conversaciones en los limoneros

Juan Rumeu: “En España quienes nos gobiernan juegan con la salud y el futuro de la gente”

Ha sido productor cinematográfico, industrial tabaquero, promotor inmobiliario, filántropo, lector empedernido de Shakespeare, viajero
Foto: Fran Pallero

La vida de Juan Rumeu de Lorenzo Cáceres (Santa Cruz de La Palma, 1946) no cabe en un libro. Ha sido productor cinematográfico, industrial tabaquero, promotor inmobiliario, filántropo, lector empedernido de Shakespeare, viajero. Su lema es, precisamente, una frase de Shakespeare, que más parece de Churchill: “Nunca arruines tu presente por un pasado que no tiene futuro”. Amigo del célebre Dino de Laurentiis y de su famosa esposa, Silvana Mangano, coprodujo tres películas de éxito, fue un fijo en la dolce vita madrileña, que allí se llamó movida, intervino en proyectos filantrópicos muy importantes y hoy es uno de los seis consultores medioambientales acreditados que existen en Canarias y vicepresidente ejecutivo de la Asociación Canaria de Consultores Medioambientales. Ahora participa en proyectos relacionados con el medio ambiente en España, norte de África y Senegal. Pertenece a una conocida y apreciada familia tinerfeña. Su padre, Pedro Rumeu Mandillo, fue distinguido tras la Guerra Civil. Siendo cabo realizó acciones relevantes, muy por encima del mero cumplimiento de su deber. Fue distinguido con la Medalla Militar Individual, cuyas insignias le costeó el pueblo de Santa Cruz de Tenerife, y terminó su carrera militar como general. Juan, su hijo, a quien tengo frente a mí en Los Limoneros, es un hombre culto, prudente y con unas amistades increíbles: los Anson, Aznar, Bardeau, Cela, Martín Ferrand, José Luis de Vilallonga, Victoriano Valencia, Luis Trujillano, Vicente Escrivá; se me haría muy larga la lista.

-Juan, ¿cómo resumo yo todo esto?
“No sé, tú eres el profesional”.

-Voy a empezar por el cine.
“Intervine en la producción de tres películas junto a Dino de Laurentiis y su hija Francesca, que se casó con un hijo de Vicente Escrivá, José Antonio. Una de ellas fue Tuareg, con guion de mi amigo Alberto Vázquez Figueroa y basada en su extraordinaria novela”.

-¿Y las otras?
“Slugs y La Grieta. Las dos obtuvieron premios Goya a los efectos especiales”.

-Viviste hasta una aventura vaticana.
“Y me di cuenta de los grandes intereses que existen, incluso en la Iglesia Católica. Llegué a la antesala del papa Juan Pablo II en Roma. Tuve reuniones con nuestro embajador ante la Santa Sede y sacamos, el productor Alfonso Aguyó y yo, un disco con los poemas sociales del pontífice polaco, cantados por intérpretes españoles, que paradójicamente donde se vendió como un cañón fue en Colombia y en otros países de Latinoamérica, porque en España sólo nos pusieron pegas. Al papa le encantó el disco. Estuve en Roma con mi socio productor y con Lorencito Bruno, mi amigo del alma, que abría todas las puertas”.

Foto: Fran Pallero

-Con esa vida escribo yo una novela. Por cierto, tengo las mejores referencias de tus tres hijas.
“Confieso que he vivido, ¿se dice así? Tengo tres hijas fantásticas de dos matrimonios. Mónica es brillante y con dedicación a proyectos sociales muy serios; Alicia lleva una vida apacible y tiene unas cualidades personales extraordinarias. Es una gran repostera, hace un brownie que te chupas los dedos. E Isabelita, fruto de mi segundo matrimonio, ha terminado Educación Infantil y se prepara para ejercer su vocación, todo un ejemplo de superación. Y permíteme que hable de mi mujer, Yayi, que es, sencillamente, un regalo que me ha traído paz y tranquilidad”.

