educación

Un extraño pero tranquilo inicio de curso

Los más pequeños tenían este año más ganas de volver a las aulas que nunca, pues desde el pasado marzo no han podido ver a sus compañeros y han echado de menos la actividad escolar
El regreso a las clases se desarrolló ayer sin incidentes en Santa Cruz, aunque fue preciso que la Policía Local regulara el tráfico y evitara aglomeracions de padres y madres fuera de los centros. FOTO: Sergio Méndez
El regreso a las clases se desarrolló ayer sin incidentes en Santa Cruz, aunque fue preciso que la Policía Local regulara el tráfico y evitara aglomeracions de padres y madres fuera de los centros. FOTO: Sergio Méndez
El regreso a las clases se desarrolló ayer sin incidentes en Santa Cruz, aunque fue preciso que la Policía Local regulara el tráfico y evitara aglomeracions de padres y madres fuera de los centros. FOTO: Sergio Méndez

No hubo ni llantos ni abrazos interminables en el tan esperado regreso al colegio de los más pequeños de la casa. Sin clases presenciales desde el pasado marzo y habiéndose retrasado el inicio de curso -que estaba previsto que empezara el 8 o 9 de septiembre- a causa de la pandemia, era de esperar que los alumnos de Infantil y Primaria volvieran ayer a las aulas llenos de ilusión por volver a ver a sus amigos y profesores. Los padres y madres, mientras, sí que estaban algo más preocupados.

Desde primera hora de la mañana se notaba la gran afluencia de vehículos que se trasladaban hacia Santa Cruz, lo que hizo que la Policía Local tuviera que intervenir en la regulación del tráfico en algunos puntos de la capital, así como en tareas de vigilancia para evitar que se formaran acumulaciones de familiares a las puertas de los colegios.

En el CEIP Isabel La Católica, el acceso se produjo sin incidentes y de forma escalonada precisamente para garantizar que se cumpliera con la distancia de seguridad. A las 8:20 horas entró el alumnado de Infantil y a las 8:30 horas lo hizo el de Primaria. Divididos en grupos, los más pequeños accedieron por tres puertas diferentes.

Pero antes, en los exteriores del colegio, se respiraba algo de nerviosismo. “No estamos tranquilos del todo, no por la posibilidad de que el niño se contagie, sino por el riesgo que eso pueda suponer para los abuelos y otros familiares”, comentaba Sandra mientras esperaba a que se hiciera la hora de dejar en el colegio a su hijo Lucas, que empezaba Primero de Primaria.

El menor, que llevaba una mascarilla reutilizable con dibujos, se mostraba más animado con la vuelta al ‘cole’: “Tenía ganas de volver, de hacer actividades y cosas, y también de ver a los amigos…”, dijo algo tímido justo antes de entrar a clase.

La mayoría de los progenitores optaron por proteger a sus hijos con mascarillas de más de un solo uso para así intentar contener el gasto familiar que ha provocado la pandemia. “Hay que usar spray para limpiar los zapatos, hidroalcohol y gel para las manos, traerles con dos mascarillas… al final todo esto supone un gasto muy grande”, lamentó Sandra.

Emma, madre de Óscar y Yeray, de 7 y 4 años respectivamente, se mostraba algo más tranquila sobre la vuelta a las clases: “Los tres estamos muy bien y lo que se intenta es darle un poco de normalidad a la situación para no hacer que los niños se agobien”, explicaba.

Sus hijos, además, partían con algo de ventaja para superar el impacto de una vuelta al ‘cole’ con nuevas normas, ya que durante el verano habían estado en un campamento en el que ya se aplicaban protocolos de distancia e higiene.

“Este momento era necesario. Yo aún estoy teletrabajando y durante el verano busqué la opción del campamento porque trabajar en casa con dos niños es una locura y para ellos, además, es un agobio”, concretaba Emma.

Aunque la parte más complicada del inicio de curso siempre es la llegada de los niños y niñas de 3 años, para los que la experiencia es nueva y son los más pequeños del centro, pero parecía que estaban tan concienciados que no les supuso ningún trauma. No fueron visibles las habituales lágrimas ni el excesivo apego a las mamás y papás.

“Es verdad que hemos tenido que poner mucho de nuestra parte para explicarles las cosas, pero ya vienen más que acostumbrados. Yo creo que entienden que hay un bicho y que hay que protegerse mejor que los adultos”, explicaba Jorge, el papá de la pequeña Adriana, de 3 años.

Tras atravesar las tres puertas del centro, los escolares se encontraron con un circuito con semáforos, ceda el paso, stop y carriles guiados. Todo para evitar que en la medida de lo posible, alumnos de distintos grupos de convivencia se crucen. Con todas estas medidas, Tanausú Cabrera, director del CEIP Isabel La Católica, se mostraba bastante tranquilo: “Miedo no tenemos. Lo que hay es incertidumbre, pero podemos considerar que el colegio es un entorno seguro en comparación con otros muchos lugares que se frecuentan a diario”.

Una vez que los más pequeños han iniciado el ritual de la vuelta al ‘cole’, hoy es el turno de los alumnos de la Educación Secundaria Obligatoria. Así que el uso de mascarilla, las medidas de higiene y las ganas de reencontrarse se repetirán seguramente durante esta jornada.

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