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Las fotos del wasap

Hoy, los veranos son “cálidos y cortos”, me refiero a los veranos laborales. Veo enganchado al móvil, las fotos de mis wasaps y no me resisto a clasificarlas. Tengo en la popular aplicación de mensajes por móvil, para unos 2.000 millones de usuarios en el mundo, 1800 contactos donde emitir todo tipo de mensajes, imágenes, vídeos, voz, documentos, ubicaciones, solo o en compañía de grupos.

El móvil es imagen visual de nuestros días. Nadie escapa a su utilidad, desde los migrantes de las pateras o a pie. Los currantes extremos de campo, mar y tierra. Cualquiera que ejerza una profesión, para vender, comprar, negociar, gestionar y promover. Se desplaza a las esferas privadas, familiares, de ocio, aficiones, deportes y cultura. En la sociedad de la comunicación el móvil manda y el wasap ayuda.

Cualquier clasificación es reflejo de complejidades sociales y personales. Esta la hago con la obra de Freud de 1923, El Yo y el Ello, donde describe el aparato psíquico en relación a 3 instancias, el Ello, el Yo y el Súper Yo. Satisfacer las necesidades congénitas es el propósito vital del individuo, que se mueve entre los planos consciente e inconsciente. El Ello es expresión de las pulsiones y deseos, lo innato, el núcleo del ser. El Yo se encarga de equilibrar el Ello y el Súper Yo, la realidad con el placer. Y el Súper-Yo es la conciencia moral, normas, reglas y prohibiciones. Con esta técnica consigo 5 Grupos, el Yo, Familia, Paisaje, Aficiones y Frikis, que valoro con la muestra completa de mis contactos.

El yo es el rey de las fotos de mi wasap, el tercio del total. Parece lógico en relaciones profesionales, máxime institucionales, pero hoy ya nada es lo que aparenta. El yo se expresa como conformidad con la propia imagen, como satisfacción de deseo y aceptación de la misma y en consecuencia conlleva su negación. Es expresión de individualidad. La imagen del yo, nos da un mensaje de seguridad y cercanía, que puede resultar equívoca ante la inmovilidad que trasmite. Hay quien prefiere no mirarse en el espejo.

La familia es el 22% de mi muestra. Bajo esta rúbrica incorporo cinco grupos, reflejo del complejo fenómeno social de esta entidad. La familia normal de padres e hijos. Los hijos solos o acompañados por un progenitor. La pareja, completa o su contrario. El nieto de los abuelos y los sobrinos de familia en espera, deseada o no formada. La poderosa institución familiar, transporta un sólido mensaje de pertenencia.

El paisaje es recurrente para el 18% de la muestra. Viene a reconocer el poderoso fenómeno de la despersonalización de los pueblos insulares. Donde una playa, montaña, puesta de sol, cultivos, árboles, piedras o un almendro, soportan mejor la identidad del isleño, que sus congéneres. Aquí incorporo el paisaje sentimental de “mi casa”, reino e identidad de muchos.

Las aficiones dan imagen al 15% de la muestra. Deporte, arte y cultura, ocio, segundo oficio, religión y política, viajes. Trasmite la efervescencia de las vidas paralelas en la sociedad del conocimiento, capaz de construirse a partir de aficiones. Mejora conocer la identidad de nuestros contactos, donde encontramos su profunda orientación. Su Ello.

Los frikis, todas las clasificaciones se resuelven con su cajón de sastre, así hace el 12% de la muestra. El término fue aceptado por la RAE en 2012 y señala a toda persona de prácticas desmesuradas y obsesivas. Así no lo uso, son los inclasificables, los que carecen de foto o la cambian a menudo, los de mensaje complejo y sorprendente. Los que huyen del espejo y no los pillas. Son todos esos, los otros.

Los largos y cálidos veranos de antes eran más relajados. No teníamos WhatsApp y ahora para hablar con el de al lado lo wasapeo.

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