es tuyo y lo que no.
5. Échale sentido del humor: aprende a reírte de ti mismo sin detenerte en la autocompasión. Piensa en positivo y elige escenarios favorables dentro del repertorio de posibilidades que se plantean ante un reto.
6. Cambia tu cuerpo para cambiar tu mente: empodérate con tu cuerpo adoptando posturas y gestos que harías cuando te sientes fuerte y seguro de ti mismo. Mantente erguido, abre tu postura y sonríe para enviar las señales que hacen que tu cerebro cambie la química de tu cuerpo, desatando un torrente de “hormonas positivas” que te harán sentir mejor.
7. Márcate objetivos: no hay nada que nos empodere más que alcanzar una meta. Cosechar pequeños logros aumenta la sensación de que somos competentes y que podemos competir con éxito cuando nos lo proponemos. La planificación y preparación son factores clave para aumentar la autoconfianza. Si tienes una entrevista, reunión o presentación no dejes tu éxito en manos de la “suerte”, prepararte te ayudará a reducir el miedo y sentirte más seguro.
Te invito a practicar estos nuevos hábitos a diario para que quererte y confiar en ti mismo forme parte de ti, hasta que se integre y ni siquiera tengas que esforzarte. La confianza es un estado mental, si confías en ti llegarás donde quieras.
www.serbrillante.com
@institutoserbrillante