Aunque por el momento no es obligatorio salvo en el transporte público, el Ministerio de Sanidad ha aconsejado ya en repetidas ocasiones el uso generalizado de mascarillas en la población general, incluso si se trata de mascarillas caseras. Como ya sucede en muchos otros países, se sigue priorizando que las mascarillas con mayor porcentaje de filtración (FFP2 o FFP3) sean de uso sanitario, siendo las mascarillas quirúrgicas e higiénicas las más recomendadas en el día a día cotidiano. Si bien las mascarillas caseras no protegen a su usuario del contagio, sí evitan contagiar inconscientemente a otro individuo, por lo que su uso generalizado sería un factor importante para detener la transmisión del coronavirus.
Por esta razón, y dada la dificultad actual para poder adquirir mascarillas a pesar de su reciente bajada de precio por parte del Ministerio de Sanidad, las mascarillas caseras siguen siendo una opción a tener en cuenta. El problema es saber qué materiales textiles serían los más adecuados para su fabricación, y por ello un nuevo trabajo a cargo de los investigadores del Laboratorio Nacional Argonne, junto a la Universidad de Chicago de los Estados Unidos, ha indagado sobre este tema: la combinación de varios materiales sería la clave.
Y es que, según la reciente investigación, publicada en ACS NANO, la revista de la Sociedad Americana de Química, habría que tener en cuenta las propiedades de filtración mecánica y electrostática para poder contestar a esta duda. Y, de hecho, la respuesta es algo compleja, pues habría que usar varios tipos de telas, y varias capas de las mismas, junto a un correcto ajuste de la mascarilla, para lograr el efecto adecuado.
Como bien comentan los investigadores, se llevaron a cabo varios experimentos con diversas telas comunes, como por ejemplo algodón, seda, gasa, franela, tejidos sintéticos, y diversas combinaciones de todas estas telas. En general, las combinaciones de varias telas comunes y fácilmente accesibles a la población general parecían proporcionar una protección significativa contra la transmisión de aerosoles, que es el tipo de partícula mediante el cual podría transmitirse tanto el coronavirus como otros virus de escaso calibre.
Para poder analizar las telas, el equipo de investigadores usó una cámara de mezcla de aerosoles para poder tomar muestras de la cantidad de dichos aerosoles en el aire. Posteriormente, pasaron las partículas a través de cada una de las telas de prueba, y tomaron nuevas muestras del aire que atravesaba el material.
Se probaron una gran variedad de tamaños de partículas, desde 10 nanometros hasta 100 micrómetros. Para que podamos comparar, las partículas de coronavirus tienen un tamaño de entre 80 y 120 nanometros, un cabello humano tiene aproximadamente 50 micrómetros de tamaño, y hay 1.000 nanometros por cada micrómetro. De hecho, aún no se sabe a ciencia cierta si estas pequeñas partículas de aerosol de coronavirus podrían causar la infección en su estado de suspensión en aerosoles, pero ante la falta de evidencia es mejor no escatimar en protección.
Según los resultados del estudio, las telas “híbridas” o mezclas de telas (algodón-seda, algodón-gasa, algodón-franela) tenían potencial para filtrar más del 80% de las partículas de menos de 300 nanometros, y podían filtrar más del 90% de partículas de 300 nanómetros. Como forma de poner estos resultados en perspectiva, recordemos que las mascarillas sanitarias con filtros FFP2 filtran como mínimo un 92% de las partículas, y las FFP3 deben filtrar hasta un 98% o más de dichas partículas.
Los investigadores sugieren que este gran rendimiento en las mascarillas de tela se debería precisamente a la combinación de varios tejidos, y al efecto combinado de una filtración mecánica y electrostática:
– Por un lado, la filtración mecánica implica que la tela atrapa físicamente las partículas. Telas como el algodón tienen una gran filtración mecánica por poseer muchos hilos en su interior; cuanto más pequeños son los agujeros entre el tejido, menos partículas pueden escapar.
– Por otro lado, la filtración electrostática es algo diferente. Materiales como el poliéster son muy estáticos, y lo que hacen es mantener los aerosoles dentro del entorno estático, basado en las cargas de las partículas y no en su tamaño como tal.
Finalmente, los investigadores también hacen hincapié en la necesidad de usar correctamente las mascarillas: un ajuste inadecuado puede reducir hasta un 60% la eficacia de la filtración inicial de una buena mascarilla de tela, según los investigadores.