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La cápsula con las valiosas muestras del asteroide Ryugu aterriza con éxito en Australia

Tras seis años en el espacio y 6.000 millones de kilómetros de viaje, la sonda japonesa que se posó en el cuerpo celeste para extraer el material que podría esclarecer la formación del Sistema Solar y el origen de la vida en nuestro planeta dejó caer su carga, ayer, en Australia
Recreación artística de la estela dejada por la cápsula en su reentrada a la atmósfera, mientras la sonda continúa el viaje rumbo a su nuevo destino. JAXA

Ayer aterrizaba con éxito en la región australiana de Woomera la cápsula conteniendo las muestras recolectadas por la sonda Hayabusa 2 de la JAXA (la agencia espacial japonesa) en el asteroide Ryugu. La llegada del aparato al suelo ponía fin al objetivo primario de la misión, al mismo tiempo que marcaba el inicio de la esperada etapa de investigación científica de las muestras obtenidas.

La cápsula se había separado de la sonda a 223.000 kilómetros de la Tierra para afrontar la reentrada en la atmósfera, que reduciría drásticamente su velocidad de 26.000 kilómetros por hora a medida que descendía a las capas más densas de los gases que envuelven nuestro planeta.

La reentrada de la cápsula comenzó a las 04.28 hora local (17.28 UTC) a 121 kilómetros de altitud. Esta es una etapa siempre crítica para una misión espacial, debido a las condiciones de temperatura extrema que genera la fricción del vehículo a esas altísimas velocidades con los gases de la atmósfera. La estela de la bola de fuego en la que por unos minutos se convirtió la cápsula durante su reentrada fue un auténtico espectáculo en el cielo nocturno australiano que pudieron disfrutar los presentes y lugareños y del que se hicieron públicos vídeos e imágenes.

Cuatro minutos después, a 10.000 metros de altitud, se desplegaron los paracaídas, frenando el último tramo del descenso hasta el suelo. El aparato contaba con una radiobaliza que sería clave para localizar el punto exacto de aterrizaje en una extensión de terreno de 100 kilómetros cuadrados. El descenso en paracaídas no puede ser guiado, por lo que el lugar de aterrizaje depende de los caprichos del viento.

Con la información de la radiobaliza, los helicópteros de los equipos de rescate desplegados en la zona se pusieron en marcha de inmediato para dirigirse a la zona, si bien tuvieron que esperar hora y media hasta la salida del sol para poder recuperar la cápsula.

El aparato será enviado en avión a Japón, donde se extraerá el contenedor con las muestras. La JAXA cederá parte del material obtenido por la misión con otros equipos científicos alrededor del mundo para compartir investigaciones y resultados.

Hay que tener en cuenta que Ryugu, el asteroide del que se han obtenido las muestras, se conserva en el estado primitivo de los materiales que dieron lugar a la formación del Sistema Solar, hace 4.600 millones de años. Por tanto, los científicos esperan que los estudios que se realicen ayuden a comprender mejor su formación e, incluso, que puedan aportar alguna pista acerca de los orígenes de la vida en la Tierra.

Ilustración del descenso en paracaídas de la cápsula sobre Australia. JAXA

UN LARGO VIAJE…

Sin duda, el viaje ha sido largo para la sonda Hayabusa 2: seis años y casi 6.000 millones de kilómetros recorridos en el espacio. La misión fue lanzada el 3 de diciembre de 2014 rumbo al asteroide 1999 JU3, más conocido como Ryugu, con el fin de recoger muestras del mismo. Alcanzó su objetivo en junio de 2018 y entre septiembre y octubre de ese mismo año desplegó tres pequeños róvers en su superficie.

La sonda se posó dos veces en Ryugu, la primera en febrero de 2019 para recolectar material de la superficie; la segunda, en julio del mismo año para extraer una muestra del subsuelo. Para lograrlo, disparó un proyectil contra la superficie que provocó un pequeño cráter del que se pudo extraer material prístino que ha permanecido a salvo e inalterable desde su formación.

…QUE NO HA TERMINADO

La llegada a tierra de la cápsula de muestras no es el fin de la misión. La JAXA ha ideado en los últimos meses una manera de extender la vida útil de la sonda Hayabusa 2 mediante una misión secundaria.

Tras llevar a cabo su acercamiento a la Tierra para desprenderse de la cápsula de muestras, Hayabusa 2 encendió sus propulsores para corregir la trayectoria y alejarse rumbo al nuevo destino que se le ha encomendado. Continuará viaje hacia otro asteroide, en este caso un pequeño cuerpo de alrededor de 30 metros denominado 1998 KY26, al que llegará en el año 2031. Así pues, a la sonda nipona le queda mucho camino por delante.

Hayabusa 2 ha supuesto todo un alarde de tecnología, originalidad y audacia por parte de la agencia espacial japonesa.

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