Yo no sé cuánto tiempo va a esperar el Gobierno autónomo para conceder la Medalla de Oro de Canarias a Los Huaracheros, el grupo musical que canta a las islas desde 1942. Ese año, Diego García Cabrera, Antonio González Santamaría, Antonio Hernández ‘el Moro’ y Mario García ‘el Papelito’ fundaron un grupo yo diría que trascendental en el folklore canario. La actual voz del cuarteto es Fernando Estévez Morales (Santa Cruz, 1949), maestroescuela toda su vida, cantante y compositor. Su creación musical últimamente más aplaudida es Teide enamorado, que el tenor Celso Albelo se ha encargado de poner en el mundo, revelando que el Teide se ha enamorado, pero perdidamente, de Anaga. Fernando tiene tanto que contar que no sé si servirá esta vez mi reconocida capacidad de síntesis; es decir, recoger en cinco folios y medio la vida del grupo y su propia vida. Yo tengo todo lo de Los Huaracheros gracias a dos personas, a Diego García Soto, el recordado compañero de RNE, hijo de uno de los fundadores, y a Fernando Estévez, que está conmigo hoy en Los Limoneros. Estas canciones forman parte de mi vida y de la de tantos canarios. Fernando lleva 18 años en Los Huaracheros.
-Sin embargo, el gran éxito de Los Huaracheros, Ay Santa Cruz, no es de ustedes.
“No, es verdad. La compuso García Morcillo, que no conocía la Isla y mezcló los suspiros en Las Mimosas, los tamarindos del monte y el Valle de La Orotava, que tiñe de verde el mar; pero le salió bordada la canción con esos mimbres”.
-¿Qué le han dado Los Huaracheros a Gran Canaria, que los quieren tanto en aquella Isla?
“Bueno, aparte de algunas canciones preciosas e inolvidables, como Puerto de La Luz (Cabrera y Santamaría), los aplausos de la gente de esa Isla nos motivan. Se le pone los pelos de punta cuando interpretamos allí Ay Santa Cruz. La gente se pone de pie para escuchar la canción. Los Huaracheros han compuesto más de 400 temas, la mayoría de ellas debida al genio musical de Santamaría y a la valía poética de Diego García Cabrera”.
-Parece que cuando ustedes actúan, la emoción está siempre a flor de piel. Eso que llaman carne de gallina.
“Cuando grabamos con Braulio Ay Santa Cruz, en 2013, se echó a llorar. Antes nos habíamos echado en El Puntero unos pulpos asados. A lo mejor tenían demasiada pimienta”.
-¿Es verdad que Santamaría era un genio como músico?
“Era nuestro Paul McCartney. Y lo digo completamente en serio”.
-Tus canciones, Fernando, ¿de cuál te sientes más satisfecho? Siempre hay alguna a la que se quiere más.
“Yo he aportado una veintena de canciones al grupo y a otros grupos. Porque algunas de ellas no han sido dadas a conocer por Los Huaracheros, sino por otros cantantes. Estoy satisfecho, sobre todo, de dos: Teide enamorado, que ha sido interpretada por Celso Albelo y por los Amigos del Arte de Güímar, y grabada en un vídeo del Cabildo, y Güimarero, que está, a nivel de popularidad, del pasodoble Al Socorro”.
-Güimarero, que vete tú a saber cómo la pronunciará el godo, es el himno del pueblo. ¿No?
“Me la encargó Rafael Yanes, hoy diputado del común, que ha sido finalista del Premio Planeta. Fue en sus tiempos de alcalde de este pueblo. Y sí, es un himno a Güímar. También le he dedicado otra composición a Gran Canaria, Gran Canaria, musa guanche, que allá se escucha con mucha veneración. Siento algo especial por Güímar porque mi abuelo era cabrero en sus montañas. Igual que siento emociones muy especiales por Los Cristianos, donde vivo y donde ejercí toda mi carrera como maestro, desde 1972 hasta que me jubilé”.
-Parece mentira que el autor de Teide enamorado pueda proceder de un grupo de rock. Te pasó como a Rod Stewart, que empezó dando gritos en The Jeff Beck Group y terminó cantando Maggie May.
“Es que formé parte de un grupo de rock llamado Los Pasos. Hubo otro en la Península del mismo nombre. Tenía 14 años. Más tarde derivé hacia el folklore y el bolero, lugares musicales donde me encuentro muy a gusto. No descarto tampoco la balada. Pero me divertí mucho con el rock and roll, que conste. En realidad yo era un niño rockero; lo canario vino luego y fue un sueño”.
-¿Cómo le viene a un autor la inspiración para componer algo tan bello como Teide enamorado?
“Es difícil de explicar. De repente te llegan los sonidos, ya digo que no sé explicarlo. Tenemos el Teide y, como una mujer que lo observa, la cordillera de Anaga. ¿Cómo no va a surgir el amor entre esas dos bellezas? Tardé unas dos semanas en dejar redonda la canción y tuvimos la suerte de que Celso Albelo la cantara. Le debo mucho, en este sentido, a Félix Fariña, que lo hizo todo para conseguirlo. El escenario era antológico: el Teide”.
-Tú eres autodidacta. No sabes música, en sentido estricto, académico. ¿Cómo te las arreglas para componer?
“Esto lo dan los años y una educación musical básica en la Escuela de Formación Profesional de la Refinería. Cojo la guitarra, te viene la música y luego escribes la letra. Entonces nace una canción”.
