Nuestro Archipiélago siempre fue objeto de mitos e idealizaciones, siendo colocado en la literatura clásica en pleno océano Atlántico, más allá de las Columnas de Hércules, que la tradición sitúa en el estrecho de Gibraltar, o los restos de la antigua Atlántida de Platón, o incluso se piensa que son las islas donde crecían los preciados frutos del Jardín de las Hespérides. Como su situación geográfica las situaba en aquellos tiempos fuera de las fronteras del mundo conocido, los pensadores, historiadores y filósofos del momento, siempre las mencionaban en cuentos como las “islas afortunadas”, siendo múltiples las menciones en la narrativa griega, romana e incluso posteriormente, de la mano de otros visitantes y autores ya entre los siglos XIV al XVIII.
Es indudable que “los isleños” somos afortunados por vivir en esta maravillosa tierra, poblada por gente fantástica, con un clima paradisíaco y formando parte de España y de la Unión Europea. No obstante, esto no resulta suficiente cuando analizamos los datos económicos y máxime cuando se sufre el golpe de una crisis económica y social como la que se ha generado por la pandemia, habiéndose magnificado su efecto sobre las Islas por arrastrar problemas que son estructurales y casi endémicos que no se han solucionado durante décadas. A saber, entre otros: un tasa de paro que ronda el 25% (un 40% en el caso del paro juvenil, esto es, menores de 25 años), es decir, el doble que la media nacional; un PIB que retrocedió en 2020 un -20% y -14% en el primer trimestre de 2021 vs -11% y -4,3% en el conjunto nacional, con el mayor nº de ERTES del país; con un 18,2% de tasa de abandono escolar siendo un 10,2% la media de la UE y un 16% la nacional; el 16% de la población en Canarias está en situación de pobreza severa, viviendo con ingresos inferiores a 5.914 €/año para hogares unipersonales, y 12.419 €/año para hogares con dos adultos y dos menores según el estudio de EAPN-ES. Adicionalmente, el salario medio es el más bajo de España, situado en 1.281 €/mes, acusando una caída del 12,8% interanual.
No obstante, no quisiera aguarles EL DIA DE CANARIAS y no todo es negativo: Canarias, a raíz de la Gran Crisis Financiera y las medidas de control del déficit público y techo presupuestario de las Administraciones Públicas, hizo bien los deberes y saneó sus cuentas, situándose entre las 3 CC.AA. con mejores ratios en términos de capacidad de gasto y endeudamiento, junto con el País Vasco y Navarra. Esta solvente capacidad financiera, unida a nuestro valioso Régimen Económico y Fiscal (REF), deberían servir de palancas impulsoras de cara a la recuperación de la actividad económica.
Es una obviedad que si bien en ciclos expansivos, la dependencia del sector turístico (1/3 del PIB aprox.) es beneficiosa en términos de crecimiento económico y creación de empleo, se pone de manifiesto, una vez más, que supone una enorme debilidad en etapas de crisis económicas, con un profundo impacto negativo sobre el bienestar de las familias canarias. Es aquí donde sale a la palestra la imperiosa necesidad de diversificación del tejido productivo de las Islas. Respecto a este viejo cometido no implementado aún por gobierno alguno, resulta que ahora se parte en condiciones ventajosas para no dejar pasar una oportunidad única: hago referencia al paquete económico de ayuda aprobado por la Unión Europea, más concretamente a los Fondos NEXT GENERATION EU para España y por ende Canarias. Estamos hablando de 750.000 millones de euros para el período 2021-26, de los que nuestro país recibirá 140.000 millones, de los que 72.700 millones son subvenciones a fondo perdido y transferencias directas, y el resto préstamos reembolsables. Los instrumentos para su implementación son el Mecanismo para la Recuperación y Resiliencia (MRR) y los fondos REACT-EU, que complementan a los ya existentes Fondos Estructurales (FEDER), la PAC, el Horizonte Europa y el Marco Financiero Plurianual.
Para acceder a estos fondos, el gobierno autonómico debe hacer bien los deberes y remitir proyectos de inversión viables y estratégicos a los respectivos Ministerios y el gobierno central a la UE, de forma que se pueda maximizar su utilización, que gira entorno a 4 ejes contemplados en el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR): (i) Transición ecológica, (ii) Transformación digital, (iii) Igualdad de género y (iv) Cohesión social y territorial, que a su vez descansan sobre diez políticas “palanca”. Hay estimaciones que apuntan a que Canarias podría recibir incluso más de 4.000 millones de euros entre MRR y REACT, ojalá se consiga.
Queda mucho por hacer y “milagros isleños” existen por otros lares: estúdiese el caso de Singapur durante los últimos 30 años, en el que se apostó por relaciones comerciales estratégicas, su puerto marítimo, control de la corrupción, su sector financiero, por su modelo y sistema educativo, inversión social en vivienda y salud, incentivos económicos para la atracción de inversión extranjera, inversión en capital humano cualificado y atracción de talento internacional, seguridad ciudadana, diversificación de la actividad productiva creando polos de excelencia empresarial y de investigación, transición energética a energías limpias y autosostenibilidad, civismo, responsabilidad social corporativa, etc., etc.
Como se suele decir, “hay trenes que pasan una única vez en la vida”: no nos podemos permitir el lujo de perdernos éste y conseguir cambiar las cosas. Las generaciones futuras lo merecen.
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