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Ayuno de dopamina (alcohol, sexo, alimentación, redes), ¿mala o buena terapia?

Desde Silicon Valley ha llegado a España la moda de alejarnos de todo aquello que produce placer

Desde Silicon Valley ha llegado a España la moda de alejarnos de todo aquello que produce placer, desde la alimentación, el alcohol y el sexo hasta las redes sociales y las nuevas tecnologías con el dopamine fasting, o lo que es lo mismo ayuno de dopamina. Este ayuno se basa en la creencia de que estamos tan sobreestimulados que segregamos más dopamina de la necesaria, haciéndonos que nos volvamos tolerantes a sus efectos y necesitemos seguir sobreestimulándonos para no dejar de lograrlos, con la correspondiente saturación de nuestro cerebro que esto estaría ocasionando.

Tom Kerridge, un famoso estrella Michelin, es uno de los que se declaraba acérrimo a esta dieta hace dos años y escribía incluso un libro de esta dieta a la que calificaba de dieta feliz. No está claro quién llevó el ayuno de dopamina a la corriente principal de Silicon Valley, pero el psicólogo Cameron Sepah, fue quién fue haciendo correr el término ‘ayuno de dopamina’.

Sin embargo, la supuesta tendencia de salud y sus efectos, a parte de inocuos para su propósito, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud. El hecho de llevar esta tendencia al extremo y más al venir del ‘todopoderoso Silicon Valley’ ha hecho saltar los ‘warning’ de este ayuno por las características que hay que llevar a cabo.

Lo primero que hay que saber es que realmente ayuno de dopamina es un término puesto que el término ayuno de dopamina es técnicamente incorrecto: “pero ‘control de estímulo 101 para lidiar con el comportamiento adictivo’ no suena igual”, explicaba Sepah. Aunque no hay un tiempo concreto fijado, los ayunos vienen a ser entre 24 y 40 horas pero como todo, se llevan al extremo.

“Había una posibilidad de que la gente lo llevara al extremo. A Silicon Valley le gusta hacer eso”, apreciaba Sepah la revista MEL y en su blog, y que no viene a ser algo tan arriesgado e incongruente sino que viene a ser un higiene mental con sentido común: “No es un biohack, es lo que hacen las personas sanas: apagar la computadora por la noche, tomarse un tiempo libre fines de semana, tomar vacaciones”, explicaba el psicólogo.

La meditación ayuda a controlar el estrés, a concentrarse en el presente y a aumentar la paciencia, la tolerancia, la resilencia y un largo etcétera.

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