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Las mil caras de Fernando Simón

El médico epidemiólogo, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, se ha convertido en la figura pública protagonista de la lucha contra el coronavirus

Uno de los rostros que perdurarán en nuestra memoria mas allá de la pandemia será, sin duda, el de Fernando Simón. El médico epidemiólogo, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, se ha convertido en la figura pública protagonista de la lucha contra el coronavirus.

Sin embargo, estar en primera línea informativa en tiempos de crisis no es tarea fácil. Comunicar de forma efectiva, transmitir credibilidad e inspirar confianza son aspectos clave para llegar al público. ¿Cómo lo ha hecho Simón? ¿Ha calado en la sociedad española su forma de comunicar? ¿Ha logrado conectar con los ciudadanos? Veamos.

Gestos espontáneos

Nuestro popular epidemiólogo ha protagonizado muchos momentos simpáticos. Como, por ejemplo, no poder contener la risa en plena rueda de prensa o atragantarse con una almendra que reconoce haberse comido justo antes de comparecer. No tiene problemas para enfrentar a los medios con la única compañía de su sencillez. No sigue un guion establecido, exhibiendo profesionalidad y solvencia en los temas que trata, junto a una manifiesta empatía y escucha activa. Responde con naturalidad a todo aquello que se le cuestiona, y no tarda en disculparse cuando se equivoca o desacierta en sus palabras. Todo ello nos habla de una personalidad espontánea, un estilo de comunicación transparente, libre de adornos, y un compromiso con la honestidad.

EL BUENO DE LA PELÍCULA

Uno de los aspectos más singulares de Simón es que se muestra como una persona de lo más normal, precisamente en una situación de lo más anormal. No pierde la calma y la prudencia, ni siquiera en los momentos más difíciles. Simplemente hace su trabajo, sin aires de protagonismo ni mayor ambición que la de hacerlo lo mejor posible. Su expresión facial es amable, transmite la serenidad que prodiga con sus palabras. Es tremendamente coherente. Y todo esto, acompañado de los suaves gestos que ilustran su discurso y la claridad de su mensaje, lo convierten en un gran comunicador y una persona idónea para el papel que desempeña en esta crisis.

EL SIMÓN VIRAL

La exposición mediática del científico y su particular forma de comunicar han sido fuente de inspiración para los creadores de contenidos digitales y humorísticos. Y si hay algo que no ha pasado desapercibido es su voz. La voz de una persona tiene una gran conexión con la emoción, por lo que el estrés, la demanda de actividad oral, la carga de trabajo y el poco descanso pasan factura. Su particular tono ronco no parece muy saludable, no sabemos si es debido a una patología o al desgaste vocal que requiere su profesión. A pesar de esto, hay que reconocer que tiene facilidad de palabra y sabe gestionar adecuadamente los silencios, las pausas y el énfasis que pone en lo quiere resaltar.

APARIENCIA DESENFADADA

Si hay algo que caracteriza a Simón es su apariencia desenfadada. Nada de trajes ni estilismos sofisticados. Es discreto y sencillo en su vestir: vaqueros, camisa y jersey. Su pelo y cejas alborotados le dan un aire campechano. Y esto es algo que también suma puntos en la conexión, cercanía y confianza con el público.

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