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Los “No Carnavales” del 2021: motivos para la tristeza y la esperanza

"No es el momento. Hay que ayudar a quienes realmente están mal y necesitan más. Habrá más Carnavales, seguirán toda la vida", dice Maxi Carvajal, presidente de Diablos Locos
Así se vivió la iniciativa #YoMeMandoLaPeluca. FRAN PALLERO

Si los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife del 2020 se celebraron en condiciones extrañas, bajo una calima histórica, pocas semanas después se confirmó que los del 2021 serían, cuanto menos, aún más raros. Pero están resultando tan raros que, de hecho, ni siquiera se están celebrando.

Una ausencia tristona para la mayoría de ciudadanos canarios y que representantes de sectores involucrados, como murgas u hostelería, coinciden en lamentar, pero también en asumir como parte de una necesaria recuperación de la sociedad.

TRISTEZA

El presidente de Diablos Locos, Maxi Carvajal, y el director de Bambones, Primitivo Rodríguez, coinciden en sendas entrevistas con Efe en que la ausencia de las fiestas de invierno es extraña y se lleva mal y con resignación, pero ambos entienden también la importancia de “apechugar” con lo que Carvajal ha denominado el “frenazo en seco”.

En condiciones normales, las murgas nunca desconectan del proceso creativo y piensan en disfraces y letras justo después de que finalicen las fiestas (en algunos casos antes incluso de que acaben) y comienzan los ensayos formales el primer día de septiembre de cara al Concurso de Murgas.

“Es una forma de vida. Acaba un Carnaval y ya estás en otro, te surgen ideas, empiezas a componer canciones, comienzas a hablarlas… Y por abril o mayo, te pones a escribir”, explica ‘Primi’ Rodríguez.

Sin embargo, Carvajal recuerda que este pasado junio se dijeron todos en la organización que la vida seguía y que, “como siempre” debían seguir activos para la sociedad.

Así fue: los Diablos Locos han grabado vídeos -uno de ellos, publicado en octubre supera las 100.000 reproducciones-, han participado en campañas solidarias, como las de mascarillas solidarias y las de pulseras, cuya recaudación donaron a Jáslem, una asociación de apoyo a personas con Síndrome de Down, y ahora organizan la venta de un suéter.

Las redes sociales han supuesto un “desahogo” popular y han permitido mantener “viva” la ilusión de que la pandemia de covid-19 y sus consecuencias pasarán “pronto”, según Maxi.

“Pronto”, de hecho, fue el título de uno de los vídeos que los Bambones publicaron durante el confinamiento. “Aunque, al final, no fue todo tan pronto”, ironiza con cierta tristeza su director, Primitivo Rodríguez: “Era lo que tocaba. A nosotros nos gusta hacer todo juntos, y es la peor época para el ‘todos juntos’. Aun así, tratamos de dar ánimos y de concienciar”, añade.

RAREZAS PREMONITORIAS

Los Carnavales de 2020 ya fueron raros y, en cierto modo, hasta premonitorios. En aquel periodo hubo incendios forestales en Gran Canaria y Tenerife, cuyas extinciones fueron especialmente difíciles por los episodios de calima, fuertes vientos, mala mar y altas temperaturas registrados en las islas, que impidieron un tránsito aéreo normal y la reanudación de la actividad escolar.

El Carnaval de Día del domingo 23 de febrero se celebró en Santa Cruz de Tenerife bajo alerta por una calima que dejó al aire de la capital tinerfeña como uno de los peores del mundo en esa fecha, según estableció el World Air Quality Index, entre un manto de polvo del Sahara como no se recordaba desde hacía 30 o 40 años.

Los incendios en el norte de Tenerife (Los Realejos, Santa Úrsula, Puerto de la Cruz y La Orotava) obligaron a desalojar a un millar de personas, desalojos que también se produjeron en Gran Canaria, debido al fuego en la Degollada de Tasarte, en el municipio de La Aldea, que arrasó con 1.000 hectáreas.

