cultura

Fallece en Hermigua la folclorista Lili Ascanio

La gran dama del folclore gomero, que falleció ayer a los 97 años, dedicó su vida a dignificar y difundir el valor de los bailes, toques y cantos de La Gomera

Se marchó con discreción y en silencio una de las grandes damas del folclore de Canarias. Ayer, a los 97 años, nos dejó quien entregó su vida a transmitir valores y grandezas del folclore. Desde su isla, La Gomera, con elegancia y entereza, dignificó la enseñanza de lo popular desde el convencimiento de tener un tesoro entre manos y el deber de preservarlo y compartirlo.

Siendo muy joven aprendió de sus tías Carmela, Consuelo y Erenia, el Baile del tambor, el Santo Domingo, el Pasito corto de Alajeró… Años después, recorrió La Gomera por sus pueblos, barrios y rincones para recoger de primera mano impresiones sobre distintas formas, estilos y jeitos del Baile del tambor, entre otros aires musicales propios de la Isla. En los años 50, junto a José Bencomo e Inocencio Rodríguez, se esforzó en diseñar un traje folclórico identificativo de La Gomera. Involucró en el proyecto al pintor Reyes Darias y a la historiadora local Rosa Chinea. De todo ese empeño nació la vestimenta que ha perdurado hasta hoy como identificativa de la Isla.

En 1954 formó, en el seno de la Sección Femenina, La Agrupación de Coros y Danzas de Hermigua y Agulo que nació con solo diez componentes pero consiguió rescatar, preservar, transmitir y enseñar cantos, bailes y toques a decenas de jóvenes que pasaron por esta agrupación folklórica.

Lilí Ascanio se empeñó en hacer crecer y avanzar culturalmente a su pueblo gomero y lideró un movimiento de amantes de sus costumbres y raíces y lo hizo desde el amor sincero y de manera disciplinada para que lo preservado y transmitido fuera de valor para generaciones venideras.
Tuve la suerte de estar junto a ella en 2013 durante un programa de Parranda Canaria en Televisión Canaria dedicado, en aquella edición, al folclore de La Gomera. Era año de Bajada y la emoción nos embargó a todos en ese programa en el que palpamos lo auténtico, lo cercano de lo de verdad.

Emocionarme con Lilí escuchándola hablar sobre el baile del tambor o la llamada de las chácaras, fue una bendición que agradeceré por siempre.

Quien tuvo la suerte de estar a su lado alguna vez y escucharla, sabe que no miento si digo que transmitía una serenidad y entereza propias de una persona que impone con su presencia elegante y su seriedad. Su sonrisa cálida y su mirada tranquila te hacía sentir en casa.

Lilí Ascanio ha partido, pero seguirá presente con su legado, que nos llegará discreto por el aire cuando escuchemos el toque del tambor, el repique de las chácaras o el silbo lejano; nos llegará su imagen y su sonrisa cuando veamos alzar los brazos al viento de los bailadores y bailadoras de su querida isla gomera; nos llegará su aroma cuando los veamos levantar la mirada al cielo con amor, serenidad, respeto y dignidad tal y como ella transmitió el folclore durante toda su vida.

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