A Gonzalo no le tocaba trabajar ese día. No tenía por qué acudir al Hospital Princesa de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid). Sin embargo, fue. Llegó a las 14:15 horas, se puso el uniforme y se fue a ver a Sergio, enfermero (en la foto principal, en una de sus intervenciones en Antena 3) en el mismo centro, que se encontraba comiendo en la sala de descanso junto al personal de Urgencias. Y, de primeras, no lo atacó. Esperó, pacientemente, a que acabara. Después, se acercó y discutió con él. No fue sino el prolegómeno del crimen. Tras intercambiar algunas palabras subidas de tono, lo degolló con un cuchillo y lo apuñaló en un ojo. Le rajó los testículos y le produjo heridas en el abdomen.
Un trabajador intentó auxiliarlo en la sala de estar, pero no lo consiguió. Sergio murió mientras su agresor, Gonzalo, se atrincheraba en una habitación del centro sanitario. Poco tiempo después era inmovilizado y detenido por los policías nacionales que se encontraban en Urgencias. “Ha sido un suceso horrible, incomprensible, tremendo, que además se ha hecho contra una persona conocida en la ciudad, un sindicalista”, ha lamentado el alcalde de Alcalá de Henares, Javier Rodríguez Palacios.
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