Natural de Las Palmas de Gran Canaria, Judith Pezoa finaliza sus estudios de Canto y Piano en el Conservatorio de Las Palmas con las máximas calificaciones. Proviene de una familia de músicos, lo que la ayudó bastante en su carrera profesional. Ha sido reconocida internacionalmente y tiene a sus espaldas varios premios y distinciones. Hoy es catedrática de canto en la Escuela Superior de Canto de Madrid. Su voz no pasa inadvertida tanto para los que aman la ópera como para los que no. Esta entrevista se realizó el viernes pasado, Día mundial de la Voz, algo en lo que Judith Pezoa, desde luego, es una privilegiada.
-¿Cómo le dio por cantar?
“La música siempre ha estado presente en mi familia. Mi padre tenía un grupo y hacía giras por todo el mundo, y mi madre cantaba Zarzuela en el cine, así que digamos que la música la llevaba ya en el ADN. Cuando nos reunimos toda la familia siempre cantamos. Empecé a estudiar piano en el conservatorio y a los 13 años mi madre me propuso ir a una escuela para educar la voz y hasta ahora”.
-Pero, claro, por mucho que a mi me guste la música o mi familia sea de músicos, si no tengo cualidades… poco puedo hacer.
“Claro que tienes que tener cualidades, pero también es verdad que la voz se puede educar sobre todo en el canto lírico”.
-El apoyo de su familia ha sido fundamental para una profesión tan sacrificada ¿no? ¿No preferían que estudiara una carrera?
“La verdad es que no. Cuando estaba en el instituto le dije a mi madre que quería estudiar Matemáticas o Arquitectura, pero tenía que ir a estudiar a Tenerife y estaba tan contenta con mi profesora de canto que fue lo que me echó para atrás. También me dedicaba por las mañanas entre 8 ó 9 horas a estudiar piano y por la tarde canto, así que no tenía mucho tiempo”
-¿Es muy sacrificada la vida de cantante?
“Mucho. Fíjese que cuando tenía que dejar piano para septiembre para poder aprobar en el Instituto me pasaba todo el verano tocando el piano. Yo tengo las manos pequeñas y tenía que hacer ejercicios porque no llegaba a la Octava. Además, cuando empecé no tenía piano y mi madre me dibujó uno en un cartón y así empecé a practicar hasta que con el tiempo mi padre me regaló un piano vertical. Pero mire, una vez que te metes en la profesión es apasionante. Cuando te metes en los roles de los personajes que tienes que interpretar en la ópera es todo pasión. Lo mismo ocurre con la Zarzuela, un género al que no se le está dando importancia y es parecida a la ópera. Pero todo esto hubiera sido mucho mas difícil sin el apoyo de mi familia”.
-¿Es solitaria la vida de una cantante?
“Mucho. Mire cuando estaba terminando la carrera me escuchó un señor y me recomendó irme a Italia a una clase magistral de Luciana Serra, una de las grandes de la música. Y me fuí sola. Vas a clase y después al hotel porque claro aunque conozcas a gente al final te tienes que cuidar la voz. No puedes coger frío y cuando actúas lo mismo. Por la mañana ensayo, por la tarde actuación y por la noche cenar y al hotel porque tampoco puedes cansar la voz. De todas formas yo sabía que sería así, porque a mi padre le pasaba lo mismo cuando se iba de gira y nos tenía que dejar a mi madre y a mí en Gran Canaria”.
-Para poder ser alguien en la música a nivel internacional ¿hay que salir de Canarias como hizo usted?
“A ver, no es necesario. En Canarias, afortunadamente hay dos conservatorios estupendos. Yo me formé en Gran Canaria y, además, tenemos excelentes profesores referentes en muchas especialidades, pero si aconsejo a las niñas que quieren ser cantantes que miren fuera. Acudan a clases magistrales y se presenten a concursos. Es cierto que es una carrera que cuesta dinero, pero hay muchas más posibilidades ahora que las que había antes”.
-¿Ha tenido dificultades en el mundo artístico por ser mujer?
“Es verdad que el mundo del canto es masculino, pero no tenemos este tipo de problemas porque se necesitan roles masculinos y femeninos; barítonos o sopranos. Las cosas están cambiando y cada vez se ven más mujeres directoras y compositoras. Por ejemplo, la fundadora de la Escuela de Superior de Canto de Madrid fue Lola Rodríguez de Aragón”, una mujer”.
-¿Cuál es el rol más complicado o el que más le transmite que ha interpretado?
“Sin duda, el más complicado es el de la Reina de la Noche de La Flauta Mágica. Son dos Arias, madre mía, de locura, que si no tienes la nota que es el Fa sobreagudo no tienes nada que hacer y, además, en la segunda Aria hay ocho, así que imagínese. Después, una de mis primeras óperas que siempre estará en mi recuerdo es Gilda, de Rigoletto. Una ópera que mis padres me habían regalado en VHS y que siempre veía. Mi sueño era interpretarla alguna vez y cuando lo conseguí fue muy emocionante. Y otra de las obras complicadas es la Violetta de la Taviata porque hay tres sopranos distintas en la misma obra”.