-¿La vida ha sido generosa contigo?
“He pasado por malas rachas. Un constructor, en connivencia con un banco, me hizo perder un hotel en Tenerife. Me metí en la industria del tabaco, después de mi experiencia en CITA. Creé la marca Candela, un tabaco magnífico que consumió hasta el presidente Chirac. La materia prima la elegía nada menos que Álvaro González, el mayor experto en tabaco que ha existido en las Islas, además de una bella persona. Y así te podría contar docenas de cosas”.

-¿Quién fue tu maestro en la vida?
“He tenido varios, pero no me puedo olvidar de Luis Zamorano Thais, un hombre emprendedor, sensible y generoso. Y culto. Tenía una colección de más de quinientos quijotes en una biblioteca especial en su casa. Y la mejor colección de sellos de Canarias. Mira, hay isleños de los que la gente sabe muy poco. Álvaro González llegó a vivir en un apartamento en Park Avenue, en Nueva York, que era suyo. Los vecinos de ese edificio se reúnen para ver quién puede residir en él y quién no”.

-¿La gente del cine es tan artificial como dicen?
“Hay de todo. Silvana Mangano, por ejemplo, fue una amiga de verdad. Una vez invité a cenar con Silvana a José Carlos Tavío, que estaba enamorado de ella. Platónicamente, claro. No se lo creía, ¡verse frente a su adorada actriz! Con ella pasé momentos estupendos, como amigos y nada más, era mucho mayor que yo, en Madrid, en Los Ángeles. Recuerdo que Lucía Bosé era su gran amiga en España”.

-Por cierto, ¿qué opinas de Podemos? Y perdona que cambie de tema tan drásticamente.
“En Podemos hay buena gente. No todos, claro, porque existe cada elemento que hay que echarle de comer aparte. El problema es que la oposición política y las asociaciones empresariales deberían actuar con más determinación ante este desgobierno. Nuestros gobernantes están jugando con la salud y el futuro de la gente. Sólo se preocupan de sus tácticas políticas, de la propaganda y del marketing. Y de conservar sus privilegios”.
(Asistió a cacerías; en una de ellas participaba el rey Juan Carlos. Recuerda algunas de faisanes en el Reino Unido, en una finca de Jorge Bardeau, una familia austriaca y española, para quienes tiene palabras de agradecimiento y de amistad. Eran tiempos de mucha actividad social. Pero él rinde culto a los emprendedores: “Aquí tienes a uno, Mariano Ramos (propietario de Los Limoneros); Ramón Villalba, que fue presidente de Asinca y que ahora fabrica plásticos reutilizables; y otros, como Pedro Luis Cobiella, Martín García Garzón o los fallecidos Paco Ucelay y Julián Sáenz. Y otros de los que podemos disfrutar, como Fernando López, Paco Gómez, José Fernando Cabrera. Muchos”.)

Foto: Fran Pallero

-Políticamente, ¿por dónde andas?
“Yo soy un liberal, en toda la extensión del término; personal y político”.

-¿Te gustan los que gobiernan ahora desde Madrid?
“No, ni me gusta el narciso mentiroso, ni el otro, que nos lleva al pasado. A lo mejor podemos salir de este laberinto, pero va a ser difícil. Y en Canarias no nos damos cuenta de que Marruecos se codea ya con la alta política europea, de que Agadir tiene una estructura concebida para rivalizar con Canarias, ni de que en Marruecos los chinos no han entrado sino mucho capital norteamericano y europeo. Cuando aquí las empresas cierran, en Marruecos el Gobierno les inyecta dinero, como en Alemania y otros países de Europa, para que sobrevivan. Nuestro Gobierno no reacciona, a pesar de la legión de políticos y asesores que mantenemos. No se apoya a la hostelería ni al turismo con acciones directas, sino con aplazamientos fiscales que no sirven para nada”.

-¿Un político canario?
“A Casimiro Curbelo tendríamos que hacerle un monumento a la eficacia y al sentido común. Es todo un ejemplo de hacer política, pero genera demasiadas envidias. Yo le pondría su nombre a una cátedra. Es resolutivo y está en contacto con su pueblo”.

