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Ricardo Cubedo, oncólogo y divulgador: “Dos meses desescalando y no ha habido repuntes”

El doctor Ricardo Cubedo se ha hecho popular en redes sociales por divulgar pautas para prevenir la expansión del coronavirus y explicar cómo es su comportamiento

Se ha hecho popular en redes sociales, y sus audios corren como la pólvora por los grupos de mensajería instantánea. Las explicaciones sobre el coronavirus del doctor Ricardo Cubedo, óncologo durante más de 25 años en un hospital de la sanidad pública madrileña y actualmente responsable de Sarcomas y Cáncer Hereditario en el MD Anderson Cancer Center (Grupo Hospiten), han acercado al público general una patología que a todos nos resultaba desconcertante. Desde la curva de contagios hasta los métodos de prevención, este facultativo ha hecho pedagogía en torno a la pandemia que asola al mundo.

-¿Cómo ve la recta final del proceso de desconfinamiento?
“Bueno, llevamos tiempo en la desescalada. Empezó cuando se permitió a los trabajadores que no eran esenciales y que no podían teletrabajar salir a la calle. Lo cierto es que de esto hace ya tiempo y no estamos viendo ningún repunte. Ha habido brotes, pero es distinto. Independientemente de que nos dé rabia ver una terraza llena o una manifestación, la realidad es que, en principio, no estamos viendo un repunte que casi todos dábamos por seguro”.

-¿La vacuna es la única solución, o puede que el virus no se termine haciendo endémico?
“Para eso realmente nos haría falta una bola de cristal. Razones buenas hay para una cosa y también para la otra. Yo, personalmente, creo que la vacuna no será la solución, sino la puntilla. La vacuna, que me temo que tardará algo más de lo previsto, vendrá muy bien para el personal sanitario o los sectores más susceptibles, como ancianos y enfermos crónicos. Pero para entonces, probablemente, por su evolución natural, la enfermedad ya habrá perdido virulencia, como la perdió en su día la gripe A, por ejemplo. No habrá desaparecido, pero tampoco será portada del telediario todos los días, ni muchísimo menos”.

-¿Cómo empezó su aventura en las redes sociales? Se ha hecho bastante popular…
“Al principio, cuando no sabíamos nada de nada, había que informar de lo básico. Grabé un audio largo para mi hija y para su círculo de amigos. Comenzó a circular por canales informales y, como había cierta falta de información, hizo fortuna.”

-¿Qué opina de los llamados test rápidos?
“Hay dos. Unos de los que ya ni se habla, que fueron aquellos que se compraron y no cumplían las expectativas. Y luego, los test rápidos de anticuerpos, que son los que se están haciendo ahora. Pero para el diagnóstico de un enfermo el test clásico es el más fiable. Además, creo que, ahora que ya ha pasado toda la parte más intensa, deberíamos tener capacidad para hacer una serología convencional a todo el mundo que lo necesitara”.

-En lo referente al uso de mascarillas, usted también ha dado algunas pautas, incluido sobre las que tienen válvulas.
“Las mascarillas con válvula no se deben usar. De hecho, es que no se deben usar las FFP2. La que hay que llevar es la de papel, desechable, quirúrjica. Si es con válvula es como llevar un agujero: estás expulsando libremente el aire. La mascarilla es solamente para no contagiar, no sirve para que tú no te contagies, porque llevas los ojos abiertos. Lo único que hace es evitar que estemos expulsando las gotitas de saliva”.

-¿El distanciamiento social es la clave de la prevención?
“Es lo que nos ha salvado. La Covid-19 es una enfermedad de transmisión directa de persona a persona. Se transmite porque nos damos la mano, porque estornudo a tu lado o porque estoy a 50 centímetros de ti en una terraza durante una hora. El uso de la mascarilla es fundamental, sobre todo en interiores. Y precauciones que todo el mundo debería tener ya claras: si uno se reúne con amigos en casa no va a ser como antes, habrá que hacerlo de otra manera en la cual se mantenga la distancia”.

-¿Se podría decir que la tasa de letalidad del virus es baja?
“Depende con qué se compare. Comparada con el ébola es bajísima, afortunadamente, pero con la gripe no. Es diez veces más letal. En relidad, la tasa de letalidad, hasta que no superas los 65 años, es inferior al 1%, siempre y cuando sean personas sanas. El problema es que cuando se infecta tantísima gente de golpe, son muchas las personas que también mueren de golpe. Es como si todos los accidentes de tráfico de un año los tuviéramos en dos fines de semana. Sería horrendo, no daríamos abasto para incinerar cadáveres, como nos ha pasado con la Covid. Ahora, dicho esto, la posibilidad de cada uno de morir sigue siendo francamente pequeña”.

-Dice usted que quizá se prolongue aún más de lo esperado el desarrollo de la vacuna. ¿Se refiere a las previsiones de finales de año o de mitad de 2021?
“Es difícil saberlo. Lo que no va estar es en septiembre u octubre. Para un medicamento o una vacuna, por definición, hay que hacer un ensayo clínico. Si se hace es porque no sabemos cómo va a funcionar. Además, las vacunas son medicamentos en los cuales la seguridad tiene que ser todavía más estricta, porque vamos lo vamos a aplicar a, literalmente, centenares de miles de millones de personas sanas. Muchas de ellas niños. Hay que estar muy seguros de que no tiene efectos adversos, y eso lleva tiempo. Es necesario hacer ensayos clínicos con miles de personas observadas durante meses, y en muchas ocasiones los resultados no son los que se esperaban. A lo mejor inmuniza, pero en una proporción menor. Es difícil de prever, y eso sin contar que luego hay que fabricar, distribuir y pagar miles de millones de dosis”.

-¿El virus puede mutar? ¿Podrá ir debilitándose?
“Los virus, en general, tienden a mutar para ser cada vez menos virulentos. De hecho, así es como se han hecho toda la vida, en la antigüedad, las vacunas. Infectando animales entre sí, y a medida que el virus iba pasando por generaciones de animales infectados, iba perdiendo virulencia, porque lo que el virus no quiere es matar al terreno en el que vive. Un virus que se vuelve muy virulento se extingue muy pronto, porque las personas que lo portan fallecen o se encaman pronto; es justamente un virus poco virulento, que es capaz de permitir que esa persona siga yendo al colegio o al trabajo, el esparce rápidamente. Y sí que es verdad que se han detectado algunas mutaciones, pero no tenían ninguna influencia ni en cuanto a virulencia ni en cuanto a letalidad”.

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