Poco después, el abismo de la pandemia de covid-19. El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez (CC), anunció a comienzos de octubre pasado que se cancelaban oficialmente las fiestas del Carnaval porque no se daban las condiciones adecuadas para acometer cualquier preparativo, dada la compleja organización del Carnaval.

El pasado viernes 12 de febrero debieron iniciarse las fiestas grandes tras la Cabalgata anunciadora, y hoy 15 de febrero, sería el Lunes de Carnaval. Concluiría todo el próximo 21 de febrero, Domingo de Piñata.

ECONOMÍA Y OPTIMISMO

El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife es una Fiesta de Interés Turístico Internacional, tiene -o solía tener- un impacto económico medio en la ciudad cercano a los 35 millones de euros y en el 2019, por ejemplo, 170.000 turistas la visitaron durante las dos semanas de fiestas y dejaron unos 11 millones de euros, según estimaciones de la Sociedad de Desarrollo.

Unas 400.000 personas asistieron al concierto del cantante dominicano Juan Luis Guerra y 4.40 el Sábado de Piñata de los Carnavales de aquel año, según las cifras oficiales del ayuntamiento, lo que representaría casi el doble de la población de la ciudad (204.856 habitantes) y el 44 % de la población de la isla (904.713). Récord histórico.

Iván Álvarez, empleado del Café Platillo, en Santa Cruz de Tenerife, calcula para Efe que, en las dos semanas grandes de las fiestas, y en condiciones normales, la hostelería produce unas ganancias en bruto equivalentes a casi dos meses, entre unos 2.000 o 4.000 euros, según el negocio.

Aunque también ha matizado que esas ganancias tardan en verse porque, entre otras cosas, se ha de pagar antes que nada al Ayuntamiento y, poco a poco, a los proveedores.

Lo que dejen de cobrar todos los negocios de hostelería de Santa Cruz de Tenerife en estas fechas, se quedará sin cobrar. “No han dicho nada sobre ayudas por el cierre de Carnavales”, añade.

Álvarez ha explicado que los horarios en esa época cambian para asumir mejor la noche, que prácticamente no abren por las mañanas y que, además de que los camareros pueden doblar turno (conformes y pago mediante), también pueden contratar a alguien en los horarios nocturnos.

Esta rutina es radicalmente distinta este año. De hecho, las restricciones por la COVID-19 en la hostelería entre el 12 y el 22 de febrero, como su cierre a las 22.00 horas, además de otras en anteriores ocasiones, han supuesto un drama para el sector.

¿Optimismo? El socio del Platillo está lejos de ser optimista: “Hay gente que está aguantando con lo mínimo. La mitad de la hostelería que no haya cerrado, cerrará”, concluye.

Tanto Diablos Locos como Bambones no necesitan ayudas públicas. Rodríguez (Bambones) asegura que ellos ni siquiera han pedido nada porque realmente no les hace falta, y los gastos corrientes en estos meses han oscilado entre los 10 y 20 euros de luz, agua y mantenimiento de cuenta corriente.

“No estaríamos de acuerdo en que se diera dinero público para nosotros. Preferimos que se destine a quienes realmente lo necesitan”, ha concluido Rodríguez al respecto.

Carvajal (Diablos Locos) ha reconocido que finalmente su ayuntamiento les entregó a todos el 80 % de su cuota habitual, lo que considera en su caso innecesario porque no habrá precisamente Carnavales este año, más allá de que ciertas murgas sí tengan gastos importantes durante el año, y otras, eso sí, que no paguen nada.

“No es el momento. Hay que ayudar a quienes realmente están mal y necesitan más. Habrá más Carnavales, seguirán toda la vida. Llevo 50 años saliendo a estas fiestas, a nadie le van a gustar más los Carnavales que a mí. Pero no dejo de pensar en que hay cosas más importantes”, ha subrayado Carvajal.

¿Optimismo? “Hay que serlo, hay que creer en algo”, asume Rodríguez, quien confía en los dirigentes políticos para que, entre otros asuntos, se cumplan los plazos previstos de las vacunaciones. Esperan un próximo año más o menos normal, y con Carnavales. Carvajal (Diablos Locos) remata: “Más por el bien de todas las personas que por las fiestas”.

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