la palma

Sucedió hace justo 50 años en el primer aeropuerto de La Palma

El accidente del avión Fokker F-27 en el antiguo aeródromo de Buenavista conmocionó a una isla tranquila, en la que entonces el transporte aéreo era, en cierto modo, un privilegio

Por Juan Carlos Díaz Lorenzo

De la flota del legendario avión Fokker F-27 de la gran Iberia, aquella extraordinaria compañía que nos enorgullecía dentro y fuera del país, sólo uno de ellos sufrió un accidente de importancia, sin víctimas, y ocurrió en el Aeropuerto de Buenavista, La Palma, en la víspera del día de Reyes de hace ahora 50 años. Sucedió el 5 de enero de 1970 en el entonces aeropuerto insular y el suceso conmocionó a una isla tranquila, en la que el transporte aéreo era, en cierto modo, un privilegio.
En el momento de tomar tierra en vuelo procedente del aeropuerto de Los Rodeos, un fuerte viento racheado impidió el aterrizaje con normalidad y el avión –matrícula EC-BOD, nombrado “Río Guadiana”– cayó por el talud de la cabecera norte de la pista, con una considerable pendiente. Susto mayúsculo, algunos rasguños y mal recuerdo para los 46 pasajeros y tres tripulantes que iban a bordo, en el avión que pilotaba Santiago Díaz Pintado, aunque todos ellos consiguieron salir por sus propios medios.
Aquella situación provocó la rápida apertura del nuevo aeropuerto insular, cuando todavía se encontraba en construcción y sin la carretera de acceso en dirección a Santa Cruz de La Palma, por lo que había que hacerlo por Villa de Mazo, en una pista sin asfaltar. Las fotos de Tomás Ayut y Francisco Andreu, que acompañan esta información, nos hacen revivir aquel suceso que sigue vigente en la memoria colectiva de la Isla. El fuselaje del avión permaneció bastante tiempo en el lugar de su caída, desprovisto de todo equipo y material, hasta que fue finalmente desguazado.
La profesionalidad de los pilotos del legendario Fokker F-27 –tanto en la etapa de Iberia, como después en Transeuropa y Aviaco- se puso de manifiesto en numerosas ocasiones, especialmente en aeropuertos difíciles como El Hierro, que entonces solo tenía una pista de 1.050 metros; Buenavista, en La Palma, considerado un auténtico portaaviones anclado en tierra y Los Estancos, en la isla de Fuerteventura.

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