
La jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Canarias (HUC), Águeda Caballero Figueroa, destacó el importante papel en la educación diabetológica a fin de conocer si una persona es candidata por estar en el perfil de riesgo de padecerla si no controla su peso, no hace ejercicio y no se alimenta bien, con motivo del Día Mundial de la Diabetes, celebrado ayer.
“Canarias tiene una alta prevalencia o proporción de personas con diabetes que se asocia a la presencia del sobrepeso, la obesidad y la inactividad física. Lo importante es saber si una persona es aspirante y lo son aquellas que tienen antecedentes familiares, con sobrepeso u obesidad y, otro grupo a destacar, son las mujeres que han tenido durante el embarazo una diabetes. Estas personas, si no controlan su peso y se mantiene sedentarias, es posible que pudieran desarrollar diabetes, y el objetivo es que se retrase o no aparezca nunca. Para ello hay que mantenerse en un peso adecuado, realizar ejercicio físico y llevar una buena alimentación. También es importante realizar los controles habituales en Atención Primaria, con un programa de prevención estructurado, de tal forma que todos se hagan controles rutinarios y analíticas”.
Cuestionada por los indicios para que una persona pudiera saber con antelación si tiene diabetes, Caballero afirmó que “es muy difícil porque si el paciente ve o sufre cambios es que la enfermedad está bastante avanzada. Si tiene de repente una importante pérdida de peso, mucha sed o muchas ganas de orinar, es posible que tenga un cuadro de diabetes tipo 1 avanzado o en su inicio. Sin embargo, la diabetes tipo 2, la más frecuente, es más silenciosa y puede causar complicaciones si no se detecta precozmente”.
Es básico que los pacientes con diabetes “mantengan las rutinas marcadas por los sanitarios, sigan las pautas de alimentación y de ejercicio, no dejen el tratamiento de insulina y los fármacos, y acudan a los controles Los sanitarios tenemos que darles las herramientas para que las integren en su vida y sea más fácil llevar la enfermedad. Para eso es necesaria la educación sanitaria en diabetes y el papel de la enfermería es básico, es un pilar esencial, para que funcione bien”, señala Caballero.
En los últimos años la mejora de los tratamientos y las formas de administración han mejorado la vida del diabético. “Han aparecido nuevos fármacos y medicamentos, con unos mecanismos de acción que son complementarios. También han surgido insulinas que intentan parecerse todo lo posible a la insulina humana, y se ha progresado mucho porque una amplia proporción de diabéticos tipo 1 usa una bomba de insulina, que obvia los pinchazos, imitan la producción habitual de insulina de una persona sana e incorpora sistemas inteligentes que permiten la toma de decisiones, con sus sensores subcutáneos, y pasan los datos al móvil, o los parches que miden la glucosa.