sociedad

Ezequiel, el barbero lagunero que tuvo que pedir mientras esperaba una pensión

Ezequiel emigró a Venezuela y vivió bien durante años, pero la falta de salud y el régimen chavista lo trajeron de vuelta a España, donde intenta mejorar su situación
Pixabay

Sentado en un banco del centro de La Laguna, con una gorra blanca un poco deteriorada, Ezequiel -así decido llamarlo, porque prefiere no decir su nombre- no participa de las últimas compras de estas navidades pandémicas. Las terrazas se han multiplicado, pero él no está disfrutando de un café ni de una pulga de jamón. La gente se encuentra y charla, pero él está tranquilo, con un punto de ensimismamiento.

“Vengo de Venezuela. Una ayuda, por favor”, dice el cartel que tiene al lado.

“¿Y cuándo llegó usted?”, le pregunto. “Pues mire, hace dos años, pero yo soy canario, del sur de Tenerife, lo que pasa es que emigré ”. “¿Y tan mal está económicamente?”. “Pues sí, estoy arreglando el tema de la pensión no contributiva. Y mientras tanto, tengo que pedir”, dice con una mezcla de serenidad y resignación “¿Pero duerme en algún sitio?” “Sí, con eso me han ayudado, pero para mantenerme, tengo que conseguir algo”.

Tiene 71 años y se fue en 1967, como tantos otros. Y prosperó. “A mí me fue muy bien, yo tuve un negocio de ropa con mi antigua esposa, que era una persona muy activa, muy emprendedora. Y luego también fui barbero durante mucho tiempo. Pero hace años nos divorciamos. Y, en vez de estar con repartos, decidimos ponerlo todo a nombre de nuestros hijos. Yo tengo ahora otra pareja, pero está en Venezuela. Después de divorciarme, seguí trabajando de barbero. El problema es que empecé a perder la vista y ya no podía trabajar más. Estoy ciego de un ojo y del otro solo tengo un 30% de visión. Soy diabético. Pero bueno, la Cruz Roja me ayuda con los medicamentos”.

– ¿Y sus hijos?

– No terminamos mal, pero hay una cierta distancia. Yo no les quiero decir nada. Ellos piensan que yo estoy bien. Los cuatro son graduados. En Ingeniería, Odontología, Económicas y Educación.

-“Ya…” ¿Y qué? Fatal en Venezuela, ¿no?

– “No se puede ni imaginar. Allí hay dos sectores a los que les va bien. Uno son los chavistas, que lo manejan todo. Y otros son los comerciantes de toda la vida, que no son chavistas, pero que tienen sus negocios, importan cosas y siguen ganando dinero. Hay un mercado de especulación muy fuerte. Y gente que gana con eso. Y luego hay muchas personas pobres, muchos subsidiados que reciben un lote de comida de vez en cuando con el ‘carné de la patria’, y van obligados a votar por miedo a perder lo poco que tienen. De todas maneras, yo, si no me hubiese quedado ciego, podría haber seguido trabajando de barbero y habría ganado dinero.

-“Pero mire, ¿y la oposición venezolana? ¿Confía usted?”

-”Pues muchos son lo peor. Están conectados con el chavismo. Por eso dura tanto. Yo conozco a más de uno, les he cortado el pelo, y sé lo que le digo”.

Me quedo pensando en la historia de Ezequiel y decido escribirla. Por la tarde me acerco a una farmacia en San Benito a buscar unos tapones con los que amortiguar el ruido de la fiesta que se han montado en casa mi hija y mi sobrina. “Yo no siento que vaya a haber reyes magos, sin cabalgata ni nada, muy soso todo”, dice una señora. Si ese fuera el problema…

TE PUEDE INTERESAR