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El Tenerife vuelve a la triste realidad ante el Sabadell (1-2)

El conjunto blanquiazul cae pese al golazo de Álex Muñoz

Lo visto en Albacete fue una ilusión efímera. La alegría de un día. Ayer el Tenerife volvió a ser el de siempre, el mismo equipo irregular de toda la temporada que provocó la destitución de Fran Fernández. Luis Miguel Ramis aún no ha encontrado la tecla de un conjunto que no juega al fútbol. Eso provoca que falle en ambas áreas. A eso le añadimos la falta de tensión que los jugadores muestran cada vez más a menudo. Como ayer durante el primer cuarto de hora, en el que encajaron dos goles. Todo esto explica que los blanquiazules sean claros aspirantes a ocupar la parte baja de la tabla durante todo el curso.

Las cosas no pudieron empezar peor para los locales, que se vieron sorprendidos cuando apenas se habían disputado 45 segundos. Una incursión por el costado diestro blanquiazul del arlequinado Pierre, mal defendida por Kakabadze, acabó con un centro al área tinerfeña. Guruzeta controla bien y aprecia la llegada con fuerza de Stoichkov. El pretendido delantero del Sabadell golpea cruzando el balón allí donde no fue capaz de llegar Dani Hernández. Ni un minuto de juego y los de Luis Miguel ya perdían para sorpresa generalizada (0-1).

Pudo ser peor el castigo cuando un remate de cabeza de Juan Ibiza se va al lateral de la red. Apenas se habían jugado cinco minutos y las piernas de los blanquiazules temblaban. Eso sí, tenían la falsa sensación de controlar el esférico. Pero era una impresión totalmente equivocada, pues el Sabadell cada vez que pisaba el área tinerfeña, hacía mucho daño.

Y eso lo demostró el equipo de Antonio Hidalgo en el minuto 18. Avisó Undabarrena estrellando un balón en el larguero de la meta de Dani. Nadie de los tinerfeñistas supo despejar ese balón, que lo acabó definiendo Aleix Coch con un disparo potente que se le escapó al portero local entre el mar de piernas que tenía delante. 0-2 y el partido tomaba para los blanquiazules tintes de tragedia.

El Tenerife se logró meter en el partido con un tremendo golazo de Álex Muñoz desde más de 30 metros. El lateral decidió resolver una jugada que no tenía pinta de acabar en ningún sitio con un tremendo misil que se coló por toda la escuadra del equipo catalán. Ian Mackay se estiró todo lo que pudo, pero el zapatazo del lateral local fue imposible de parar. No hay que extrañarse si este gol acaba siendo uno de los mejores de la temporada. 1-2 y, como mal menor, el Tenerife se iba al banquillo aún metido en el partido.

La segunda parte arrancó con un cambio inesperado: Kakabadze se quedó en la caseta y entró en su puesto Moore. Lo cierto es que el Sabadell creó mucho peligro por su costado zurdo. Al georgiano se le notó muchísimo la falta de ritmo tras estar aislado por estar en contacto con un positivo.

El empate sobrevoló el Heliodoro con una ocasión inmejorable que tuvo Samuel Shashoua. El británico, con toda la portería para marcar, la tiró fuera de manera incomprensible. ¡Vaya cara se le quedó al de Chelsea!

Desde ese momento el Tenerife empezó a asumir más riesgos, teniendo en cuenta que el marcador no era favorable. Ramis también movió el árbol. Quitó a Suso y metió a Vada, quien protagonizó un disparo duro que atrapó Mackay en el 62.

El 1-2 era un muy mal resultados y a los blanquiazules les faltaba arriesgarse más. Incluso jugar con dos puntas. Así también lo entendió Ramis, que en el minuto 78 metió en el campo a Joselu y a Apeh, marchándose a la caseta Aitor y Sol. Los blanquiazules pasaron a jugar con un 4-4-2, con Folch y Vada en el medio y arriba los dos puntas antes mencionados. Antes de eso, Aitor probó fortuna en el 76, pero se encontró con la buena respuesta de Mackay.

El último cambio blanquiazul llegó en el minuto 84, cuando entró Jacobo y se fue Nono.
Los últimos minutos del encuentro fueron un querer y no poder por parte de los blanquiazules. La última ocasión para marcar el empate fue para Apeh, quien no concretó un remate de cabeza.
Así se fraguó la segunda derrota de la etapa Ramis, quien aún no es capaz de dotar a este equipo del fútbol necesario para aspirar a ganar partidos.

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