tribuna

Hablando de Cayetana

Anoche cenamos en el Casino de La Laguna. En la terraza. Agosto está muy agradable y llevadero. Pilar Padilla, Juan Cruz, Carlos Schwartz, mi hermano José Luis Fajardo, y yo. Buena gente y buena compañía para olvidarse de las mascarillas y de los virus. Juanito quería saber mi opinión sobre la noticia del día: el cese de Cayetana Álvarez de Toledo. “Se venía hablando de eso”, le dije.
Lo importante no es el cambio de portavoz en el grupo parlamentario sino qué va a ocurrir a partir de ahora, qué significa para el camino que vamos a emprender cuando llegue septiembre, que es el título de una película de Robert Mulligan. Con una ensalada de ventresca por medio: tomates, vegetales y atún, se me ocurrió que había tres hechos sobre la mesa: resultados de las elecciones autonómicas, pandemia y confinamiento, y plan de reconstrucción aprobado por Bruselas.
Es innegable que el cero energético de Podemos en Galicia y el notable descenso en Euskadi han influido en el peso que pueda tener en la coalición de Gobierno, por más que esta crisis se intente asfixiar con debates sobre monarquía y república, o con causas judiciales por irregularidades en la contabilidad. La realidad es que todos son conscientes de asistir al descalabro de una opción política que traía la novedad urgente de la regeneración. Igual le ocurrió a Ciudadanos.
No es la primera vez que en España se presenta una dispersión ideológica que no es capaz de cohesionar los bloques izquierdas-derechas. Esto podría haber coexistido con una situación de conveniencia si no llega a ser por la maldita pandemia. Los muertos no son el problema, que también, sino las consecuencias económicas que vienen detrás. O salimos con el plan europeo de reconstrucción o nos quedaremos atascados para muchos años.
Una situación de precariedad extrema es el mejor escenario para las aspiraciones revolucionarias de algunos grupos políticos que apoyan al Gobierno, y esto lo saben todos: los que están y los que no están. El partido socialista sabe que no puede asistir de comparsa a esta fiesta de demolición oportunista de nuestro sistema, por eso se ha declarado defensor del régimen del 78, incluyendo a la figura del jefe del Estado Felipe VI. Los populares son conscientes de que no pueden permanecer indiferentes para no ser acusados de haber colaborado en el desastre.
La clave está en Europa, y en esa lluvia de millones que habrá que aplicar en los próximos cuatro años. Quiero decir que hay que garantizar la aprobación de los sucesivos presupuestos para que esas partidas tengan cabida en un mecanismo de ejecución. De la gestión no hablo, porque ya nos han dicho que la inversión de esos dineros va a ser objeto de control por parte de los miembros de un club en el que nuestra forma de Gobierno es una excepción. Galicia ha sido la trompeta de Jericó para los populares, y Núñez Feijoo ha asumido el papel de hacerla sonar.
Con la moderación se gana, con la moderación se negocia, con la moderación se sale adelante. No estamos en tiempo de lanzar desafíos inútiles sino de aportar soluciones. Que Podemos esté o no esté en el Gobierno no es lo importante. Lo fundamental es que no se convierta en la pieza clave para la estabilidad. Si los llamados constitucionalistas, en bloque o en parte, son capaces de garantizar la aprobación de los instrumentos económicos necesarios, la presencia de los podemitas no será esencial; se convertirá en la anécdota de un hecho circunstancial. Les pasará como al marido consentidor que no abandona el hogar matrimonial mientras su señora lo adorna con la cornamenta de un ciervo. Se irán cociendo en su propia salsa, como ya han empezado a hacer, desde que las mareas fueron devoradas por el BNGA, Domenech regresó a la Universidad, o los anticapitalistas andaluces decidieron ir por su cuenta. No digamos de la división en Madrid propiciada por los errejonistas, o la elección que han adoptado en Valencia los de Compromís.
Así están las cosas, cuando nos quedan dos semanas para entrar en septiembre. Es lógico que Cayetana estorbe y que entren en el escenario de la palabra Cuca Gamarra y Almeyda. La prensa ha bajado el tono sobre el emérito después del anuncio de Zarzuela sobre su paradero, y de que se presentará ante los tribunales cuando se le requiera. Todo normal. Sánchez podrá acabar sus vacaciones tranquilo en Doñana mientras el doctor Simón se enfrenta a los negacionistas de la mascarilla, apoyados por Papito.
Nada más que hablar. Juanito disfruta con los juegos de palabras y estuvo a punto de pedir juegos fritos. En su lugar trajeron unas croquetas y unos churros de pescado. No hubo postre.

TE PUEDE INTERESAR