visiones atlánticas

El apaciguamiento

El término fue acuñado con los Pactos de Múnich de 1938, entre la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la Gran Bretaña de Chamberlain y Francia, donde cedían a Alemania los Sudetes, en ausencia de los checos. Regresó Chamberlain a Londres, recibido por multitudes felices y le señaló Churchill: “Tuvo usted para elegir entre la humillación y la guerra, eligió la humillación y nos traerá la guerra”. Que se inició un año después con la invasión de Polonia en septiembre de 1939, luego de ocupar Alemania, Checoslovaquia y Austria, y acabada nuestra guerra civil. Ofrece el “apaciguamiento” de nuestro gobierno sus singularidades. Que en lo sustantivo nos llevan a una deriva con solo escenarios en conflicto, en un momento de crisis sanitaria, económica, social y política.
Afirma nuestro Chamberlain, en mensaje contradictorio con sus actos, que busca justicia y no “venganza”, concordia y no “conflicto”, prosperidad y no “pobreza”; estabilidad y no “desequilibrio”, valentía y no “inconciencia”, democracia y no “ensoñación”. Raptado por los condenados del procés, en su postura golpista y anunciando nueva rebelión. La Sala Penal del Tribunal Supremo, presidida por el juez Marchena, ha emitido Informe a los indultos del procés, negando su viabilidad jurídica. Convertido el Gobierno en cabeza del golpe, se enfrenta a los poderes del estado, a los partidos constitucionales, a la mayoría ciudadana, a los votantes socialistas. Acorralado se mueve en maniobras de dispersión, regresando al pasado de Franco y al futuro 2050. En el presente se le opone la socialdemocracia, Felipe González, Alfonso Guerra, Nicolás Redondo, Joaquín Leguina, César Antonio Molina, que tachan los indultos de políticamente indeseables y jurídicamente ilegales. Se oponen los presidentes socialistas de Castilla La Mancha, García Page, de Extremadura, Fernández-Vara, y de Aragón, Lambán.
En paralelo, la conjunción antiespañola erosiona la democracia, degrada la separación de poderes y la Jefatura del Estado. Ocupa la justicia, las empresas públicas y participadas, la educación y el idioma español, el CIS, el CNI y la TVE. En Cataluña ha dejado de funcionar la democracia, ajena a la Constitución y las leyes y con la economía fracturada. Cuando el imperio de la ley cede, la libertad es la primera víctima. Se ha iniciado el cambio de ciclo con las autonómicas de Ayuso en Madrid. Estamos en la caída de nuestro “supremo césar visionario”, arrastrado en la degeneración democrática del populismo. Que demuele verdad y razón, la nación y las relaciones internacionales con la UE y Marruecos. Que se ejercen apaciguando los conflictos. La portavoz del gobierno cambia lo falso por lo diferente. Iván Redondo, Rasputín del marketing comete el grave error de entrar en escena, arrastrando al “césar al barranco”. Las recomendaciones del virus son correctas, ejercidas a la contra. En la nación, se apacigua el procés, contra su histórico siempre fracasado, luego con Pujol, Montilla, Más y con todos. Debilidad que aprovecha el PNV, eterno desleal, para subir su apuesta.
Nos venden en el marketing del procés, que se actúa como Tony Blair en Irlanda del Norte, con los Acuerdos del Viernes Santo (1998), entre Blair y Berthie Ahren premier de Irlanda, con el apoyo de Bill Clinton. Donde estaba suspendida la autonomía por Tony Blair y tomada por el ejército. Blair era socialdemócrata del ala derecha, como nos cuenta en Tercera Vía, lo contrario de nuestro populismo. Debilidad que nos enfrenta a la UE, que contiene la deriva del sistema judicial y la gestión de los fondos del virus, amenazados por los “austeros”. Hasta Marruecos explota la debilidad de nuestro César, aprovechando sus contradicciones en el procés, para posicionarse en el Sáhara, como en la “marcha verde” con Franco en la cama. Con Ceuta y Melilla se agita la partida.

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