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Piden prisión permanente al triple parricida de Guaza

A Ricardo, que será juzgado la semana que viene, se le acusa del triple asesinato de sus padres adoptivos y de su abuelo, a los que apuñaló hasta la muerte de madrugada en 2018
Selfie de Ricardo de sus redes sociales e imagen del momento en el que la Guardia Civil se lo lleva detenido de la finca familiar. DA

Ricardo O.M., el joven de 25 años al que se le acusa de acabar con la vida de su familia en una terrible madrugada de hace dos años, será jugado la semana que viene por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife por un Tribunal de Jurado popular como presunto autor de hasta tres delitos de asesinato.

La Fiscalía pide para el joven la prisión permanente revisable atendiendo al especial desvalimiento de una de las víctimas, concretamente su abuelo de adopción, así como 25 años de cárcel por cada una de las muertes de sus padres adoptivos, además de una indemnización de 120.000 euros para los herederos de las víctimas.

Todo ocurrió en la madrugada del 23 de marzo de 2018 en una vivienda de Los Llanos de Guaza. Fue Ricardo quien en torno a las cinco y media de la mañana llamó a la Policía Local de Arona para avisar de que se había encontrado a sus padres y a su abuelo muertos en la vivienda familiar, ubicada en el interior de una finca de plataneras en la zona conocida como Los Llanos de Guaza. Cuando los agentes de la Policía Local se percataron de la violencia ejercida sobre las víctimas, dieron de inmediato parte a la Guardia Civil, que se hizo cargo de las diligencias. En un primer momento, el muchacho les explicó que había llegado a la casa, oyó ruido y se encontró con otra persona dentro, posiblemente un ladrón, que incluso le atacó a él. Esa versión de los hechos nunca se tomó como verídica por los agentes de la Benemérita, aunque sí inspeccionaron no solo la casa y la finca, sino, según testigos presenciales, el exterior en busca de algún rastro del supuesto ladrón.

A media mañana, antes incluso del levantamiento de los cadáveres, Ricardo, en aparente estado de shock, fue trasladado a las dependencias de la Guardia Civil de Playa de las Américas, donde acabó confesando que había sido él quien apuñaló hasta la muerte a sus padres adoptivos (Carmen Martín Marante, natural de San Andrés y Sauces, de 59 años, y Antonio Ortega, de 68 años, nacido en Barlovento) y del padre de la madre (Luciano Martín López, de 86 años).Todas las víctimas eran naturales de La Palma, aunque hacía muchos años que residían en Guaza, en una finca que Antonio compró a su regreso de Venezuela. Ella era maestra. Además de la finca, el matrimonio tenía negocios y era muy conocido en la zona.

Según informó en su día este periódico, el joven Ricardo, que fue adoptado por Carmen y Antonio cuando tenía cuatro años, era introvertido, apenas hablaba con nadie. Desde que salió del colegio Luther King comenzó a tener problemas con las drogas, lo que le llevó a robar a sus propios padres e incluso a agredir a su madre, profesora del CEIP Pérez de Valero, de Los Cristianos, en donde vivía el matrimonio hasta que se trasladó a la finca de Guaza. Una finca propiedad del padre de Carmen (Luciano), un palmero que hizo fortuna en Venezuela y que con ese dinero construyó los invernaderos de plátanos y la vivienda donde encontró la muerte, al igual que su hija y su yerno, este último, conocido en todo el Sur como Antonio el Palmero o el de los puros, que él mismo fabricaba.

En el escrito de acusación de la Fiscalía se comprueba lo violento que fueron los hechos aquella madrugada, por cuanto las víctimas fueron apuñaladas en reiteradas ocasiones. El padre adoptivo sufrió heridas consistentes en herida incisa en el cuello de 13 centímetros de longitud y otras cuatro incisas penetrantes en el tórax, además de otras en clavícula y hombro. La madre, dos incisas en región precordial, herida incisa en hipocondrio izquierdo, otra en trapecio derecho, una más en el izquierdo y en mano izquierda, así como múltiples en la cabeza, en el cuello, tórax, abdomen y en la espalda. Respecto al abuelo, su cadáver presentaba heridas incisas en pectoral izquierdo, cara y cráneo, herida en el cuello de 17 centímetros de longitud con cola al lado izquierdo; heridas en el plano delantero, siendo ocho heridas principales incisas, varias más superficiales en la mano y dos heridas incisas en región mandibular izquierda.

Una orgía de sangre.

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