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El Centro de la Cultura Popular Canaria cumple 43 años

Tan insólito fue el surgimiento de la entidad en los años setenta del siglo XX, como lo es que siga aún en pie, afirman sus fundadores
Miembros del ccpc en un congreso de la entidad celebrado en 1985 en el colegio mayor san fernando. CCPC
Miembros del ccpc en un congreso de la entidad celebrado en 1985 en el colegio mayor san fernando. CCPC
Miembros del ccpc en un congreso de la entidad celebrado en 1985 en el colegio mayor san fernando. CCPC

Con carácter simbólico y esperanzador se puso como día oficial de nacimiento el 15 de junio de 1977, fecha de las elecciones generales para la legislatura constituyente, que condujo a la aún vigente Constitución, ratificada por el pueblo español en referéndum el 6 de diciembre de 1978.

Se originó la idea del CCPC al calor del ambiente universitario de La Laguna, donde concurría buena parte del pensamiento político de las islas dispuesto a acelerar el enterramiento sociológico del régimen franquista y a planificar el nuevo tiempo.

Los resultados del ejercicio democrático del voto en los ansiados comicios electorales defraudaban; prácticamente venían a perpetuar en el poder a “los mismos de siempre”.

Hubo quienes optaron por la vía cultural, entendida como proceso democratizador, conocimiento de la propia realidad, consciencia y voz, unidad e identidad.

Con el objetivo de ‘hacer la Revolución Cultural’ no se tuvo dificultad en incorporar a mucha gente entusiasta. Personas notables de espacios intelectuales y artísticos de las dos provincias: Félix Casanova de Ayala, Maribel Lacave, Elfidio Alonso, Isabel Medina, Pepe Suárez, Isabel Pérez, Carmelo y Martín Rivero, Julio Hernández, Manuel Lorenzo Perera, Mari Carmen Mulet, Francisco Viña, Remedios Sosa, Carlos Silva, Cirilo Leal… Junto a numerosos militantes del movimiento vecinal, estudiantil, sindical, músicos, actores, docentes…

Los lemas más destacados del movimiento dultural eran: “Ser del mundo desde aquí”, “Un proyecto de Unidad de Canarias a través de la Cultura” y “El compromiso con la Identidad Canaria”.

Fue una asociación capaz de idear, planificar y ejecutar los primeros Ciclos Culturales por más de 200 pueblos y barrios de las islas, con el siempre ponderado respaldo institucional y la decisiva y enérgica participación vecinal: “lo nunca visto” en Canarias. Tampoco en España se conocía una experiencia sociocultural de estas características.

El Centro de la Cultura Popular Canaria fue considerado como uno de los dos movimientos culturales más importantes existentes en el mundo, por Ezequiel Ander Egg, eminente sociólogo, experto en Animación Sociocultural y Asesor de la UNESCO.

Sobre el CCPC, el prestigioso crítico Guillermo García Alcalde “Martín Codac” escribía en 1990: “La actividad de gestión, promoción y edición del Centro de la Cultura Popular Canaria es un caso único deslumbrante y envidiable, incluso para los animadores de las comunidades más potentes y desarrolladas, transcurre en las islas como hecho cotidiano que rehusa en su origen a la gesticulación y los autobombos. Esa naturalidad de lo excepcional manifiesta un estilo voluntario y es, por tanto, un logro absoluto”.

Era inédito el unánime compromiso social y la condición vocacional de artistas, conferenciantes, poetas, periodistas, agrupaciones de folclore, colectivos de deportes autóctonos… junto a un perseverante trabajo militante en el núcleo orgánico.

La puesta en marcha en 1980 de la editorial, con “Endechas del ahogado verde y otros agüeros del son” de Fernando Garciarramos, vino a abrir en el panorama cultural de Canarias un espacio de gran solidez y proyección. En su catálogo se cuentan cerca de un millar de títulos, con más de 4 millones de ejemplares repartidos por Canarias y el resto del mundo, por bibliotecas, librerías, colegios, todo tipo de asociaciones culturales…

La actividad del CCPC como sello discográfico supuso una oportunidad largo tiempo soñada por músicos y agrupaciones de todas las islas. Hoy conforman un archivo sonoro de unos 300 títulos, con más de un millón de unidades distribuidas.

Los primeros macroconciertos en las Islas de figuras internacionales de la canción popular los organizó el CCPC: Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Serrat, Quilapayún, Atahualpa Yupanqui, Zitarrosa, Viglietti, Aute, Víctor Manuel, Labordeta, Milladoiro, Carlos Cano, Paco Ibáñez… Y al mismo tiempo, organizaba giras de artistas canarios a importantes escenarios de España y Latinoamérica: Los Sabandeños, Mestisay, Taller Canario, Marisa… También el CCPC se empeñó en abrir los escasos teatros y auditorios a los músicos populares, así que Calaya, Marina, Olga Ramos, Mª C. Mulet y un largo etcétera llenaron y cantaron en el Teatro Leal, en el Guimerá, en el Pérez Galdós…

También era impensable un gran y multitudinario homenaje a Los Verga. Un grupo de etnógrafos junto al equipo del CCPC lo sacaron adelante. Hay muchos que ya saben del manejo extraordinario y singular del palo canario de esta estirpe de campesinos de La Esperanza, que fueron aclamados entonces por miles de personas.

Una humilde vivienda para estudiantes en el nº 45 de la Calle Molinos de Agua, en el Barrio Nuevo lagunero, albergó la oficina-laboratorio del CCPC. Se abrió también una sede en Las Palmas de Gran Canaria. Hubo épocas en que el CCPC organizaba al año un millar de actividades y editaba medio centenar de libros. Libros que llevaba a unas 800 librerías, bazares, y aún sigue vendiendo a precios razonables…
Entre tanto, sobrevino la economía especulativa, el turismo y la construcción. Engordaban los presupuestos de festejos en los Ayuntamientos, cuyos ediles, con algunas excepciones, empezaron a gastar sin medida para deslumbrar a propios y extraños. Estábamos ante la era de ATI-Coalición Canaria.

Llegaron las agencias de contratación artística, management, productoras venidas de España, de Miami o de factoría canaria, prestas a ‘asesorar’. Había que batir récords mundiales, ¡pero muchos! Jugar –ahora de verdad– a lo nunca visto: Celia Cruz, Michael Jackson, el Auditorio Adán Martín y hasta el Club Deportivo Tenerife a la primera división con sus estrellas. No era nada extraño que el cachet de un artista de fuera, la empresa autóctona lo vendiera aquí multiplicado por dos.

Y grosso modo, así fue cómo unos festejos ‘poco culturales’ le dieron el sorpasso a la Cultura. El ‘grandioso’ Festival de Música de Canarias de Saavedra quedó en lujosa anécdota para guiris. Coalición Canaria orientó la brújula de la identidad canaria hacia su norte de guachinche y romería, mientras emigraba el talento joven.

La cultura nunca pudo salir del rincón de pensar. Ya se encargaban las corrientes europeas: París, Barcelona… de fijar los cánones de la modernidad en aras de una “verdadera unión europea” con pensamiento propio capaz de distraer con sus luces la brutalidad ultraliberal. Quedaban relegados los conceptos de democratización, socialización, derechos… por emprendedores, competitividad, competitividad, mercado, subcontratación…

¿Y qué fue del CCPC? O como canta Luis Pastor: “…¿Qué fue de los cantautores? / De los muchos que empezamos, / de los pocos que quedamos, / de los que no se vendieron, / de los que no claudicaron, / de los que aún resistimos: aquí estamos / Cada uno en sus trincheras / haciendo de la poesía / nuestro pan de cada día…”

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