El alcalde de Granada, Luis Salvador (Ciudadanos), se ha quedado con un solo concejal. Los demás se le han mandado a mudar. Pobre edil si le caen todas las delegaciones. Errejón, de un salto, le ha pegado una patada en el pecho a un hombre de 67 años, enfermo de cáncer, que quería hacerse una foto con él –hay personas con muy mal gusto en España-. Errejón lo niega, con esa boquita chica, pero hay denuncia y la poli anda en eso, a ver si descubre indicios de la pirueta. A Macron le han dado una cachetada, como se la dieron a Rajoy, por lo que yo recomiendo a los políticos que no saluden a la plebe, porque siempre hay alguien entre la servidumbre que les tiene rabia, ¿me entienden? Errejón ha hecho al revés, ha pateado él al hombre de mal gusto que quería sacarse una foto con él en Lavapiés. ¿Habrá barrio más castizo para hacerse un selfie y dar un salto mortal al pecho? Pero hoy mi héroe de este país es Luis Salvador, el llanero solitario de Granada, que se quedó sin concejales en un plis/plas. Se asomó al balcón y gritó: “¡Más vale solo que mal acompañado!”; bueno, no lo hizo, pero debió haberlo hecho, y a pleno pulmón. A mí lo más que me gustaba de Granada eran la Alhambra y el Rey Chico, que era un putiferio de lo más granado, en la subida al Sacromonte; al menos en mis tiempos. Fue con la Transición, yo estaba borracho, grité, con la euforia: ¡Viva Fraga!; y un guardia civil de paisano que andaba por allí con una señorita me llamó la atención. Se ve que era de los que quedaban de viejo. Bueno, pues el alcalde del Rey Chico y de todos los locales de Granada se ha quedado solo. Nunca supe si se debe decir más solo que la una o más solo que la luna.