reyes magos 2019

Dinosaurios y animales de luz en el desfile real

El Ayuntamiento cifra en 250.000 las personas que presenciaron el desfile de Sus Majestades por las calles de Santa Cruz, que rompió todas las previsiones municipales
Gran Cabalgata de Reyes de Santa Cruz de Tenerife. | FOTO: Sergio Méndez

Música, animales fantásticos y superhéroes convirtieron la Cabalgata de los Reyes Magos de Santa Cruz en un carrusel de alegría, pero, sobre todo, de ilusión. Desde bien temprano, muchos chicharreros, también visitantes, colocaron sus sillas en calles como Ramón y Cajal o las Ramblas de Santa Cruz para, llegado el momento, ocupar el sitio reservado. Otros, directamente se sentaban en las jardineras cuando aún no eran ni las cinco de la tarde a la espera de Sus Majestades que ni siquiera habían llegado al Estadio Heliodoro Rodríguez López. La cara de ilusión de los más pequeños y la alegría de sus progenitores una vez que comenzó el desfile parecía reflejar que valió la pena la espera. Según los datos proporcionados por el Ayuntamiento de Santa Cruz, fueron más de 250.000 las personas que se acercaron a la capital para disfrutar del gran desfile de la víspera de Reyes.

Pasadas las siete de la tarde dio comienzo un desfile que tenía preparada una sorpresa que hizo la delicia de los niños, aunque a algunos también les costó algún susto. Una familia de dinosaurios articulados se mezcló con las carrozas, los personajes infantiles y los animales de luz (más de 60) como unicornios o dragones, cuya forma y volumen llamó la atención de grandes y pequeños que los observaban casi con la boca abierta. En cuanto a los dinosaurios, hay que reconocer que terminaron el recorrido con ciertas dificultades, algunos no pudieron con el peso de la responsabilidad y necesitaron la ayuda de los voluntarios para sujetarles la cabeza en unos casos o la cola en otros, aún así, los niños no paraban de intentar tocarlos entre fascinados y asustados. En cuanto a los hinchables, a los que los niños también querían tocar, algún unicornio sufrió el infortunio de perder su oronda figura. Pequeños incidentes todos ellos que no deslucieron una cabalgata que se alargó más de lo esperado y se ralentizó en algunos puntos.

Las carrozas musicales lograron que el público se sumara a cantar canciones infantiles y villancicos que, a ritmo de rock, pusieron a bailar a todo el mundo. Los Vándalos y Danissel fueron los encargados. En total fueron 11 las carrozas robotizadas e iluminadas con luces LED.
La llegada de las carrozas de Melchor, Gaspar y Baltasar, hizo que los más pequeños iluminaran su rostro, más si cabe, ante la posibilidad de que Sus Majestades les saludaran o les hicieran llegar alguno de los más de 3.000 caramelos que se repartieron durante todo el recorrido.
Cerrando el desfile una carroza del carbón que, a diferencia de otros años, iba rodeada de superhéroes para evitar que el ladrón de golosinas, que hizo de las suyas en el Estadio, lograra dejar algo de carbón a los niños de Santa Cruz. Hay que reconocer que el señor Don Carbón convenció a todos los espectadores que asistieron encantados a sus esfuerzos por intentar desprenderse del negro mineral y entregárselo a los pequeños.

Aunque el frío se hizo notar, no impidió que miles de personas abarrotaran las calles por donde discurrió la Cabalgata. Partió desde la avenida de Bélgica para, a continuación, seguir por las Ramblas de Santa Cruz y avanzar hasta Ramón y Cajal, por donde bajó hasta enlazar con Méndez Núñez. Desde allí a la calle de El Pilar y Villalba Hervás hasta terminar en la Alameda del Duque de Santa Elena. Antes de dirigirse a la plaza de la Candelaria, los Reyes Magos de Oriente abandonarán los tronos colocados en sus carrozas en los que desfilaron durante toda la Cabalgata para ir caminando hasta el Real Casino de Tenerife, donde se tomaron un pequeño descanso. Aunque inicialmente estaba previsto que hicieran el recorrido en coche, finalmente no quisieron renunciar a sus carrozas.

Tras el merecido descanso, Melchor, Gaspar y Baltasar se dirigieron a la Adoración al Niño del belén ubicado en la plaza de Candelaria, y se despidieron recogiendo las cartas de los niños y las niñas más rezagadas, que se fueron a la cama con la mejor y más amplia de las sonrisas. Eran ya las nueve y media de la noche cuando se dio por terminada la visita de Sus Majestades que a esta hora ya deben estar de regreso al lejano Oriente .

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