el charco hondo

El cafre

El cafre no sabe si está en nivel uno, dos o tres; y si está al tanto, cosa poco probable, ni conoce las restricciones ni pregunta (para qué, si se las va a saltar). Lleva cuarenta fines de semana metiéndose en casa con otros tantos, porque a él, cafre de larga duración, le importa una higa que los colegas muten en bomba bacteriológica cuando el lunes vuelven al trabajo. Su patrón de comportamiento retrata a un tipo que se crece incumpliendo; le pone jugar con fuego, su estupidez es ignífuga. Al cafre no le hace falta un disfraz o una peluca para sumarse a un botellón o liarla en un piso. El problema no es la peluca, el peligro es la cabeza que la lleva. Los cafres avivan las sucesivas olas, y lo hacen sin necesidad de disfrazarse. No se permitirán una excepción estos días, harán lo habitual, los veremos copa en mano haciendo el ganso, yendo de mesa en mesa, sin mascarilla, lo de siempre, sean o no las fechas del carnaval sin carnaval. También estos días algunos estudiantes reincidirán en el error de juntarse en plazas o parques, nada que no suelan hacer al caer la tarde. Y, lamentablemente, también este fin de semana habrá contagios que asomarán en las estadísticas en diez o catorce días; como siempre. Los irresponsables seguirán siéndolo, otra cosa es dar por hecho que los responsables -una inmensa mayoría- enloquecerán bajo los efectos alucinógenos de una boa, una máscara o un poco de purpurina. Adultos o no, también estos días los cafres serán un problema; pero los colegios, peluquerías, panaderías, murgas, institutos, farmacias, corales, comercios, empresas y particulares, que están sumándose a la posibilidad de hacer un guiño al carnaval cuando compren el pan, se acerquen al banco, trabajen, cojan el tranvía, lleven a los chiquillos al cole o bajen al súper, merecen que no se les prejuzgue y condene dando por hecho que van a liarla porque son unos descerebrados. No lo son. La inmensa mayoría va a seguir comportándose como lo ha hecho estos meses, conscientes de que lo que no puede ser ni puede ni debe ser, respetando, cumpliendo, siendo responsables. Si fuésemos una panda de descontrolados no habríamos llegado a febrero con estos datos. Mañana algunos cafres darán la nota, no harán una excepción por ser fechas de carnaval; pero la mayoría responsable se regalará una sonrisa saludable. No podremos evitar que también este 12 de febrero el cafre esté a otra cosa, porque -como ha dicho Dani Rovira- el que era gilipollas antes de la pandemia ahora lo es mucho más; pero no debemos permitir que los irresponsables nos marquen el paso, porque no nos representan.

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