economía

Todo listo para la salida ‘pactada’ de Reino Unido de la UE

El próximo viernes 31 la bandera británica dejará de ondear en las principales instituciones y organismos europeos
Reino Unido y Bruselas tendrán todo este año para ultimar los acuerdos comerciales. DA
Reino Unido y Bruselas tendrán todo este año para ultimar los acuerdos comerciales. DA
Reino Unido y Bruselas tendrán todo este año para ultimar los acuerdos comerciales. DA

Ahora sí. Casi cuatro años después de que los británicos votaran a favor de salir de la Unión Europea ha llegado el momento de la verdad. Reino Unido dejará de formar parte, este viernes 31, de Europa de manera oficial. No se hará con grandes aspavientos ni publicidad, es más, desde la UE se prefiere que la ruptura, finalmente amistosa, se haga de puertas para adentro. Sin notoriedad. Sin embargo, esto será casi imposible, entre otras cosas, porque durante estos cuatro años, los europeos e incluso los propios británicos han acabado hartos del culebrón del brexit. Y no es para menos.

Desde aquel 23 de junio de 2016 cuando se celebró el referéndum en el que el 51,9% de los votantes apoyó abandonar la UE, se ha cambiado la fecha de salida, prevista para el 29 de marzo de 2019, en tres ocasiones. Además, todo el proceso se ha llevado por delante a dos primeros ministros británicos, David Cameron y Theresa May.

Boris Johnson será quien, definitivamente, ejecute el divorcio, aunque aún queda el voto del pleno del Parlamento Europeo, que será mañana, y del que solo es necesario una mayoría simple, así como la firma de los jefes de los Estados Miembros que será el jueves.

El viernes, día oficial de la salida, se retirará la bandera de Reino Unido de todos los edificios e instituciones europeas y se volverá a hablar de los Veintisiete y no de los Veintiocho. El sábado 1 de febrero, los eurodiputados británicos (73) entregarán sus actas y serán sustituidos por representantes de otros países de manera proporcional. En el caso de Canarias, entrará como eurodiputado del Partido Popular (PP), Gabriel Mato, que en las pasadas elecciones europeas quedó fuera del Parlamento Europeo.

Más allá de estas formalidades, la situación no cambiará mucho más a lo largo de este año, puesto que hasta finales de 2020 Reino Unido seguirá formando parte del mercado único europeo y se aplicarán las cuatro libertades como hasta ahora. Precisamente esta es una de las consecuencias de que la salida de Reino Unido haya sido pactada y no abrupta, como en un principio se preveía. Además, los británicos tendrán que seguir aceptando las normas europeas y los mandatos del Tribunal de Justicia Europea. Mientras tanto, Londres y Bruselas tendrán que negociar, hasta finales de año, cómo quieren que sea su relación en el futuro. Y esto es lo más complicado. Junio es la fecha límite, aunque si no se llega a un acuerdo, Boris Johnson podrá pedir una ampliación.

La idea inicial de este acuerdo comercial es que las mercancías puedan seguir entrando y saliendo de ambos territorios sin aranceles. Esto sería tremendamente beneficioso para España y, sobre todo Canarias, ya que las Islas exportan, especialmente tomate y pepino al país británico, y unos aranceles con los costes del sector tomatero sería “inviable”. De ahí que llegar a un acuerdo comercial sin aranceles sería una gran noticia para el Archipiélago y en eso está el Gobierno de Canarias. El turismo también es otra preocupación, sobre todo cómo entrarán en España los pasajeros, que, ahora, necesitarán visados porque proceden de terceros países. La facilidad con la que venían a las Islas, sin los trámites burocráticos del visado, ayudaba al principal mercado del Archipiélago. Además, la posible devaluación de la libra podría retraer al posible turista. Aún así, Boris Johnson ha prometido que durante el periodo de transición y, siempre por periodos cortos, como unas vacaciones, los ciudadanos europeos que entren en Reino Unido y los británicos que viajen a cualquier país de la UE solo necesitarán DNI (en el caso español) o pasaporte en vigor. No hará falta, de momento, ningún visado.

No obstante, las previsiones del Gobierno (conocidas la pasada semana en Fitur) no son nada malas, Jet2, principal turoperador británico tras la quiebra de Thomas Cook, ya ha anunciado el incremento de plazas aéreas para este verano, con lo que, en un principio, el mercado británico no tendría porque decaer. Sin embargo, uno de los mayores escollos es el asunto de la frontera entre Irlanda del Norte (territorio británico) e Irlanda (parte de la UE). El acuerdo inicial de May y la UE incluía una especie de salvaguarda temporal para evitar la instalación de una frontera física entra las Irlandas, algo que que fue repetidamente rechazado por el Parlamento británico y que provocó la dimisión de May.

Lo que inicialmente plantea el primer ministro es sacar a todo el Reino Unido de la unión aduanera, pero dejar a Irlanda del Norte alineada con el mercado único (tan solo en cuanto a agricultura, alimentación y productos manufacturados) hasta 2025. Una vez finalizado el primer periodo de cuatro años, y si los términos de Johnson son aceptados por la Asamblea de Irlanda del Norte durante el año de transición, este organismo podrá decidir si se acoge a las reglas de Reino Unido, que para entonces podría haber renovado su relación comercial con Bruselas y tener suculentos acuerdos comerciales con Estados Unidos, o si por el contrario se mantiene con las regulaciones del Mercado Único que facilitan su relación con el Estado irlandés del Sur.

Según Julio Guinea, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación en la Universidad Europea y experto en derecho europeo, la Unión Europea tiene que “mantener la integridad del mercado común y, para ello, ya aplica normas, como por ejemplo en el territorio español con Canarias donde se establecen controles aduaneros cuando las mercancías llegan a los puertos desde Europa y desde un país tercero”. Para Guinea, una de las soluciones sería la que ya se aplica, por ejemplo en Canarias, y que no conlleva ningún régimen rupturista. “Irlanda del Norte y la Isla de Gran Bretaña tendrían que tener controles en los puertos para evitar el backstop, pero los británicos no quieren ni oir hablar de esto porque, a su juicio supone romper su unidad con Irlanda del Norte”. El problema, según explica este experto, es que Reino Unido “no va a permitir o no quiere que una parte de su país, en este caso Irlanda del Norte, se quede alineada con los estándares normativos de la UE. Los británicos quieren seguir manteniendo su integridad, pero eso conlleva una difícil solución”, señala. Los europeos, por otro lado, tampoco van a aceptar que Irlanda del Norte se “beneficie” de las ventajas de la UE para unos productos y para otros no.

Para Guinea, Reino Unido debería fijarse en lo que está haciendo, por ejemplo, “España que cumple con el estatus europeo con Canarias que entra dentro de la libertad de circulación de bienes de la UE, pero con un control”. “Este sistema, por supuesto que podría ser trasladado a la situación de Irlanda del Norte con el Reino Unido, pero lo que no existe es voluntad política entre los políticos británicos para aplicarlo.

Por lo pronto, las grandes empresas llevan tiempo preparándose para el brexit con prestigiosos despachos de abogados. Pero dado que la letra pequeña de ese divorcio no se conocerá hasta dentro de casi un año, la incertidumbre persiste. Mientras, los puertos han reforzado el personal para poder hacer frente a la nueva situación aduanera que se produzca en este nuevo escenario. Canarias, muy acostumbrada a negociar con terceros países, ya está lista.

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