
El buque Ángeles Álvariño, del Instituto Español de Oceanografía, permaneció ayer atracado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife después de que una avería en su equipamiento le obligase el pasado sábado a suspender sus trabajos de rastreo por los fondos submarinos en relación con el caso de las niñas Anna y Olivia, ausentes junto a su padre desde el pasado 27 de abril. Salvo complicaciones no deseadas, todo apunta a que hoy lunes retomará unos trabajos a los que su tripulación se ha entregado durante las 24 horas de cada día desde que el domingo 31 de mayo comenzara con las mismas, y que han resultado claves para resolver un caso que ha conmocionado a la opinión pública española en general y a la canaria en particular.
Fuentes de la Guardia Civil confirmaron ayer que el buque oceanográfico, que por primera vez se utiliza en España para buscar personas desaparecidas, seguía parado en el muelle de la capital tinerfeña, adonde llegó el día anterior tras detectar una avería después de 13 días continuados de rastreo.
El buque llegó a Canarias desde su base en Vigo el pasado 30 de mayo para incorporarse a la búsqueda por mar de Tomás Gimeno al día siguiente, justo después de celebrar una reunión con los investigadores de la Guardia Civil asignados al caso. En aquel encuentro ya se estableció como área principal de búsqueda una zona situada frente al término municipal de Santa Cruz de Tenerife, no muy lejos de donde zarpó aquella noche en su embarcación de recreo (una lancha llamada Esquilón) Tomás Gimeno, contra el que se ha dictado ahora una orden internacional de búsqueda como presunto autor del doble homicidio de sus propias hijas.
El Ángeles Alvariño tenía previsto abandonar la isla cuando el pasado lunes halló en el fondo del mar una bombona de submarinismo y un edredón que se identificaron como pertenecientes a Tomás Gimeno.
Ello motivó que se prolongase su labor de búsqueda y el pasado jueves localizó a unos 1.000 metros de profundidad y a unas tres millas náuticas de distancia (poco más de 5,5 kilómetros) dos bolsas de deporte atadas a un ancla, en una de las cuales se halló el cuerpo sin vida de la mayor de las pequeñas, Olivia. La otra bolsa estaba rota y vacía, pero se teme que allí estuviera el cadáver de la pequeña, Anna.
Precisamente, el pasado sábado, cuando el barco tuvo que parar su labor de rastreo, se conoció el resultado preliminar de la autopsia realizada a Olivia, según la cual la niña falleció de un edema pulmonar agudo, y se divulgó el auto de la jueza de Güímar con la referida orden internacional de detención contra Gimeno por dos delitos de homicidio agravado y otro en el ámbito de la violencia de género, si bien no se descarta que su cadáver sea encontrado durante la búsqueda de Anna.
Que el buque oceanográfico haya sido capaz de arrojar luz sobre lo que hasta ahora era un misterio y se tramitaba como presunto secuestro parental tiene el mérito añadido de que la zona donde ha tenido que trabajar se caracteriza por los abundantes precipicios y un fondo rocoso que han dificultado extraordinariamente su labor, pese a todo ello coronada por el éxito.