-¿Cuántos discos han grabado Los Huaracheros a lo largo de su historia, desde el vinilo hasta hoy?
“Unos cuarenta”.
-Últimamente se ha comentado que el grupo iba a disolverse.
“No, tras la pandemia, volveremos. Esto no se puede romper, ni va a acabar con nosotros una desgracia sanitaria”.
-¿Por qué no tienen ustedes la medalla de Oro de Canarias?
“No depende de nosotros, claro. Mira, un detalle: jamás el grupo se quitó el traje típico, siempre actuamos con él, aunque cantemos boleros. Creo que hemos sido unos buenos embajadores de las Islas en el mundo, desde aquella vez que los fundadores se subieron al buque Santa María y se fueron a Venezuela y a Cuba a llevar el viento musical canario a esas tierras tan queridas. Yo también actué en el Hogar Canario de Caracas y en Maracay. Nos llevó Efraín Medina. E Isidoro Sánchez hizo que El Puncha, Toño Escuela y yo diéramos a conocer la canción canaria en Berlín. Fue un éxito. Lo canario, y más el folklore, gusta en todas partes”.
-Los Huaracheros llegaron a presentarse al Festival Internacional de la Canción del Atlántico. ¿O recuerdo mal?
“No, es verdad. Con una canción preciosa, dedicada al Puerto de la Cruz, de Cabrera y Santamaría. Lástima que no llegara a la final, pero después se hizo muy popular”.
-¿Y quiénes son los mejores invitados en la historia de Los Huaracheros?
“Para mí, Braulio y Luis Morera”.
-Musicalmente hablando, ¿cuál es la diferencia entre Los Huaracheros y Los Sabandeños?
“Los Sabandeños, que son muy buenos, versionan más canciones de otros, aunque interpreten varias canciones de Elfidio Alonso, por supuesto. Lo de nosotros es más cantar a Canarias, con temas compuestos por gente del cuarteto. Además del número de componentes de uno y otro grupo, claro”.
-¿Por qué te enamoraste de Los Cristianos?
“Pues porque ejercí allí como maestro desde 1972. El alcalde era Pepe Morera. El médico era don José Manuel Calamita. Y una especie de mecenas mío fue Sebastián Martín Melo, que era el dueño del primer supermercado de Los Cristianos. Se llamaba El Frigo. Y tenía un barco pesquero del mismo nombre. Él pagó la grabación de mi canción Playa de Los Cristianos”.
(A ver si puedo citar a todos Los Huaracheros de la historia. Ya he hablado de los cuatro fundadores, pero además no se puede uno olvidar del propio Fernando Estévez, Leandro Rodríguez, Emilio Negrín, Padrón, Ángel Santos (Tato), Ramón, Angelito Matos, Miranda. Si falta alguno, perdón. Los que forman el grupo actualmente son Fernando, Emilio, Ramón Díaz y Angelito).
-Las voces suenan como las de los fundadores. Parece como si hubiesen creado escuela. O como si ellos no hubieran muerto.
“Es que no han muerto, porque quedan sus canciones. Lo hacemos por respeto a esos cuatro fundadores y por eso procuramos seguir sus mismas armonías. Ellos crearon, efectivamente, una escuela. Y cantar los poemas de Diego García Cabrera provoca emociones que no conseguiríamos despertar con otras letras. Lo nuestro era como una fiebre por lo que hacíamos. Yo recorría 150 kilómetros al día para ir a ensayar a Santa Cruz desde el Sur”.
-Los Huaracheros llegaron a componer y cantar gingles (en realidad no sé cómo se escribe) publicitarios.
“¡Hombre, te diré! ¿No te acuerdas de la canción de los cigarrillos 46? Se hizo tan popular que si hubieran existido las listas de éxitos habría entrado en ellas. Y el himno del C.D. Tenerife, del que nosotros, los actuales huaracheros, grabamos una segunda versión. Todavía en el estadio Rodríguez López pueden escucharse ambas versiones del himno blanquiazul”.
-¿Compusiste algún tema de rock, Fernando?
“Sí, recuerdo uno, La casita de papel”.
-¡Cómo sería eso!, ¿quizá como aquella que triunfó con Jorge Sepúlveda: “Encima la montaña tengo un nido?”.
“¡Nada que ver! La mía era un rock”.
-Los viejos rockeros nunca mueren.
“Yo espero vivir muchos años más, pero no en el rock, sino en nuestro folklore y en el bolero. Sin quitarnos las polainas y llevando a cualquier parte la música de las Islas”.
(Fernando y su familia comparten con él el amor por Los Cristianos. Su hijo ejerce la cirugía en un hospital sureño. Su retiro fantástico no le impide irse de vez en cuando de parranda con los amigos, entre ellos El Puncha, que en vez de policía nacional –antes de jubilarse— parecía una hermana de la caridad. Vaya tipo estupendo. Ahora, de vez en cuando, tocan y cantan en Los Limoneros, en el rincón reservado a Paco Gómez y a sus amigos. El otro día me encontré allí a El Puncha, al que hacía años que no veía. Buena gente, gente de la tierra, gente nuestra).
-Fernando, no tarden mucho en volver.
“Estamos en un proyecto bonito, que va de la tierra canaria al bolero. No, yo creo que Los Huaracheros no van a tardar en volver, estoy convencido de ello”.
-Ojalá.