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María Rozman: “Estados Unidos debe mostrar hoy su capacidad para sobrevivir a la polarización que sufre”

La periodista tinerfeña publica 'La democracia de cristal', un libro en el que analiza el paso de Donald Trump por la Casa Blanca y la profunda división política que atraviesa el país
María Rozman
La periodista tinerfeña María Rozman. / José Chinea Noda

La periodista tinerfeña María Rozman conoce bien Estados Unidos. Durante 20 años desarrolló su carrera en el otro lado del océano, una trayectoria que le hizo merecedora de tres premios Emmy. En Univision, Telemundo, NBC y CNN llevó a cabo su labor informativa antes de regresar a la Isla. Premio Taburiente de la Fundación DIARIO DE AVISOS en 2018 y ejerciendo su vocación, y su pasión, en este periódico y en el Grupo Plató del Atlántico al que pertenece, María Rozman se adentra ahora en su libro La democracia de cristal en uno de los periodos más complejos que ha atravesado -y sigue atravesando- el país de la Estatua de la Libertad. El día 11 presenta su ensayo en Madrid, acompañada de Kathleen Kennedy; en julio tendrá lugar la presentación en Tenerife junto al periodista Vicente Vallés, autor del prólogo, y en noviembre será en Nueva York. La democracia de cristal se publica el 16 de junio.

-El asalto al Capitolio del 6 de enero ofreció al mundo una imagen esperpéntica y trágica a la vez. ¿La sociedad norteamericana ha aprendido la lección?

“Lo del 6 de enero fue un punto de inflexión. La democracia en Estados Unidos se halla en un momento tan débil que debe demostrar que puede sobrevivir a la polarización del país. Aún no hay nada que garantice que está a salvo. Continúan las teorías de la conspiración, Trump mantiene que le robaron las elecciones e incluso hay quienes sostienen que volverá al cargo en agosto… Hacen llamamientos a los militares para que den un golpe de Estado. Lo ocurrido en enero aún parece impensable, pero es el fruto de décadas de problemas latentes, y Trump, con su demagogia y su discurso, hizo que saltara la chispa. Esta semana lo dijo Biden: la democracia en Estados Unidos sigue en peligro”.

“Se está dando una purga en el Partido Republicano; a todos los contrarios a Trump los eliminan”

-No hubo un día en el que no nos sorprendiéramos con las ocurrencias, las declaraciones y las iniciativas de Donald Trump al frente del Gobierno. Pero para llegar a la Casa Blanca tuvo un respaldo popular que no puede limitarse a un único perfil de votante. ¿Qué explica que alguien tan controvertido lograse ser presidente?

“Vivimos en un mundo de desinformación en el que priman los discursos populistas. No se puede negar que Trump posee mucho carisma, pero con su discurso no solo atrajo a los más conservadores y a los radicales de extrema derecha. También a una clase obrera que se vio desamparada. Gente que no supo o no pudo subirse al tren del desarrollo y perdió los trabajos. A ese votante obrero, que normalmente no es conservador, se le dijo que se le escucharía, que habría empleo y que América volvería a ser grande. Esas personas, no necesariamente de las áreas rurales, también de las industriales, asumieron ese mensaje. Ese es el voto que se ganó Donald Trump. Algo en lo que falló su antecesor, Barack Obama, que defendía el bien común para la ciudadanía, pero quizás dejaba atrás a esas personas que no tenían la cualificación para optar a los empleos que se han ido creando en la nueva era digital. En definitiva, el éxito de Trump se basó en trasladar un mensaje de esperanza a quienes no la tenían”.

Portada de ‘La democracia de cristal’, de María Rozman, que cuenta con prólogo de Vicente Vallés. / DA

-Con un presidente que gobernó a través de las redes sociales, con noticias falsas y realidades alternativas, ¿estuvieron a la altura los medios de comunicación?

“Donald Trump eliminó los intermediarios con su cuenta de Twitter. De una forma grotesca, para muchos, y hablando sin tapujos, para otros. Los medios de comunicación quedaron relegados a hacerse eco de lo que decía Trump en las redes sociales. Estados Unidos es un país al que le gusta muchísimo el espectáculo. El expresidente lo daba y los medios también se aprovecharon de eso. Trump vendía, siempre ofrecía algo escandaloso, algo nuevo, algo que llamaba la atención. Ahora se acusa a Joe Biden de ser un presidente aburrido, de que ha hecho bajar las cuotas de audiencia. Pero eso es precisamente lo que le hace falta hoy al país. No un presidente aburrido, que Biden no lo es. Lo que ocurre es que tampoco le gustan los shows y los escándalos, como al anterior. Por decirlo de alguna manera: si tienes a un mono haciendo trucos, eso funciona muy bien ante las cámaras. ¿Pero eso se le puede reprochar a los medios? No lo creo, al fin y al cabo, era el presidente de Estados Unidos y era noticia”.

“Donald Trump no solo atrajo a los radicales, también a la clase obrera que se vio desamparada”

-Migración, derechos sociales, reforma sanitaria, medio ambiente, minorías raciales, política exterior… Hay muchos aspectos para criticar el legado de Trump, ¿pero sobre qué logros se fundamenta el apoyo que recibió y que aún recibe?

