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La cárcel no puede ser el destino de las personas migrantes

El Ministerio del Interior ha acordado utilizar la Unidad de Madres del Centro de Inserción Social de Tenerife para el ingreso de las personas migrantes que huyen de la muerte, el hambre y la persecución

CCOO rechaza que personas que no han cometido delito alguno y que huyen de sus países en unas lamentables condiciones sean “recibidas” en una prisión sin haber cometido alguno. No es la primera vez que, desde el Ministerio de Interior se recurre a las prisiones para solucionar el problema de la inmigración. El anterior Ministro del Gobierno del PP, el Sr. Zoido hizo en 2017 lo mismo en la cárcel de Archidona, ingresando a más de 500 inmigrantes, generando situaciones conflictivas, que terminaron con el fallecimiento de un migrante.

CCOO compartió en ese momento la posición del PSOE y su “frontal rechazo” al traslado de inmigrantes a la cárcel de Archidona: “No son delincuentes”, señalaron en ese momento. El Sr. Marlaska parece querer repetir el grave fracaso que representó meter a migrantes en la cárcel y ocupar para tal fin la Unidad de Madres del Centro de Inserción Social de Tenerife, que a pesar de haberse finalizado su construcción en el año 2012, no pudo abrirse por la falta de personal penitenciario.

CCOO se opone al tratamiento que se les quiere dar a las personas migrantes, que deben ser acogidas en condiciones de respeto y dignidad, y no en una cárcel. Por otra parte, la Normativa penitenciaria obliga a la administración penitenciaria a evitar el desarraigo social de las personas que ingresan en prisión, procurando que existan dependencias y unidades orgánicas, al menos en cada comunidad autónoma, para satisfacer las necesidades penitenciarias que tengan.

La Unidad de Madres de Tenerife es la única para todo el archipiélago canario, y serviría para el cumplimiento de condenas de las mujeres con hijos menores de 3 años, y embarazadas. El motivo por el que se construyó la Unidad de Madres fue porque las mujeres condenadas y sus hijos tienen que convivir en prisión, sin una separación física, del resto de internas.

Desde CCOO hemos denunciado en diversas ocasiones la doble condena que sufren las mujeres en prisión por la falta de espacios físicos diferenciados y como el desarraigo social se intensifica en un territorio que tiene la consideración de ultraperiférico. Cuando una mujer ingresa en un centro penitenciario y éste no tiene Unidad de Madres o un Departamento de régimen cerrado o de primer grado para mujeres, éstas son trasladadas a otros centros penitenciarios, afectando gravemente al arraigo familiar, con el agravante que ello supone para las reclusas canarias y sus familias en caso de traslado a la península.

La unidad de madres debería estar cumpliendo su función desde hace mucho tiempo. Sin duda, las consecuencias las pagan las madres presas canarias con hijos, a quienes se penaliza por la falta de gestión y diligencia de los responsables penitenciarios.

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