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Un año que acaba como empezó

Los avances de Santa Cruz en vivienda, asuntos sociales o servicios han quedado ensombrecidos por la crisis de la Covid y una moción de censura
PATRICIA HERNÁNDEZ ALCALDESA
PATRICIA HERNÁNDEZ ALCALDESA
Patricia Hernández tomó el bastón de mando hace algo más de un año, y es probable que el próximo 13 de julio deba soltarlo. F.P.

Ha pasado un año desde que Patricia Hernández asumiera la alcaldía de Santa Cruz. Lo hizo envuelta en acusaciones de pactar con tránsfugas por apoyarse en los concejales de Cs (Matilde Zambudio y Juan Ramón Lazcano) que, supuestamente, habían incumplido las órdenes de su partido, y con los que logró arrebatarle la alcaldía a José Manuel Bermúdez (CC). Previsiblemente, Hernández terminará su corto mandato dando vueltas en torno a la misma figura, aunque esta vez sean los que pusieron el grito en el cielo cuando pactó con la formación naranja, los que ahora se apoyen en una tránsfuga, esta sí ya declarada como tal por su propio partido, Evelyn Alonso. Los censurantes, CC y PP, lo definen bien cuando se les pregunta el por qué de la moción de censura, “porque Patricia Hernández no tiene la mayoría”. Y así es, es simple aritmética, 14 frente a 13. Lo fue hace un año, y lo es ahora.

El panorama que queda por delante, no es “nada bonito” como diría la alcaldesa. Y es que ella ha sido la primera en sufrir las escaramuzas para vestir de “normalidad democrática” lo que es una lucha por el poder. Sus palabras en una conversación privada, en la que se la siente dolida y enfadada, no la dejan en muy buen lugar, de ahí que reconozca que “bonito no es, pero amenazas tampoco”. En el otro lado también han visto como conversaciones que se realizan en privado acaban siendo públicas. Que Guillermo Díaz Guerra (PP) diga lo que dice de CC , “a mí nunca me ha gustado, me parece una agrupación de intereses y como gestores son malos”, no es que lo deje en muy buen lugar. Con afirmaciones como esas, lo de que la moción se presenta porque “Santa Cruz está paralizada” es un vestido cuyas costuras empiezan a dar se sí. El candidato a alcalde, José Manuel Bermúdez, no ha querido perder la oportunidad de entrar en polémica, y afirmar que las posturas cercanas a la extremaderecha expresadas por Evelyn Alonso en redes, para él no son ningún problema, y es posible que ninguna opinión vertida por Alonso, sea la que sea, incomode a Bermúdez si eso le permite volver a la alcaldía. Así, que en resumen, como diría la alcaldesa, está quedando un panorama nada bonito.

La marcha de Juan Ramón Lazcano en mitad del estado alarma, con una pandemia desatada, trastocó los tiempos de un gobierno, el del PSOE y Cs, con el apoyo externo de Unidas Podemos, que se pasó meses “levantando alfombras”, “poniendo orden” y sacando adelante algunos de los proyectos comprometidos en campaña. Sin duda, el mayor de los éxitos que la alcaldesa tiene en su haber es la recuperación del dinero de Las Teresitas, nada y nada menos que 95 millones de euros. La todavía oposición argumenta que no hay expediente aún, que solo es un anuncio, mientras que el actual equipo de gobierno asegura que es un acuerdo cerrado al que solo hay que darle la forma legal. No se puede olvidar que el pago de este dinero por parte de uno de los condenados le permitirá acceder a beneficios penitenciarios, es decir, salir de la cárcel. Así que, es probable que en esa certeza se apoye la seguridad de Hernández de que se ha recuperado el dinero.

En los últimos días, ese levantamiento de alfombras ha permitido conocer lo que ya muchos habían denunciado desde hace años, y que no es otra cosa que la venta de Emmasa fue un negocio muy rentable para algunos, pero no está claro que lo fuera para Santa Cruz. En el Ayuntamiento, según dio a conocer la alcaldesa, no hay ni un solo papel que justifique la devolución de los 59 millones que pagó Sacyr por hacerse con la explotación del agua en Santa Cruz. Hasta el momento ha recuperado casi 30 millones, a razón de 2,3 al año, una operación que este viernes la Junta de Gobierno ordenó paralizar.

