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Andrea Abreu

Andrea Abreu (1995) es del norte de Tenerife, de Icod, de Los Piquetes, al borde del mayor pinar de Canarias. Es un pequeño núcleo del barrio de la Cueva del Viento, con unos 300 habitantes. Se localiza sobre la cota 650 metros, en el biotopo originario de la laurisilva, entre 500-1.500 metros. El mar de nubes ocupa la franja entre 900-1.200 metros, donde los alisios contra el monte forman la “panza de burro”, origen de las lluvias horizontales. “Un barrio vertical, sobre un monte vertical, cubierto de nubes bajas”. De extracción popular, Andrea estudió periodismo en la ULL y en 2017 dio el salto a Madrid para hacer un Máster de Periodismo en la Rey Juan Carlos. Una milenial becada, camarera y tendera; periodista, poeta, narradora y hoy novelista.
En Panza de Burro cuenta el mundo de dos amigas preadolescentes, de 10 años, en Los Piquetes. Nos traslada a su mundo desde la oralidad de lo escrito. Demuestra la ductilidad del español para reconstruirse con vocabularios y construcciones sintácticas. Con resonancias sudamericanas, la literatura fluye en la novela sin detenerse en tropiezos lingüísticos. Incorpora referencias orales del inglés y del lenguaje de ordenador. Primera novela, con valentía, naturalidad, feminismo, intimista, dolorosa, con ritmo. Detalla atmósferas y personajes; realismo sucio, escatología y coprofilia. Arraigada en el paisaje cultural del lugar, cultivos, vegetación y animales agrarios y locales. Las dos niñas Shit (mierda) e Isora, viven en familias desestructuradas. Shit tiene padres, él trabaja en la construcción y la madre en los hoteles, ambos en el Sur. Isora es huérfana en un mundo femenino de abuelas. Chelo su abuela es ventera a quien llama Bicth (puta). Isora padece bulimia, trastorno alimentario y psicológico de jóvenes adolescentes con problemas de autoestima. En esas edades, amor, sexo y amistades son homo y se confunden, y superponen entre sí. En la mujer, la regla y las prohibiciones sexuales exigen conocer el propio cuerpo. Experiencias de sexo temprano, multiplicadas con la bulimia. Carnalidad, contacto sucio con la naturaleza. Grito desgarrado de adolescentes.
Panza de burro es una historia de isla cárcel. Tierra adentro confinadas, en un territorio cercado, que se cierra por las nubes. Sufre la zona la doble insularidad de las áreas rurales alejadas de la zona metropolitana, en la España “vaciada”. Atrapadas en las fronteras emocionales, de manera que la nostalgia, la tristeza, la melancolía se convierten en esencia espiritual. La magua canaria simboliza el lugar de origen, el regreso subconciente al seno materno. Panza de Burro rompe al final su isla cárcel cuando Isora se ahoga en la Punta de Teno, la primera vez que sale. Se acaba la preadolescencia y se abre el horizonte de la isla. Shit e Isora son heterónimas de Andrea, sus dos almas en conflicto.
Resonancias de Panza de Burro, en la obra del tinerfeño Félix Francisco Casanova (1956-1976), muerto con 19 años. En El Don de Vorace (1974), encontramos el carácter indómito de su genio temprano. Como el que construye Francisco Umbral, en Madrid 650 (1995), la altura de Los Piquetes, donde Jerónimo el jefe de su clan quinqui, crea su propio mundo cárcel. Referencias a la existencialista Simone de Beauvoir (1908-1986) en el Segundo Sexo. El feminismo de la equidad, donde es la mujer quien conquista su identidad. Como en el mundo paralelo de otro suicida de 31 años, John Kennedy Toole (1937-1969), en La Conjura de los Necios (1964), publicada en 1980 y Pulitzer 1981. Un carnaval de personales esperpénticos marginados, como Ignatius J. Reilly, sobreviven en su isla ante la hipocresía dominante. En esta ópera prima, muestra Andrea las bases de su talento literario, sociológico y poético. “Los perros ladraban. El sol rajaba las piedras”.

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