viernes a la sombra

Aire puro

Hay que fijarse en los contenidos del más reciente informe de la organización Ecologistas en Acción. Y es que algunas conclusiones son muy llamativas para interpretar las mejores condiciones de vida generadas en plena pandemia, la calidad del aire urbano, en definitiva. El informe se fundamenta en el análisis de los datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2), extraídos de ciento veintinueve estaciones de medición, repartidas entre las veintiséis principales ciudades españolas (todas las mayores de ciento cincuenta mil habitantes con más de una estación), durante los meses de marzo y abril del presente año y de los diez años anteriores. Expliquemos que el dióxido de nitrógeno es el contaminante típico emitido por los tubos de escape de los vehículos, además de por las calderas industriales y domésticas, por lo que su evolución está directamente vinculada a las emisiones de tráfico motorizado. Como deben saber, hay estudios científicos que están relacionando los índices de moralidad de la Covid-19 con la contaminación atmosférica. En efecto, el NO2 es un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y reduce la resistencia a las infecciones. Según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente, este dióxido provoca anualmente en nuestro país alrededor de siete mil muertes. Todo da a entender, en efecto, que se ha producido una mejora cualitativa del aire, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas. Las medidas adoptadas relativas a la limitación de circulación contribuyen notablemente. Cierto que no se aprecian significativas diferencias entre las sucesivas prórrogas del estado de alarma, propuestas por el Gobierno y aprobadas por el Congreso de los Diputados, en las que se han aplicado restricciones de distinta intensidad, si bien la caída de la contaminación ha sido ligeramente superior en el promedio del mes de abril, un 60 %, que en la segunda quince de marzo, un 55 %. Llama la atención en el informe de la organización ecologista que los niveles de dióxido de nitrógeno registrados durante ese estado de alarma son los más bajos para los niveles de marzo y abril de la última década en todas las ciudades analizadas. Además, se mantienen por debajo del valor límite legal establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando especialmente durante el mes de marzo, este indicador es superado con frecuencia en las respectivas estaciones de de tráfico. Otro factor que ha incidido es el meteorológico. Las lluvias y la inestabilidad atmosférica que han abundado durante la primera parte de la primavera –se llegó a decir que estábamos en pleno invierno- también han coadyuvado a mejorar la calidad general del aire. A un mes de marzo muy húmedo, siguió un abril muy lluvioso, el más desde que se tienen registros. Algunas imágenes y gráficas comparativas son muy significativas. En el informe de Ecologistas en Acción, desde que fue declarado el estado de alarma (14 de marzo) “se ha producido una reducción drástica de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas”. Llega tal disminución a un 58 %, comparada con los registrados en estas fechas durante la última década. O sea, que habrá que estudiar a fondo estos datos y su repercusión en nuestra calidad de vida para revisar o corregir lo que sea necesario con tal de respirar aire más puro y no arriesgarnos a las consecuencias de la contaminación. Debe ser una de las enseñanzas de la pandemia para mejorar la salud pública. Las exigencias para los agentes contaminantes tienen que ser mayores, desde luego. El teletrabajo voluntario, la administración electrónica, el escalonamiento de horarios, la racionalización de los transportes y la compra de proximidad serán también determinantes, según la organización ecologista. Aprendamos.

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