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José Acosta, exmodelo: “El verdadero patrón de la moda es el cuerpo humano”

José Acosta, tinerfeño, emprendedor de la moda, exmodelo de Armani, Zegna, Dolce&Gabbana y Cardin
José Acosta, tinerfeño, emprendedor de la moda, exmodelo de Armani, Zegna, Dolce&Gabbana y Cardin. | Sergio Méndez

Puede que ustedes opinen, cuando lean esta entrevista, que José Aurelio Acosta Méndez (Santa Cruz, 1980) ha vivido muy deprisa. Y lo de que nació en Santa Cruz es un decir, porque aunque sea verdad él se considera tanquero. Es decir, un hijo del municipio de El Tanque. Incluso fue pregonero de sus fiestas patronales en una ocasión. Jose Acosta, sin acento en el nombre, es un destacado emprendedor en el sector de la moda. Iba para médico, pero una enfermedad truncó su acceso a la facultad. Estudió la carrera de fisioterapeuta, pero la moda le tiraba demasiado, por lo que percibo. Fue modelo de Armani, de Hermenegildo Zegna, de Dolce&Gabbana y de Cardin, entre otros de los grandes. Se fue a China, vivió 10 años en Pekín. Conoció a su mujer, modelo, cuando ambos trabajaban para Armani, en Milán. Su mujer se llama Patzy Espert y es valenciana. Tienen dos hijos, Candela, de 8 años, y José Ángel, de 4, que es español y norteamericano porque nació en Miami, donde sus padres trabajaron también unos años. A continuación del nombre de José Acosta, convertido en diseñador, puede añadirse una coletilla: el arte de diseñar a medida. Al menos eso he leído en una revista. En China creó fábricas de ropa que ahora trabajan para ellos, para sus empresas familiares: Jose Acosta Style, sastrería para hombres y ahora con una línea para mujer; y Soul and Style, que trabaja con productos orgánicos y reciclados. Me regala una bolsita para guardar las mascarillas, creo que de algodón reciclado, con mi inicial. Gracias.

-Cuando te conocí, hace como diez años o así, ni siquiera había nacido tu hija.
“Es verdad, fue en el restaurante La Cazuela, nos presentó un amigo común y yo trabajaba entonces en China”.

-Otro canario más de la diáspora que acaba en su tierra.
“Te lo voy a contar. Cuando nació la niña vimos que la polución de Pekín iba a acabar con ella, así que hicimos las maletas, dejamos las fábricas a gente conocida que ahora trabaja para nosotros y nos fuimos a Miami. Pero yo le digo a todo el mundo que como en Canarias se vive en pocos sitios. A mi mujer también le encantan las Islas, así que decidimos volver”.

-Mucho tiempo fuera. No las has disfrutado.
“Es verdad, me fui a los 22 y volví a los 40. Ahora tendremos tiempo; aquí estamos encantados”.

-Procedes de una familia humilde, pero muy culta.
“Mi padre fue conductor del Bibliobús. Se pasaba el día leyendo y recomendando libros por todos los pueblos. Mi madre era telegrafista, muy apreciada en el Cuerpo de Telégrafos. Están jubilados. Yo soy el único chico de cuatro hermanos”.

-Te tiraba tu tierra.
“No sabes hasta qué punto. Yo fui uno de esos que han querido poner a Canarias en el mundo, con toda la humildad. Sé que existen muchos emprendedores por el estilo. Ahora incluso colaboramos con varias ONG con dinero, alimentos y otras iniciativas. Todo el mundo debe tener una vida digna”.

-¿No aspiras a hacerte millonario con la moda?
“No es mi estilo precisamente. El dinero no sirve para otra cosa que para vivir”.

