la palma

El incendio, “un monstruo difícil de derrotar” con varios frentes abiertos

David Rosario, agente de Medio Ambiente desde hace 15 años, cuenta al DIARIO cómo se viven desde dentro las labores de extinción; reconoce que “cada decisión es la diferencia entre la vida y la muerte”
El agente de Medio Ambiente David Rosario lleva cinco años en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. DA

“Las noches son muy duras en las primeras horas de un gran incendio forestal, porque está muy descontrolado y hay que medir cada movimiento que hacemos contra el fuego; cada decisión es la diferencia entre la vida y la muerte. No solo tuya, sino del operativo que tienes a tu cargo”. David Rosario, agente de Medio Ambiente desde hace 15 años -cinco de los cuales en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente-, cuenta a DIARIO DE AVISOS, en uno de sus descansos, cómo se vive en primera línea la guerra contra las llamas del noroeste de La Palma; un frente al que se incorpora de nuevo hoy a las 08.00 horas.

Afirma que fue avisado por teléfono poco después de que se registrara el incidente el pasado viernes en la zona de la Catela, en Garafía, “al saber que el compañero que estaba de tarde se dirigía al fuego” y que él, tiempo más tarde, debía tomarle el relevo. Durante ese tiempo de impás, lejos de desconectar o no pensar en el incidente, reconoce que “siempre comienzan a llegar imágenes y vídeos”, por lo que pudo hacerse una idea de la magnitud que estaba adquiriendo el suceso, que pasó a ser declarado de nivel 2 y, por ende, se desplegaron aún más medios.

“Al llegar a las 12 de la noche, los primeros momentos son de incertidumbre, descontrol y nerviosismo; primero, por las ganas de hacerlo bien, y segundo, porque quieres actuar rápido para que el incendio no vaya a más”, admite sobre su toma de contacto inicial con el terreno. En esos instantes, explica que le vinieron a la mente recuerdos de la catástrofe vivida en 2016 en la Isla -en cuyas labores de extinción también participó-, cuando un fuego declarado en El Paso se llevó por delante una vida humana y 5.000 hectáreas de monte: “Una sensación de que no era un simple conato, sino un monstruo que íbamos a tardar muchos días en derrotar, ya que se observaban muchos frentes y todos descontrolados”.

A medida que avanzaban las llamas, indica que a los trabajadores les invadía “una mezcla de querer irte cada minuto para tu casa con tu familia”, debido a la impotencia de ver el desastre natural que estaba teniendo lugar a su alrededor, al tiempo que “las mismas ganas de quedarte a apagar el fuego que lo está quemando todo”. Pero aclara que, “pese a todo, estamos constantemente entrenándonos para saber sobrellevar estas situaciones y actuar ante ellas”.

Respecto a los medios aéreos y terrestres llegados desde distintos puntos, ya no solo de la comunidad autónoma, sino del país, asegura que es habitual en los incendios forestales ver que “tras solo unas horas, ya hay cientos de personas trabajando codo con codo para realizar las labores de sofocación”, las cuales pasan por tareas como “extinción, coordinación, tráfico, avituallamiento, repostaje”, entre otras. Y si bien afirma que en la génesis del combate hay cierto caos, dada la complejidad y confusión reinante en los minutos iniciales, “mientras van pasando las horas todo va tomando forma y cada una asume su papel en un sector; se distribuyen los medios en base a las prioridades de extinción”.

Ayer, al término de su turno y con la mirada puesta en el siguiente de hoy a las ocho, David Rosario describe un pensamiento común entre todos los equipos participantes (Eirif, Brif, personal del Cabildo, la UME, etc.) de “disposición completa a ayudar” a apagar las llamas, aparte de “la adrenalina normal de una emergencia de estas características, unida al nerviosismo de no saber cuánto tiempo vamos a estar” inmersos en la ardua labor de evitar que se siga expandiendo el fuego. “Pero en los medios del Parque Nacional hay muchas ganas de trabajar, mucha disposición y, por ahora, mucha fuerza tanto mental como física para hacerlo”, dice con orgullo hacia los compañeros que tiene a su lado.

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