La Philharmonia Orchestra de Londres ofreció anoche, en el Auditorio de Tenerife, el primero de los conciertos programados en la 36 edición del Festival Internacional de Música de Canarias en Tenerife. Las previsiones de éxito se pudieron confirmar, rebasando las referencias que parecían sobradamente optimistas, de una parte, por la masiva afluencia de público que ocupó todas las localidades, y de otra por la brillantez casi mágica de la Philharmonia de Londres, veterana institución, con más de 75 años de vida, dirigida por el finés Santtu-Matias Rouvali, que supo desarrollar un programa que adquirió el nivel de auténtica golosina: Sinfonía nº 5 de Thaikovsky y Sinfonía nº 1 de Sibelius, obras que fueron acogidas con la mayor aceptación y de ahí los prolongados aplausos.
El continuado esfuerzo organizativo ha garantizado la consolidación de la cita anual, que inició su andadura en 1985, entonces Año Europeo de la Música y siendo presidente del Gobierno de Canarias Jerónimo Saavedra, que tuvo la excelente disposición de saber encauzar su propia iniciativa, como referente para el disfrute de la población canaria y atractivo que ofrecer a aquellos que nos visitan. Así, anoche y el pasado jueves en el Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, el festival asumió el reto de los nuevos años 20, despertando su consideración de referente social, al significarse como cita que indudablemente despierta interés y curiosidad entre un público que, como señaló el director artístico del certamen, Jorge Perdigón, “está afortunadamente creciendo y se aprecia eso claramente por la mayor afluencia de gente joven”.
Media hora antes del inicio del concierto, el músico y divulgador Ricardo Ducatenzeiler ofreció una charla, en la que destacó con precisión los rasgos más sobresalientes de cada una de las obras del programa. Se trata de una actividad que el Festival ofrece al público desde hace varias ediciones, con carácter gratuitamente, y que se celebra previa a cada concierto.
La amplitud de la Sala Sinfónica se llenó con el impactante vibrar de los primeros acordes de la Sinfonía nº 5 de Tchaikosvsky, sobreponiéndose pausadamente la intensidad que hiela el alma, para ir cobrando sutilezas, con las que fue burlando los dictados de un desenlace que el compositor describe cual renuncia ante el camino a la pasividad. El director Santtu- Matias Rouvali (Lathi, 1985), de excelencia en la percusión, demostró que los elogios que se vienen haciendo acerca de su más que prometedora carrera están plenamente fundados.
La segunda parte nos trajo al también finés Jean Sibelius, en una ejecución que se vio enriquecida al máximo por la más que excelente coordinación de todos los músicos. El eslabón patriótico, su vindicación mantenida y firme, quedó claramente refrendado en el evocador criterio de libertad que enlaza cada una de las partes, en el camino de esfuerzo y en pos de consolidar esperanzas.
El público supo disfrutar de la Philharmonia Orchestra de Londres, que, una vez más, confirmó que su presencia es una garantía de éxito.
esta noche más
El Festival Internacional de Música de Canarias continuará esta noche en el Auditorio Adán Martín con otra velada espectacular, a cargo de Mahler Chamber Orchestra (MCO) y su maestra y solista al piano japonesa Mitsuko Uchida, de quien se ha llegado a decir que si Mozart hubiera tenido que elegir a un intérprete para difundir su literatura pianística en el siglo XXI, sin duda sería ella. Por supuesto, esta noche, a partir de las 20.00 horas, la MCO hará un recorrido por las composiciones del genial compositor austriaco. Una hora antes, a las 19.00, Ricardo Ducatenzeiler ofrecerá una charla introductoria de la obra.
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