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Mónica de Armas Hernández: “Creo que en mí prima lo de madre-coraje, superviviente y miedosa”

Desde hace casi cuatro años vive en el pueblo germano de Schwalbach am Taunus, que pertenece al estado de Hessen, a 20 minutos de Frankfurt; la suya es una historia de superación y de sacrificio lejos de casa
Mónica de Armas Hernández. DA
Mónica de Armas Hernández. DA
Mónica de Armas Hernández. DA

Chicharrera de nacimiento, Mónica de Armas creció y se educó en Santa Cruz de Tenerife. Cumpliendo la mayoría de edad, ya empezó a trabajar como animadora sociocultural. Desde hace casi cuatro años vive en el pueblo germano de Schwalbach am Taunus, que pertenece al estado de Hessen, a 20 minutos de Frankfurt. La suya es una historia de superación y de sacrificio lejos de casa.

-¿Quién es Mónica de Armas Hernández?
“Soy una mujer normal, que le da mucha importancia a su familia y amigos, que trata de disfrutar de las cosas sencillas de la vida y que ha tenido que dejar Tenerife para buscar en Alemania una vida mejor”.

-¿En cuál de estas denominaciones se siente más identificada: aventurera, madre-coraje, superviviente, mujer desesperada o con el afán de superación?
“En realidad, me siento identificada con todas las denominaciones que me dices. Sin embargo, creo que en mi caso ha primado lo de madre-coraje, superviviente y añadiría lo de madre miedosa. Sobre todo, al principio de mi estancia en Alemania. Para mí fue un gran cambio pasar de vivir en Valle San Lorenzo, un pueblito muy tranquilo en el sur de Tenerife, a de repente trasladarme a vivir a Alemania y verme en Frankfurt, que es una gran ciudad”.

-¿Cómo ha sido su trayectoria profesional, desde sus inicios hasta hoy en día?
“Pues con mucho cambio, ya que no he tenido un trabajo fijo que me diera la tranquilidad y la estabilidad que muchos buscamos. Sin embargo, al trabajar en tantos sitios he conocido a muchas personas, he hecho buenos amigos y he aprendido mucho de la vida, de los valores y, sobre todo, a ser agradecida por lo que tengo. Siempre he trabajado en el campo social. Empecé con 18 años en el Ayuntamiento de Santa Cruz como animadora sociocultural. Después estudié la licenciatura de Filosofía y Ciencias de la Educación y empecé con contratos de seis meses en el Consistorio de Santa Cruz, como educadora social en la oficina descentralizada de Ofra. Luego, con contratos más largos en la Unidad de Infancia y Familia en el Ayuntamiento capitalino. Más adelante estuve varios años en un centro de menores inmigrantes. Posteriormente, trabajé con menores en libertad vigilada. Finalmente, como orientadora laboral con personas con enfermedad mental. Así que he tenido una trayectoria laboral cambiante y variada, que me ha permitido adquirir una perspectiva más amplia de la vida y de las personas y, sobre todo, darme cuenta de lo afortunada que soy”.

-¿Cuándo se dio cuenta de que su futuro profesional estaba fuera de Tenerife?
“En realidad, mi marido y yo nos vimos forzados a emigrar como muchas otras personas. La crisis nos afectó económicamente. Yo no encontraba trabajo, teníamos a nuestra hija y había que buscar soluciones. Así que decidimos venirnos a Alemania. Mi marido (se llama Ernesto y es peruano) tiene varios familiares aquí que nos ayudaron cuando llegamos y, además, él habla alemán bastante bien, con lo que consiguió trabajo muy rápido y ahí empezamos de cero. Al principio estuvimos unos siete meses en la casa de una tía de Ernesto, ya que era complicado conseguir un piso”.

-¿El momento de tomar la decisión de salir fuera de la Isla fue cuestión de meses, semanas o en pocos días?
“Pues nos llevó varios meses tomar la decisión, porque había que sopesar las cosas. Teníamos que dejar muchas cosas atrás, desmontar la casa y todas las gestiones que implica una mudanza a otro país. Primero se vino mi marido y, al poco tiempo, me vine con mi hija Valentina”.