Sin embargo, la limpieza de la Casa de los Dragos empezó a los pocos meses de entrar los socialistas en el Ayuntamiento, concretamente en el área de Fiestas. Fue UP la que se fue a la Fiscalía a denunciar que se investigara un posible sobrecoste en el concierto de Juan Luis Guerra, que se pagara a un representante que no tenía acreditada la exclusividad o que se cambiara, en medio del expediente, a un medio de comunicación, Radio Club, por el citado intermediario, y, todo, por la vía de urgencia. La Fiscalía ya investiga si todo eso se hizo de acuerdo a la ley. El mismo órgano al que también ha llegado otra actuación del Carnaval, esta de 2018, cuando Sebastián Yatra no se subió al escenario el lunes de Carnaval, pero su actuación se pagó igualmente al medio que, de nuevo, figuraba como mediador. Será el juzgado el que dictamine si hay o no motivos para investigar.

¿El principio del fin?

El Carnaval de 2020 puede decirse que fue el punto de inflexión para el gobierno de Patricia Hernández, un avance de lo que le esperaba en los meses siguientes. El episodio de calima más importante de los últimos años en Canarias dejó una primera jornada del Carnaval de Día pasada por arena. Muchos acusaron a la alcaldesa de imprudencia por no haberlo suspendido, incluso hay quien afirma que el mayor número de casos de covid en Tenerife obedece a esa celebración. El Ayuntamiento siempre defendió que no había alerta por calima, por viento sí, pero no por calima.

Covid y moción

De ahí en adelante, todo aquello en lo que se estaba trabajando: aparcamientos en altura, buscar hogar para las personas sin hogar (una veintena ya ha salido de las calles), medidas para reducir la contaminación, un plan para reducir el ruido en la ciudad, nuevos contenedores, guaguas o espacios deportivos y rehabilitación de los existentes, construcción de vivienda pública (hasta 400 se comprometieron para este mandato), parques infantiles…, quedó congelado en el tiempo por una pandemia insólita, terrible, y de la que aún no se ha salido. Los esfuerzos se centraron entonces en que nadie pasara hambre. Más de 10.000 personas se incorporaron a los servicios sociales en estos meses. “Mientras unos nos preocupábamos por sacar a la ciudad adelante otros tramaban mociones por Zoom”, se lamentaba la alcaldesa estos días. Cabría preguntarse qué habría hecho el PSOE en el lugar de CC.

Queda una semana por delante en la que, con toda probabilidad, todo eso, la gestión, los compromisos, en definitiva, la gente, se verá relegada a un segundo plano, ya que, los juegos de poder, porque no nos engañemos, la moción de censura en Santa Cruz, y en la mayoría de sitios en los que se presentan, es una cuestión de poder, serán los auténticos protagonistas. CC sabe que más de un año alejada de los centros de toma de decisiones implican un alto riesgo de descomposición. El PP, después del batacazo de las últimas elecciones, es consciente de que en Canarias o toca poder o será una fuerza diluida en la oposición. Mientras que Cs, o lo que quede del partido, se difuminará aún más, máxime cuando sus propios afiliados, incluso los más “naranjas” como creían en Madrid que era Evelyn Alonso, se olvidan de las siglas y de los estatutos cuando de poder se trata.

Un mandato marcado por el coronavirus y las videollamadas

Patricia Hernández llegó a la alcaldía prometiendo cambios, levantar alfombras, cambiar lo que se podía cambiar, y, en definitiva, hacer todo lo que se supone que CC, en casi 30 años no había hecho. El coronavirus hizo saltar por los aires cualquier impulso que pudiera estarse gestando. Lazcano le dio la puntilla con su dimisión en diferido desde Santander. Para entonces, CC es probable que ya tuviera casi completada su operación de desalojo. Una Evelyn Alonso dispuesta a saltarse todo lo que había defendido, un PP que vio la oportunidad de devolvérsela a los del PSOE por el pacto fallido en Canarias, y maratonianas cesiones de videollamadas hicieron el resto.

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