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El objetivo de los tinerfeños: no volver al nivel 3 de alerta

Tras más de un mes sometidos a las medidas más restrictivas del Archipiélago, que dejaron aún más tocada la economía de la Isla y afectaron a las relaciones sociales de sus ciudadanos, los tinerfeños tienen claro que toda precaución es poca cuando hablamos de continuar bajando la curva de contagios del coronavirus
ticular, podrán percibirla sean beneficiarios o no de la prestación o subsidio por desempleo
La calle del Castillo está inusualmente vacía esta segunda semana de rebajas, bien por la crisis económica, bien por la toma de conciencia de que se deben evitar las aglomeraciones. SERGIO MÉNDEZ
La calle del Castillo está inusualmente vacía esta segunda semana de rebajas, bien por la crisis económica, bien por la toma de conciencia de que se deben evitar las aglomeraciones. SERGIO MÉNDEZ

Ni aglomeraciones, ni fiestas en viviendas, ni quitarse la mascarilla cuando se reencuentran con la familia o los amigos. Esto es lo que dicen haber aprendido muchos tinerfeños durante el nivel de alerta 3 establecido durante más de un mes en la Isla para frenar al coronavirus.

Esta semana la calle Castillo estaba demasiado vacía para tratarse de la segunda semana de rebajas. Bien sea por la crisis económica derivada de la sanitaria, bien por la recomendación de evitar apelotonamientos de personas, la fortuna es que la popular vía no parecía la misma donde se dieron aquellas imágenes bochornosas durante la época navideña y en pleno nivel 3 de alerta, con los contagios al alza en Tenerife.

Nicolás, que daba un paseo por la zona centro, valoraba que “apenas se nota” la entrada en el semáforo amarillo, ya que al menos por lo que ve en su entorno “se están cumpliendo las normas” y tampoco ha presenciado ninguna aglomeración.

Otra paseante, Sandra, asegura que en su caso actúa “como si aún estuviera en el nivel 2” y afirma que prefiere ser “precavida” y evitar reuniones con no convivientes, como dice haber hecho hasta el momento.

En este último punto también coincidía Ithaysa, que esta semana salía por primera vez a la calle desde el 5 de enero, “que además fue porque tenía que ir a comprar, y lo hice sin compañía, yo sola”, apuntó.

Pero no todo el mundo se adaptó tan bien a las normas. Samuel, por ejemplo, cree que para los jóvenes es “más complicado” pasar tanto tiempo sin ver a los amigos y confiesa que el último mes fue “durísimo” en ese sentido. Por eso, dice que ahora más que nunca “la gente tiene que comportarse”, ya que de ninguna forma contempla volver a vivir un confinamiento como el de marzo.

Y además de a las interacciones sociales, el nivel 3 afectó a la economía. En este asunto piensan ciudadanos como Francisco, que pregunta que “¿de qué comeremos?” si se cierran los negocios, o Esmeralda, quien recuerda que ningún ciudadano está libre de sufrir el desempleo que causa esta pandemia.

E interesante fue también la reflexión de Margarita. Ella estima que con los niveles de alerta “toca estar para delante y para atrás”, como puede verse en el resto de Islas. Ante todo esto, dijo, hay que ponerle a la vida algo de optimismo: “Yo con estar sentada en este banco, sin riesgo y cogiendo algo de sol junto a mi perro, ya me siento feliz”.

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