bÚsqueda de anna y olivia

El Ángeles Alvariño deja el Sur y vuelve a buscar lejos de Santa Cruz

El buque oceanográfico, cuya marcha estaba prevista inicialmente para el inicio de esta semana, sigue trabajando 24 horas al día en busca de las niñas desaparecidas en la Isla
El Ángeles Alvariño a su llegada al Dique del este hace ocho días
El Ángeles Alvariño a su llegada al Dique del este hace ocho días. Sergio Méndez

El Ángeles Alvariño, buque que el Instituto Español de Oceanografía ha puesto a disposición de la investigación que persigue dar con el paradero de Anna y Olivia, las niñas de uno y seis años de edad, respectivamente, desaparecidas en Tenerife junto a su padre desde el pasado 27 de abril, abandonó ayer la deriva que lo llevó más al Sur para volver a centrarse en las aguas situadas frente al término municipal de Santa Cruz de Tenerife.

Eso sí, fue una jornada prácticamente monotemática dado que, en información deducible del registro de sus movimientos, navegó durante horas y horas sobre la misma zona, situada a mayor distancia de la costa que donde centró su principal actividad durante los primeros días transcurridos tras sumarse a esta investigación.
Desde que hace ocho días zarpó del Dique de Este para indagar durante las 24 horas del día por si los fondos submarinos cercanos a la vertiente este de Tenerife permiten despejar alguna incógnita sobre el tema, el Ángeles Alvariño dejó bien claro que su prioridad pasaba por las aguas situadas en un sector comprendido desde, digamos, frente al Cabildo hasta delante del suroeste del término municipal capitalino, y a una distancia que va desde algo menos de una milla náutica hasta poco más de 6,5. Los motivos eran claros, y pasan por los cálculos sobre cuándo perdió la cobertura telefónica el padre de las niñas esa noche tras zarpar en una lancha de su propiedad desde la Marina capitalina, pero sobre todo por el combustible usado. Ello no ha impedido que, con el paso de los días, se dedicase algún esfuerzo al lugar donde apareció al día siguiente la lancha en cuestión, vacía y a la deriva frente al Puertito de Güímar, sin duda arrastrada por las corrientes dominantes desde que se quedó al pairo.

Lamentablemente, el lugar más prometedor no puede ser peor. Se trata de una zona plagada de precipicios submarinos y fondo rocoso que, no en balde, siempre se usó como una suerte de oficioso vertedero marino para hundir las embarcaciones inservibles y similares.

Salvo que el nuevo rumbo de ayer haya provocado alguna novedad que no haya trascendido, la campaña del buque oceanográfico se agota, al menos en lo que respecta a lo previsto, que pasaba porque mañana o pasado pusiera punto y final a su presencia por estos lares.

“Los que lo conocemos seguimos creyendo que está en Sudamérica”

Toni Herrera, amigo de Tomás Gimeno, el padre de las niñas desaparecidas en Tenerife el pasado 27 de abril, se hizo eco de que la familia de las pequeñas mantiene la esperanza de encontrarlas pronto con vida, una constante desde el primer instante en las comunicaciones surgidas del entorno de la madre, Beatriz, y que coordina su portavoz, el presidente de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills”.

“Los que lo conocemos [a Tomás] seguimos creyendo que se fugó a Sudamérica con ellas. Además, sabemos que la Guardia Civil está investigando ahora otros barcos que hicieron movimientos extraños, pero está claro que esto no es fácil, todo lleva un proceso y no es tan rápido como quisiéramos”, declaró Herrera al ser cuestionado a este respecto en Cope Canarias.

No en balde, la familia de Gimeno tiene negocios en países sudamericanos, y consta que Tomás tenía buenos contactos en lugares como, por ejemplo, Perú.

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