-¿China o Italia? ¿Dónde está hoy la capital de la moda?
“Buena pregunta. China dio dos saltos. Uno en tiempos de Mao; otro en las Olimpiadas del 2008. Todo cambió con la apertura. Ahora casi todos mis clientes son gente del Ibex 35, pero también he diseñado uniformes para los empleados de Marriott y Ritz-Carlton porque la moda no tiene fronteras. Todo es moda. Y en cuanto a Italia, las grandes firmas están ahí, pero ¿dónde se confeccionan las prendas? ¿Dónde está fabricado tu iPhone? En China”.

-Jose, me han dicho que lo difícil de la creación de la moda está en los patrones. ¿Es verdad?
“El patrón es el cuerpo del cliente. Ahora se ajustan más las prendas, porque la moda te lo marca. No se puede ir por la calle disfrazado, sino que hay que procurar ser tú mismo en cada momento. Tienes que dar una nota ante los demás, tu propia nota. Ir bien, en una palabra”.

(Tiene un excelente sentido del humor. Me dice que los chinos se comen todo lo que tenga cuatro patas, menos las mesas. Y es cuidadoso a la hora de emitir opiniones: “No, no quiero herir a nadie, es una broma”. Cuando le digo que se defina, para eso del antetítulo de la entrevista, responde: “Pon que soy un emprendedor de la moda”. Pero es mucho más. Le pregunto que si existe un protocolo, unas tendencias determinadas a la hora de crear o quizá haya que aprovechar el momento).

“Vamos a ver. Respetar el protocolo está bien, pero romperlo –dentro de ciertas normas- es todavía mejor. Y sí, es bueno aprovechar las ocasiones, pero sobre todo respetarlas”.

-¿Qué es lo más raro que te han pedido?
“Un cliente, padrino de cierta boda, me pidió que le diseñara y le confeccionara un traje rosa. Seguramente vio alguna película en la que alguien asistía a una boda con un traje de ese color”.

-¿Y lo hiciste?
“Le hice el traje, sí señor”.

-¿Existe una reina de las telas?
“Existe y se llama lana. El secreto está en las fibras naturales”.

José Acosta, tinerfeño, emprendedor de la moda, exmodelo de Armani, Zegna, Dolce&Gabbana y Cardin. | Sergio Méndez

-¿Cuándo se produjo el boom de la moda?
“Ha habido varias épocas, pero para mí los setenta y los ochenta fueron años paradigmáticos”.

-No has querido abrir tiendas. ¿Por qué?
“Porque no es mi estilo de trabajo. Mi tienda está en la maleta, en los muestrarios y en la tableta. Y en Internet, claro; en Soul and Style.es porque sabrás que ahora se hace un traje a medida por Internet, pero, atención, es absolutamente necesario saber interpretar las medidas que tomas, por eso no lo puede hacer cualquiera”.

-¿Un sastre es un sicólogo?
“Por supuesto”.

-¿Sabes por qué lo digo?
“Lo sospecho, porque nosotros, los especialistas en moda, sastres o no, nos pasamos la vida averiguando y resolviendo lo que realmente desea el cliente”.

-¿Por qué no fuiste médico, que es lo que te gustaba?
“Yo quería dedicarme a la medicina para ayudar a la gente. Pero tuve la desgracia de que, cuando iba a entrar en la facultad, sufrí un neumotórax. Y no me pude matricular”.

(Dicen que las personas altas y delgadas son más propensas a sufrir esta enfermedad que las demás. Y Jose Acosta es muy alto y muy delgado).

“Me quedé en la lista de espera para entrar en la facultad y no me llamaron y entonces me decidí por la fisioterapia, que nunca ejercí de forma profesional aunque dirigí brevemente un gimnasio. Estudié mucha anatomía y no veas lo que tiene que ver la anatomía con la moda. Me familiaricé con el cuerpo humano y eso me ha valido un montón para interpretar la estructura en el diseño de las prendas”.

-Hubieras sido un gran médico, Jose, seguro.
“No sé, a veces pienso que soy un tipo demasiado sensible. Cuando trabajaba en Dolce&Gabbana me llamaban “quiriqueto”, que creo que en italiano significa monaguillo”.

