el charco hondo

El mensaje

Toque de queda en España excepto en Canarias. El mensaje, repetido miles de veces dentro y fuera del país por absolutamente todos los medios de comunicación, cumple a la carta con las exigencias de los mensajes publicitarios más eficientes. Llama la atención, se digiere fácil -por su brevedad, y claridad-. Resulta sencillo retenerlo, y tentador comentarlo, generándose el efecto multiplicador boca-oreja. Capta el interés de quienes, receptores, no se quieren quedar sin saber por qué Canarias merece ese trato diferenciado, y es ahí cuando, ya extremadamente permeables a la razón que da pie al mensaje, millones de peninsulares, británicos, alemanes o nórdicos se enteran de que en nuestras Islas la situación es bastante mejor que en sus ciudades, qué mejor argumento para venirse unos días huyendo de sus lugares de residencia, a darse un respiro, una tregua, dejando atrás toques de queda y movilidades restringidas de las que bien merecen escapar un poco. El mensaje (menos en Canarias, excepto Canarias) lo tiene todo. Convence. Cuenta mucho en pocas palabras. Llega. Queda. Invita a dar el paso. Es corto, fácil de memorizar. Toca el corazón, y el ánimo. Ilusiona. Da esperanza. Qué más podemos pedir para poner los cinco sentidos en la oportunidad que nos está dando ese mensaje.
Quedarnos fuera del toque de queda está bien, pero es secundario, colateral; lo sustancial es el mensaje que esa excepción nos ha permitido. Ese mensaje que torpedea a peninsulares y europeos es una invitación, un regalo. A ojos u oídos de turistas peninsulares o europeos ahora somos más atractivos que hace apenas cuarenta y ocho horas; al quedarnos fuera del toque de queda, radios, televisiones y digitales están bombardeándolos con la razón de esa excepción, les cuentan a todas horas que nos va mejor, así que somos la opción más segura y tranquila para viajar. Quieren volar, nos lo dicen amigos o conocidos. Alemanes, británicos y peninsulares están locos por dejar atrás sus ciudades, por regalarse unos días en Canarias. Ahora más que nunca hay que multiplicarse en la península, Alemania o Reino Unido, confirmándoles que sí, que pueden venir. Ahora es cuando debemos bordarlo individual y colectivamente. Sin despilfarrar calendario con esperas injustificadas, debemos poner en marcha controles en puertos y aeropuertos, cortafuegos que se lo pongan difícil al puto virus. Entre las 23.00 y las 6.00 íbamos a estar igualmente en casa, lo de menos es el toque de queda, lo importante es el mensaje que nos ha permitido lanzar al resto del país y a los mercados emisores.

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