“Sí que hay logros. Por ejemplo, en la vacuna frente a la COVID-19, al facilitar los medios y el dinero para que se investigase. No en lo relativo a la gestión de la pandemia, ni mucho menos. De cualquier modo, creo que han sido cuatro años muy oscuros en la política de Estados Unidos. Cuatro años en los que el presidente adoptó el ombliguismo, el America First, el aislamiento y el proteccionismo. Todo eso hizo mucho daño. La economía empezó a desplomarse y afectó a toda la gente a la que, en teoría, iba a ayudar. Pero sí, sigue teniendo muchísimos seguidores. Posee un gran poder en el Partido Republicano, que es un esperpento con respecto a lo que un día fue. El año que viene son las elecciones de midterm, de medio mandato, para el Congreso y el Senado, y es muy posible que los republicanos recuperen el terreno perdido. El discurso de desinformación, de o estás con Trump o estás contra América, sigue funcionando. Y también la idea de que cuando los demócratas gobiernan se acerca el coco del socialismo, entendido para ellos como comunismo”.

-¿Es equiparable la figura del presidente número 45 de Estados Unidos a las de los líderes de los movimientos populistas en Europa y, sin ir muy lejos, de la ultraderecha en España?

“Es algo cíclico. Cuando la gente se ve desesperada, busca líderes que prometan que las cosas van a mejorar de un día para otro. Demagogia pura y dura. Se forma un caldo de cultivo, y más ahora, con el coronavirus, cuando se están viendo en situaciones muy complicadas. Cuando llega un líder que está dispuesto a saltarse a la torera la verdad y a decir lo que haga falta para ganar votos, muchos caen en la trampa. Por otro lado, Estados Unidos crea tendencia. El haber tenido a un presidente demagogo y populista ha allanado el camino a otros”.

“A Estados Unidos le gusta el ‘show’, Donald Trump se lo daba y los medios lo aprovecharon”

-¿Cuál es la situación hoy del Partido Republicano? ¿Existe una alternativa más sensata frente a Trump o no se quiere renunciar a su tirón electoral?

“Ese es el mayor problema que tiene el Partido Republicano. Está inmerso en una purga y a todos los que estén en contra del trumpismo los eliminan. Por un lado tenemos al republicano constitucional y por otro al republicano radical, trumpista. Son dos géneros muy diferentes: está el conservador de toda la vida, que cree en la poca injerencia del Estado en los asuntos tanto económicos como sociales, y luego tenemos al conservador trumpista, que no es realmente conservador, sino que es parte de ese movimiento que inició Donald Trump. Un movimiento que tiene tanta fuerza ahora en el electorado. Está tan arraigado que darle la espalda significa perder votos. Y a eso no están dispuestos. De modo que los republicanos que no están a favor de Trump se ven acorralados e incluso se plantean crear una formación independiente alejada del GOP [Grand Old Party, Gran Partido Viejo, como se conoce también al Partido Republicano]. Pero lo llevan mal. Ahora mismo el país está tan polarizado que o votas por el GOP o votas por los demócratas”.

-¿Ha tenido tenido tiempo Joe Biden de mostrar un sello propio o ha estado muy ocupado en deshacer lo que hizo su antecesor?

“Lo primero que ha hecho, sobre todo por medio de órdenes ejecutivas, de decretos, es revertir las políticas de Trump. Dentro de su campaña a la presidencia ha prometido muchas cosas. Por ejemplo, volver al Acuerdo de París sobre el cambio climático, retomar el acuerdo nuclear con Irán… Biden ha entrado en medio de una pandemia, a la que está haciendo frente y esa ha sido su prioridad, pero hay muchas cuestiones pendientes. Por ejemplo, en política exterior. El día 16 se reúne con Putin y está por ver cuál será la nueva estrategia con Rusia. Biden no está por la labor, ni muchísimo menos, de ser tan blando con Putin como lo fue Trump. Luego está el tema de Israel y Palestina. Jared Kushner, yerno de Trump, se puso del lado de Netanyahu. Joe Biden está dispuesto a escuchar a ambas partes y tendrá que tomar, o no, decisiones en ese sentido. En fin, creo que quiere a hacer las cosas de una manera y está apresurándose a hacerlas. El año que viene, como digo, son las elecciones de midterm y lo que no consiga ahora no lo logrará más adelante si pierde la mayoría en las cámaras, sobre todo, en el Senado”.

“El haber tenido un presidente populista en Estados Unidos ha allanado el camino a la ultraderecha en el mundo”

-A Biden lo acompaña Kamala Harris, que es la primera mujer que alcanza la vicepresidencia y tiene un perfil claramente progresista. ¿Eso se reflejará en la acción de gobierno?

“La función de un vicepresidente en Estados Unidos es, básicamente, estar ahí por si al presidente le ocurre algo, aunque lo habitual es que el presidente le asigne una serie de tareas, como hizo Trump con Mike Pence. Así, Kamala Harris está ahora muy implicada en temas como la inmigración, las fronteras o la justicia racial. No cabe duda de que la vicepresidencia ahora cobra mayor importancia, teniendo en cuenta la avanzada edad de Joe Biden [78 años]. Por otra parte, dentro del Partido Demócrata hay divisiones. Biden es un demócrata moderado, algo que se necesitaba para hacer frente a Trump. Pero también existe una facción más progresista, en la que se sitúan Ocasio-Cortez, Elizabeth Warren o Bernie Sanders, que presiona para lograr una agenda más de izquierdas de la que tiene Biden programada”.

-¿Y a medio plazo, considera que tiene más posibilidades de las que tuvo Hillary Clinton para llegar a ocupar la presidencia del país?

“A mi juicio, a la sociedad de Estados Unidos todavía le plantea muchos problemas el decidir que una mujer sea su presidenta. Es un país que ha avanzado de forma notable en cuanto a igualdad, pero aún existe una amplia actitud machista. De presentarse Kamala Harris como candidata a la presidencia, por ejemplo, en 2024, en las primarias de su partido no le faltarían los competidores. Y de ser elegida, cuando tuviese que competir con Donald Trump, si se vuelve a presentar con el Partido Republicano, creo que Trump tendría muchas posibilidades de ser de nuevo presidente”.

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