Para entender lo que pasa conviene vernos en el espejo desde fuera, situados en la distancia. De reciente publicación son los datos del FMI, Fondo Monetario Internacional, que señalan a nuestro estado autonómico como problema principal de la economía española. A resultas de lo cual no hay “mercado único”, al ofrecerse normas regulatorias diferentes que generan obstáculos a la seguridad y libertad de mercado, y, con ello, a la aplicación efectiva de las cuatro libertades de Europa, mercancías, servicios, personas y capitales. Generamos “17 minimercados” que van divergiendo entre sí. Dinamitamos la Directiva Bolkestein de libertad de servicios y su desarrollo legislativo nacional. Sumamos las dificultades para rebajar la tasa de paro nacional, que en los últimos 40 años ha sido del 17-18%, el 14,2% en la EPA 2019 y el 18,8% en Canarias.
El informe referido defiende la limitada reforma laboral de 2012, que permitió avanzar en flexibilizar el mercado nacional y dejar atrás la catástrofe producida por el Gobierno de Zapatero. Sumamos a esta situación la baja productividad del empleo, esencial para sostenerlo a largo plazo y poder regular la inflación. Resta en la ecuación la baja tasa en I+D. Al igual que la disparidad entre regiones, los “minimercados” interiores, ámbitos políticos nutridos por la deslealtad y la competencia electoral primada para los nacionalismos. Reforzadas cuando se usa el idioma para blindar los ámbitos económicos autonómicos. Al afectarse las movilidades nacionales, se penaliza que la empresa pueda hacer economía de escala. Facilitar la inversión tercera, nacional o global, que se ha acabado decantando hacia Madrid, a quien se amenaza con subirle los impuestos, evitando la competencia positiva autonómica.
En la Paradoja de la Globalización Dani Rodrik, Estambul 1957, doctor en Harvard, soporta su tesis en un triángulo, donde se muestran “globalización, democracia y nación”. Sostiene en su paradoja, que cualquier país solo puede optar a dos de los tres factores. De manera que en ella China ha optado por “globalización y nación”, mientras que EE.UU. y Reino Unido se han decantado por “democracia y nación”. Europa, en cambio, pretende mantener los tres lados del triángulo. Y se deshace expulsando con el brexit al Reino Unido, generando el grupo de Visegrado (1991), con Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia, que priman “democracia y nación”, se oponen a la inmigración ilegal y su acogida y refuerzan sus identidades en los valores cristianos, esencia de Europa. Con la PAC y el presupuesto de la UE, se vuelve a descoser Europa , entre las fronteras Norte y Sur.
En España nos encontramos reclamando la unidad de Europa para los beneficios de la PAC y, mientras tanto, demolemos al interno la nación. En la paradoja de Rodrik, hemos diluido los tres lados del triángulo “ni globales, ni democráticos, ni nacionales”. Y hacia abajo llegamos al “laberinto democrático” del que se quejan todos los operadores civiles , Fepeco, Cámara de Comercio, Ceoe, Colegios Profesionales, empresarios y ciudadanos. Donde incumplimos por sistema la legislación de Servicios, la Bolkestein, que sitúa las responsabilidades en la empresa y sus técnicos. La sobrecarga que dice la administración tener de trabajo, la dedican a acciones impropias que dilatan y encarecen sin sentido y legalidad los procedimientos. Somos líderes de Europa en burocracia, dedicados a laminar el empleo, la inversión y la productividad. Las roturas nacionales catalana y vasca elevan el nivel del conflicto, volviendo inmanejables las soluciones, ante la postura ya reiterada del PSOE en la historia, que se repite.