“Cuando el diablo no tiene qué hacer con el rabo mata moscas”. Es el vicepresidente y consejero de Hacienda, Presupuestos y Asuntos Europeos del Gobierno de Canarias, Román Rodríguez, quien cede a la tentación de recurrir al refranero español para clasificar el enésimo intento de Coalición Canaria (y particularmente de su secretario general, Fernando Clavijo) para desestabilizar al actual Gobierno de Canarias, sin que el hecho de que las Islas atraviesen una crisis sin precedentes, tanto desde la perspectiva sanitaria como economía parezcan influir en sus afanes partidistas.
Tal respuesta de Román Rodríguez a este periódico al ser cuestionado sobre la influencia que la crisis abierta en el Cabildo de Fuerteventura pudiera tener en el pacto suscrito por el cuatripartito que sustenta al Ejecutivo presidido por el socialista Ángel Víctor Torres da una idea sobre la relevancia que el político nacido en La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria) presta a un caso que implica a una de sus diputadas en el Parlamento de Canarias, Sandra Domínguez, clave para entender el embrollo que, de la forma más concisa posible, se intenta narrar en estas líneas, a pesar de lo farragoso que suele resultar el buceo por las entrañas de la política local canaria.
Lo cierto es que el Cabildo de Fuerteventura está presidido hoy en día por el socialista Blas Acosta, si bien el pasado 22 de diciembre quedó constancia de que ya no cuenta con la mayoría necesaria para seguir en el cargo. Ello se debe a la conformación de un nuevo acuerdo entre Coalición Canaria, Partido Popular y Asambleas Municipales de Fuerteventura (AMF), un partido local que hasta ahora mantenía un pacto con Nueva Canarias, gracias al cual Sandra Domínguez salió diputada regional.
RENUNCIAS
Esta nueva mayoría se conformará, como ha reconocido el propio Acosta, en un pleno que tendrá lugar a finales de mes o el próximo febrero, porque requiere de la renuncia de un consejero de Unidos por Betancuria, Marcelino Cerdeña, y otro de AMF, Sergio Lloret, renuncien al acta, facilitando así el acceso de Sandra Domínguez a la corporación insular. Sobre Cerdeña, baste apuntar que hace menos de un año contrató a dos de sus primos, José Cerdeña y María de los Ángeles Marichal Cerdeña, como cargos de confianza en el Cabildo de Fuerteventura.
Preguntado sobre Domínguez, Román Rodríguez respondió de forma tan taxativa como escueta: “Es nuestra diputada”. Pero su condición como tal ha dado alas al enésimo rumor lanzado desde Coalición Canaria y su armada mediática afín para alimentar la ilusión de los suyos pese al profundo descalabro institucional sufrido por los coalicioneros en 2019 por los groseros errores cometidos por su líder, Fernando Clavijo, a la hora de negociar unos acuerdos de gobierno que fracasaron siempre por el empeño del lagunero en amarrar con marineros cabos su suerte a la del Partido Popular de Pablo Casado, esclavizando así a la principal fuerza nacionalista de Canarias con los grilletes de un giro hacia a la derecha justo cuando esta se encuentra en minoría a nivel estatal. Dicho sea en justicia, algunas compensaciones habrá recibido a cambio el hoy senador.
Sea como fuere, y tal y como ha sucedido respecto a las intentonas anteriores, todo apunta a que esta campaña propagandística de Clavijo tampoco tiene visos de llegar a buen puerto, y una vez más ello se debe a su indiscutible alianza con el Partido Popular.
Puestos en el escenario pergeñado por la prensa afín a CC, el supuesto de que Nueva Canarias llegase a perder uno de sus diputados regionales (Sandra Domínguez) no supone automáticamente una pérdida de la mayoría en el Parlamento de Canarias por parte del actual cuatripartito que sustenta al Gobierno que preside Torres que conservaría 36 diputados, aunque sí podría hacerle perder alguna votación.
Para ello, los dos diputados de Ciudadanos tendrían que aliarse con el PP, una circunstancia que ni se ha producido ni se espera que tenga lugar, especialmente tras la crisis abierta entre ambas formaciones políticas tanto a nivel nacional como local sobre todo con el recalentamiento de las fricciones entre Los dos partidos con vistas a las inminentes elecciones autonómicas catalanas.
Es más, tras ser consultado al respecto por DIARIO DE AVISOS, el actual coordinador de Ciudadanos a nivel regional, Enrique Arriaga, fue muy claro a este respecto: “No estamos para sembrar inestabilidad en los gobiernos de las Islas, sino para ayudar en cuerpo y alma a que salgamos de la mejor manera posible de esta crisis”.
Porque, con esos 36 diputados, la influencia de los dos escaños con los que cuenta la formación naranja en la Cámara regional valen oro, pero otra cosa es cómo actuarán los mismos. Según los hechos, actualmente hay un entendimiento entre el actual Gobierno de Canarias y Ciudadanos a partir del Plan Reactiva, que los naranjas rechazaron hasta que se presentó en la Cámara regional con la ficha financiera que reclamaban los centristas.
El hecho de que Cs no solo no presentase una enmienda a la totalidad al proyecto de presupuestos regionales sino que además viera como se aceptaban numerosas enmiendas presentadas a los mismos da cuenta (como hechos, no como rumores) de que la relación entre Ciudadanos y el cuatripartito canario se basan, hoy en día, en la política, y no en el politiqueo partidista. Seguramente, la mejor prueba de ello es que Vidina Espino, afín el año pasado a todo pacto que tuviera que tener con Clavijo, conserve la portavocía en detrimento de su compañero Ricardo Fernández de la Puente, cuyo merecido prestigio como servidor público y político de fiar parecían condenarlo a representar a Ciudadanos a nivel canario en lo que respecta a la Cámara regional.
La cita secreta
Ya dentro de lo anecdótico, llama la atención la importancia dada a la reunión entre Román Rodríguez y Enrique Arriaga en un restaurante de Las Palmas de Gran Canaria, sobre el cual ambos protagonistas responden Según Arriaga, “se trata de un encuentro debido a mi nueva responsabilidad al frente del partido a nivel regional, pero que en este caso se aplazó por las restricciones debidas a la pandemia”, circunstancia corroborada por Román Rodríguez, quien, no sin cierta chanza, añadió que “en ese restaurante llevo acudiendo unos 30 años, y si hubiera querido mantener una reunión secreta le garantizo que habría escogido otro lugar”.
Resta recordar la complicada situación política por la que atraviesa Fernando Clavijo, un político marcado por sus eternos problemas con la justicia y que acaba de anclar el futuro más próximo de Coalición Canaria al llamado caso Reparos, en el que la Fiscalía Anticorrupción ha realizado graves acusaciones.
Otra más de Clavijo pese a la que está cayendo
Primero era si Nueva Canarias volvería al redil nacionalista, o vaya usted a saber si era que Casimiro Curbelo se había curado del espanto causado por la escasísima confianza que sus ataduras al PP de Teodoro García Egea (el de los huesos de aceitunas, ya saben), pero Fernando Clavijo sigue amenazando con agravar la situación de Canarias con rumores de inestabilidad.