-¿Cómo recuerda los primeros días en Alemania?
“Los primeros días, con mucho miedo. Yo no hablaba nada de alemán, con lo que dependía para todo de mi marido. La verdad es que, en ese sentido, Ernesto ha tenido que cargar con muchísima responsabilidad para que pudiéramos tirar para adelante en este país. No ha sido nada fácil y este lugar puede ser muy duro”.

-¿El idioma ha retrasado su adaptación al lugar o es un obstáculo que se termina superando?
“El idioma es fundamental y para mi ha sido un hándicap. Cuando llegué me sentí sin voz, me sentí muda. A mí me gusta hablar con todo el mundo y aquí no podía. Para mí fue complicado. Sigo sin hablarlo bien y me ha costado mucho, porque no es un idioma nada fácil y yo vine con 46 años. No obstante, a pesar de que no tengo mucha fluidez, me puedo comunicar en mi día a día y hacer las tareas y gestiones de la rutina normal de cualquier persona. Te hablo de cuando voy al supermercado, en el médico, en la guardería de mi hija, etc..”

-¿Le ha resultado fácil hacer amigos en el lugar en el que vive?
“Pues, sinceramente, no. No es fácil. La prima de mi marido ha sido desde el principio como una amiga. Nos ha ayudado desde que llegamos. La verdad es que le estoy muy agradecida y, además, tengo una amiga en Schwalbach, el pueblo en el que vivo desde el año que llegué a Alemania. Nos conocimos como compañeras de tándem español-alemán y, después de llevar varios años juntas, nos hemos hecho amigas. He tenido mucha suerte de encontrarla, es una persona estupenda que me ha ayudado y apoyado mucho. En realidad, más que una amiga es como alguien de mi familia”.

-¿Cuánto tiempo lleva en Alemania?
“En marzo cumpliré los cuatro años de estancia en este país. Aunque no parezca que llevo tanto, el tiempo aquí pasa demasiado rápido”.

-¿Cuándo viajó por primera vez tenía claro que lo haría sin billete de vuelta?
“Realmente viajé sin billete de vuelta. Recuerdo muy bien ese viaje, porque no pude parar de llorar. Iba con el corazón roto por todo lo que dejaba atrás. Familia, amigos, mi Isla, mi vida. Fue duro y triste por la incertidumbre de no saber cuándo podría regresar. Afortunadamente pude hacerlo en julio del año pasado y vuelvo próximamente. Me hace mucha ilusión”.

-En lo laboral, ¿cuáles son las diferencias fundamentales entre Alemania y España?
“Las diferencias son muchas y notorias. Empezando porque aquí hay trabajo y bastante. A los trabajadores se les reconocen unos derechos que en España son impensables. Los salarios son mejores y más equilibrados con el nivel de vida. Se tiene muy en cuenta la conciliación familiar, algo que si tienes niños es muy importante, entre otras muchas cosas”.

-¿Cuántas veces ha pensado en arrojar la toalla y regresar a Tenerife?
“Pues me lo planteé varias veces, porque no ha sido un camino de rosas. Los inicios desde cero no son fáciles y yo aquí he tenido momentos malos y muy malos. Pero, también pensaba que si volvía tendría que empezar de cero de nuevo y las cosas en Tenerife tampoco estaban bien. Así que luchando nos hemos ido adaptando y nuestra situación actualmente es mejor que cuando llegamos“.

-¿Cuánto ha tenido que ver su hija pequeña a la hora de haber tomado la decisión de permanecer en Alemania?
“Mucho. Cuando eres madre, tus hijos se convierten en tu principal prioridad. Ella vino pequeña y lo que conoce es esto y es muy feliz. Este país es ideal para vivir con niños, se invierte mucho en ellos. En educación, deporte, música, actividades culturales,… De hecho, el Estado te da todos los meses un dinero para tu hijo. Sé que las oportunidades que mi hija va a tener aquí no las va a tener en Tenerife. Por eso, nos quedamos en Alemania”.