-Desde hace años te preocupa el medio ambiente. Y te has convertido en un experto.
“Uno de los factores que más deteriora la Naturaleza es el hombre. La deforestación, la contaminación del aire y del agua, el calentamiento global son las consecuencias del estilo de vida que impera en la sociedad”.

-¿Es el combate de todo esto lo que ha hecho nacer a las organizaciones de consultores medioambientales?
“Sí. Y han adquirido el compromiso de desarrollar, mantener y aplicar criterios de sostenibilidad ambiental y social en todas aquellas actividades que se encuentran bajo nuestro control e influencia”.

-¿En qué trabajas en este momento?
“He estado asociado con una empresa francesa fabricante de tratamiento de residuos, trabajo también en proyectos de aguas residuales con algunos ayuntamientos canarios y en Senegal colaboro con inversores en sistemas y plantas de tratamiento. Hay mucho que hacer”.
(Juan Rumeu es discreto. No quiere hablar mucho de sus acciones filantrópicas en España y Guatemala. En este último país realizó un proyecto escolar precioso, que se cargó el Gobierno del dictador Ríos Montt, por envidia, y se apropió de la idea. En Madrid colaboró con el jesuita Jaime Garralda y su fundación Horizontes Abiertos, desde 1979 a 1990. “Puedo decir que conocí a un santo”, comenta. Garralda trabajaba con drogadictos y expresidiarios, ayudándolos a reinsertarse socialmente. Prefiere contar que le vendió dos edificios en el centro de Madrid al Banco Santander, o que tenía el ático más bonito de la capital de España. Y cuando le pregunto si existe conciencia ambiental en la sociedad canaria, me dice:).
“La conciencia ambiental es la base de todo. Es una filosofía de vida que se preocupa por el entorno natural que nos rodea y lo protege. Desde la asociación nos proponemos ayudar a que el planeta no se destruya, aportamos el compromiso de acciones y responsabilidades para hacer un uso racional de los recursos que la Naturaleza nos ha donado. ¿Qué es romántico? Sí, pero es que yo soy un romántico”.

-Los ayuntamientos tienen mucho que decir en todo esto.
“Está claro, porque los ayuntamientos, hoy en día en España, son el primer frente en la defensa del medio ambiente y están evitando, con sus ayudas a la ciudadanía, una reacción social violenta por la falta de recursos que esta situación provoca. Ayuntamientos como los de Candelaria, La Orotava, Adeje y Santa Cruz son un ejemplo. Estamos muy mal y algunos de arriba no se dan cuenta”.

-Ya he hablado de tu padre en la introducción. Qué orgulloso debes estar siendo hijo de un condecorado héroe de guerra.
“Y una buena persona. Mi casa siempre estaba llena de gente que pedía favores. Nos llevaban de todo; hasta gallinas, en agradecimiento. Tuvo una carrera militar brillante, de soldado a general nada menos. Y fue un hombre muy querido en Santa Cruz, sobre todo”.

-¿Echas de menos la farándula, la vida social?
“Cada cosa tiene su tiempo. Yo ahora soy muy feliz, hago una vida tranquila gracias a la estabilidad que me da mi mujer y, aunque antes me divertía mucho, cada cosa tiene su tiempo”.

(“Nunca arruines tu presente por un pasado que no tiene futuro”. La verdad que me parece una buena reflexión. Naturalmente que hablamos de muchas cosas más. Incluso de un viaje de ambos a Bruselas en donde le conté a Juan episodios de la intolerancia española, contemplando las inscripciones de la Grand Place. Y donde comimos –nos hartamos— de mejillones en una calle adyacente. Y donde nos entrevistamos con un comisario europeo para hablar de tantas cosas. Y donde vimos a los lobbies actuar en los pasillos de los edificios oficiales. Y donde lo pasamos francamente bien, entre políticos que defendían a España de verdad, en medio de aquella jungla. Aquí eso de los lobbies sería un delito de lesa patria).

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