
“No estoy enfermo, ni mental ni físicamente”. Esta ha sido la frase que Damián ha tenido que repetirse a sí mismo desde el pasado 25 de enero, ante la perplejidad que le causó el informe redactado por un médico del Centro de Salud de Los Llanos de Aridane. El hombre, de 41 años, había acudido al servicio de Urgencias por una lesión en la zona lumbar. Tras esperar tres cuartos de hora, entró en el consultorio y el doctor le atendió aparentemente bien: “No se levantó de la silla, pero mandó a que me pincharan un Voltarén”, explica.
Al pasar unos días y seguir con molestias en la espalda, decidió dar parte de su dolencia a la empresa para la que trabaja, ya que su actividad profesional le requiere hacer esfuerzo físico y quería prevenir que se agravara. Fue entonces cuando descubrió que, bajo el punto de vista del facultativo, Damián padecía una patología previa: “Transexualismo”. Así lo recogió en el parte, categorizando su condición de persona trans como una enfermedad.
En junio de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la denominada “incongruencia de género”, la transexualidad, del catálogo de enfermedades mentales. Una demanda bastante recurrente entre los colectivos defensores de la diversidad sexual y de género, y que vino a complementar la despatologización de la homosexualidad manifestada en 1990 por la misma entidad.
Dentro de la consulta, que tuvo lugar cerca de medianoche porque él entraba a trabajar a las seis de la mañana, el médico “estuvo un buen rato mirando mi historial”, indica Damián. Dice que le resultó llamativo, aunque nunca esperó que fuera a redactar con semejante terminología. Además, detalla que en lo referente a su lumbalgia, el motivo por el que se desplazó hasta el centro sanitario, no ha sido hasta esta misma semana su médico de cabecera le ha dado solución: “Gracias a él estoy muchísimo mejor, porque necesitaba que me quitaran el dolor como fuera”.
EL MÉDICO DE VOX
Otro de los elementos que despertó la curiosidad de Damián fue que el médico portaba una pulsera de Vox mientras le atendía. “Me quedé cortado”, relata. Pese a ello, señala que “como no hubo nada fuera de la normalidad durante la consulta”, pensó que sería algo más bien anecdótico. Tiempo después se llevó la desagradable sorpresa, al examinar las conclusiones expuestas en el escrito.
De hecho, el facultativo no es ni un simpatizante ni un militante de base de la formación de ultraderecha; más bien, ha sido aspirante a entrar en política activa por medio de dicho partido. En noviembre del pasado año, en las elecciones generales al Congreso y al Senado, el mismo médico que consideró hace dos semanas la transexualidad (o “transexualismo”, como dejó reflejado) una enfermedad, concurrió a los comicios como candidato a representar a la Isla Bonita en la Cámara Baja.