-Tú parece que no eres de los que se olvidan de su tierra.
“No, cuando vivíamos en China yo venía de vez en cuando a Tenerife. En uno de esos viajes fue cuando te conocí. Mi familia estaba tan comprometida con China que hasta mi padre, un hombre como te he dicho muy culto, aprendió muchas palabras de chino. Me dejó helado cuando lo escuché. Pero, claro, esto me tiraba mucho. Las etiquetas de la marca José Acosta Style son recreaciones del Teide. Es un logo que interpreta nuestra montaña. No, nunca pude olvidarme de las Islas, es verdad”.

-¿Echas de menos tu tierra, allá arriba en la montaña? El Tanque es un lugar precioso.
“Estoy seguro de que nuestro destino será vivir un día en un terreno que tenemos en el pueblo, con una casa cómoda y trabajando desde allí. Hoy es posible. No sé cuándo ocurrirá, pero sí me veo en el pueblo”.

-Hombre, imagínate lo que para El Tanque significaría que un diseñador de moda famoso en el mundo trabajara desde allí.
“Manolo Blahnik tiene una casa en La Palma, una isla que visita con frecuencia. ¿Por qué no? Mi mujer y yo somos personas muy familiares, vivimos pendientes de nuestros hijos. Y en Tenerife estamos bien”.

-¿Siempre fuiste así?
“Sí, sí. De pequeñito yo ordeñaba las vacas. Mi abuela fue la que más intervino en mi trayectoria infantil y yo le decía a los amigos que me invitaban a ir por ahí: “Miren, el día 6 de enero, aunque vengan los Reyes Magos, las vacas tienen que seguir comiendo. Porque si no comen no darán la leche que necesitamos para venderla y vivir”. No sé si lo entendían o no. Pero mis verdaderos amigos, de los que realmente aprendí, era gente de 70 y 80 años. La sabiduría que da la vida”.

(Colabora con un refugio de animales en El Hierro. Y Juan Inurria, abogado y amigo de ambos, que asiste a la entrevista, apunta que “en realidad la vida es aquello que te pasa mientras respiras”. Para este hombre joven, Jose Acosta, la vida es todavía muy corta, pero los proyectos son muy grandes. Sus relaciones con China le crean un futuro prometedor).

-¿Y la calidad? Porque dicen que los chinos no brillan precisamente por hacer uso de ella.
“En China hay de todo. Tecnología punta, confecciones con telas maravillosas, diseños que ni te los esperas, fábricas muy rigurosas en cuanto a calidad. Y luego hay otro mercado, que no tiene nada que ver con esa gran calidad. Pero en todas partes ocurre lo mismo. Y conste que yo también fabrico en España, donde se hacen las cosas muy bien”.

-¿Cómo era tu vida en Pekín?
“Trabajo, trabajo y trabajo para mis clientes en España y en otros países. Vivíamos en un apartamento alquilado e hicimos muchos amigos y, sobre todo, muchos contactos. Pero ya te digo que la polución de Pekín era insostenible, sobre todo para mi hija pequeña, y decidimos probar en Miami. Yo había ido a China como modelo y acabé como industrial de la moda. Había vivido unos años en Milán y la diferencia fue grande, la verdad. No porque fuera mejor ni peor vivir allá, sólo era distinto”.

-¿Te fue bien, viviendo en la Calle Ocho, pura Cuba?
“Era muy pintoresca. Sí, me fue bien, pero queríamos tranquilidad y Miami tampoco es un modelo de mesura, así que decidimos establecernos en Canarias porque ya te dije que a Patzy le encantan las Islas. Y al fin y al cabo también era mi sueño”.

(Quedan atrás su bachillerato en La Salle, su infancia con sus tres hermanas, puede disfrutar de sus padres y repite que quiso aportar a Canarias “la humildad que me enseñaron y los conocimientos profesionales en materia de moda que adquirí, que es una actividad fantástica y que nos permite también vivir y ayudar a los demás”).

-Pues nada más que añadir, amigo.

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