-¿Cómo es un día normal en la vida de Mónica en Alemania?
“Por la mañana, me levanto a las 6.30 para desayunar con mi hija y prepararnos para ir a la guardería, porque a las 7.45 tiene que ir a un curso donde la preparan para el próximo año, que es cuando empieza el colegio. Aquí los niños se inician en el cole con seis o siete años. Después, llevar a cabo las cosas normales de la casa, como limpiar, ordenar, ir a la compra o realizar alguna gestión que haya que hacer. Los martes y jueves tengo curso de alemán de 9.15 a 12.30 y, diariamente, almuerzo sobre las 12.30-13.00. A las 14.05 cojo el tren todos los días para ir a trabajar y después una guagua. Trabajo de 15.00 a 19.00, normalmente, aunque hay días en que puede ser un poco más tarde. Habitualmente llego a casa sobre las 19.30-20.00. Por suerte, mi marido trabaja en turno de mañana y él cuida de nuestra hija por la tarde. Si cuando llego ella no se ha dormido, la llevo yo a la cama. De esta manera, soy quien le lee su cuento antes de dormir. Y así trascurre mi día a día”.

-¿Qué es lo más duro y qué la hace feliz allí?
“Lo más duro es no tener a tu familia y amigos cerca. Asimismo, la oscuridad en invierno, sin ver el sol y que anochezca tan pronto. Eso se me hizo duro los primeros años. Después, ya supe que tenía que tomar vitamina D para sobrellevarlo (sonríe). Me hace sentir muy contenta ver a mi hija crecer feliz, integrada, con sus amigos y hablando con tanta facilidad el alemán. También me hace feliz el ver que vas creando tu vida de nuevo”.

-¿En qué nos llevan ventaja los alemanes?
“Nos llevan mucha ventaja en las políticas sociales. Se invierte mucho dinero en este apartado. También nos aventajan en honradez y transparencia política, en educación y cultura. El dinero de los impuestos se invierte en la ciudadanía”.

-¿Qué echa de menos de su tierra natal?
“Pues echo mucho de menos la Isla y poder ver el mar. Eso lo añoro bastante, como también el azul del cielo. La forma de ser de mi gente, escuchar el mi niño/a. La comida nuestra, aunque procuramos cocinarla en casa. En relación al echar de menos recuerdo que, incluso, antes de irme de Tenerife la echaba de menos y lloré mucho. Todo hasta que me hice con mi himno de fortaleza, me explico: me gusta mucho Pedro Guerra y él tiene una canción que a mí me ha ayudado mucho para poder sobrellevar el estar lejos de Tenerife. “Mi casa está en el mar con siete puertas, ya yo no vivo allí pero me espera…”. En los momentos de mucha añoranza, me servía de arrullo a mi tristeza y mis lágrimas”.

-¿Ya hacen vida social en el sitio en el que residen?
“Procuramos ir a todas las fiestas que podemos de nuestro pueblo. Aquí se celebran también unos Carnavales. Por supuesto, no son como los de Tenerife, pero me parece muy simpático que realicen una fiesta como la nuestra por aquí. Mi hija lo disfruta mucho, porque es muy carnavalera”.

“Por ahora, no me planteo volver”

-¿Se plantea volver a la isla de Tenerife?
“Por ahora, no me planteo volver a Tenerife. Las cosas nos van yendo bien y nos encontramos mejor en Alemania, país al que le estoy agradecida por darnos la oportunidad de empezar de cero. Aprovecho la ocasión, ya que he empezado con los agradecimientos, y como siempre me decía mi madre “es de bien nacido ser agradecido”, para hacer una serie de menciones especiales en cuanto a gratitud: a mi marido, mi más sincero y amoroso agradecimiento, porque ha trabajado bastante para que estemos hoy en el punto en el que estamos. Sé que para él ha sido muy duro, ya que ha llevado una sobrecarga muy grande y sin él esto no hubiera sido posible; y a mi hija Valentina, que es el mayor regalo que la vida me ha dado, y que es por su mejor futuro y por su felicidad por lo que estamos aquí. Le doy las gracias a mis padres, porque sin ellos yo no estaría aquí. Mis besos al cielo. A mi familia (mis hermanos, sobrinos, tíos, primos, …); a mi familia de Tegueste (qué bonitos domingos); a mis amigos. A todos, muchas gracias, porque me siguen apoyando y queriendo a pesar de la distancia; a mi isla de Tenerife, gracias, que está en el mar y me espera, gracias Pedro Guerra. Y un agradecimiento muy especial a DIARIO DE AVISOS, que me propuso la idea de esta entrevista y de poder compartir mi experiencia en Alemania. Muchas, muchas gracias. Ha sido una experiencia muy bonita, que podré guardar como un recuerdo muy especial”.

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